El copiloto del avión fue tratado por presentar tendencias suicidas

Andreas Lubitz había recibido tratamiento psicoterapéutico hace años -antes de conseguir su licencia como piloto- al presentar tendencias suicidas, según la Fiscalía de Düsseldorf. “Posteriormente hubo más visitas médicas con prescripción de baja, sin que en ella se constataran tendencias suicidas o agresivas”, subrayó la Fiscalía en un comunicado, en el que señala que de la documentación confiscada no se desprende que el copiloto, Andreas Lubitz, tuviera “ninguna enfermedad física”.

Desde entonces y hasta los últimos tiempos, Lubitz estuvo de baja tras otras visitas al médico, “sin que se atestiguaran tendencias suicidas o agresividad hacia extraños”, ha puntualizado la nota, firmada por el fiscal Ralf Herrenbrück.

El copiloto alemán que el pasado martes estrelló de forma voluntaria el Airbus A320 de la compañía Germanwings en los Alpes franceses matando a 150 personas, padecía una fuerte depresión que le habría llevado a plantarse acabar con su vida, tal y como revelan las últimas investigaciones del caso.

Además este lunes se ha publicado el vídeo en el que el copiloto toma los mandos de un vuelo entre risas. En un vídeo de 30 segundos, emitido por la cadena de televisión británica ITV News, Lubitz aparece a los mandos de una aeronave surcando los cielos de Alemania poco antes de comenzar su formación en 2007. Las imágenes fueron grabadas por un amigo suyo al término de su adolescencia y en ellas se muestra sonriente y confiado mirando a cámara durante un par de segundos.

A los 20 años, Andreas Lubitz comenzó su formación como piloto comercial en 2007 en la escuela que la compañía aérea de Lufthansa tiene en la localidad de Bremen. Poco después, la suspendió debido a un “grave episodio depresivo” del que fue tratado durante un año y medio, algo que quedó relegado a un segundo plano debido a sus buenas calificaciones que le llevaron en septiembre de 2013 a ser contratado como copiloto.

En este sentido, en el acta del copiloto del departamento de tráfico aéreo alemán parecen sus problemas psiquiátricos bajo el código “SIC”, que se refiere a la necesidad de que el afectado se someta a “revisiones médicas periódicas”. Sin embargo, acumuló 630 horas de vuelo y su actitud ha sido “impecable”tal y como aseguró el pasado jueves el CEO de Lufthansa, Carsten Spohr, que insistió en que seleccionan de “forma estricta” a sus trabajadores.

Se ofreció dos veces a tomar al mando del avión


La desesperación del piloto del Airbus 320, Patrick Sondheimer, no solo le llevó a intentar derribar la puerta de la cabina con un hacha. Según parte de la grabación que mantuvo desde el exterior con Andreas Lubitz, el capitán le pidió en repetidas ocasiones que abrirera la puerta entre gritos de “¡Por el amor de Dios, abre la puerta!” sin éxito alguno y con el único objetivo de evitar la muerte de 150 personas, incluida la del propio copiloto.

Sin embargo, algo que ha pasado desapercibido en los medios es la insistencia de Lubitz algo que luego seria crucial, y es que a Sondheimer no le había dado tiempo a ir el baño. Tras casi 40 minutos de vuelo, el comandante pidió al copiloto que preparara el aterrizaje, a lo que el joven alemán contesta en un tono casi imperceptible “Ojalá, Vamos a ver” y le insiste hasta en dos ocasiones que fuera al baño. “Ya puedes asumir los mandos”, dijo el capitán antes de abandonar la cabina ajeno al trágico desenlace.

Antipsicóticos y deprendimiento de retina


Este vídeo aparece apenas 48 horas después de que el diario alemán Bildasegurara que Andreas Lubitz quería “cambiar el sistema” y pretendía que su nombre fuera recordado para la posteridad según declaró su exnovia que confesó, además que sufría ataques de ansiedad y pesadillas.

En referencia a esto último, los investigadores alemanes han encontrado en la vivienda de sus padres en la localidad de Montabaur medicación como inyecciones de Olanzapina, un antipsicótico aprobado por la FDA para el tratamiento de la esquizofrenia y Agomelatona, un medicamentoantidepresivo indicado para episodios depresivos en adultos. A esto hay que sumar que según la documentación encontrada, el copiloto sufríadesprendimiento de retina, un problema que le hacía temer el fin de su carrera como piloto.

Estaba de baja y lo ocultó


La fiscalía de Düsseldorf informó el viernes de que Andreas Lubitz tenía un certificado médico de baja por enfermedad que había roto y ocultado a Lufthansa, así como otros documentos que demuestran que estaba en tratamiento psiquiátrico. La aerolínea alemana Germanwings viene a confirmar esta hipótesis ya que ha asegurado que no recibió ningún parte de baja que impidiese trabajar a Andreas Lubitz.

Fuentes de la Fiscalía han negado, en cambio, que en los registros realizados en el domicilio del copiloto alemán se hubiera encontrado una carta de despedida “ni indicios que apunten a un trasfondo político o religioso”. En cambio, sí se han contrado informes que muestran “bajas médicas rotas vigentes para el día de los hechos” y que “ocultó a su empleador y su entorno profesional”.

Semanas en identificar a las víctimas


La Policía de Düsseldorf estimó que el proceso de identificación de las víctimas de la tragedia aérea de los Alpes llevará semanas, dado el cuidado con el que es necesario actuar y la necesidad de esperar a que concluya la operación de rescate en los Alpes franceses.

Según explica la Policía de Düsseldorf en un comunicado, la comisión especial denominada “Alpes”, dirigida por Roland Wolff y formada por alrededor de 100 funcionarios, trabaja en la identificación de las víctimas y también en la investigación de las posibles causas de la tragedia aérea.

Unos cincuenta agentes están dedicados a esta segunda misión desde que se tuvo noticia del siniestro.

Para la identificación de las víctimas, los agentes están visitando, generalmente acompañados de psicólogos, las viviendas de los fallecidos con el fin de encontrar posible material de contraste con los restos que se rescaten de la montaña, como muestras de ADN o huellas digitales.

El proceso de identificación de las víctimas, según los agentes de Düsseldorf, puede llevar semanas, dado no sólo al tacto y la empatía con la que hay que proceder, sino también a la obligatoria minuciosidad y la necesidad de esperar a que concluya la operación de rescate en los Alpes franceses.