A ocho días de la fecha que se había escogido para el establecimiento oficial de la mesa de negociación con el ELN, los voceros del Gobierno y la guerrilla aún no logran pasar la página para poder desatascar el proceso y, finalmente, dar las buenas nuevas a la opinión pública. En su opinión, para que se dé un proceso eficiente de paz entre esa guerrilla y Gobierno debe implantarse un alto al fuego de las hostilidades.
La liberación de Odín Sánchez Vs el nombramiento de gestores de paz es, quizás, el episodio más álgido por el que ha atravesado esta naciente negociación. Y, aunque la situación se ha catalogado de disonancia interpretativa, es evidente que sigue siendo un obstáculo que pone en riesgo las frágiles voluntades de diálogo.
Por esta razón, Confidencial Colombia conversó con el analista político León Valencia para entender a fondo cuán compleja es la situación actual.
Desde el principio, Juan Manuel Santos antepuso el retorno de los secuestrados a la libertad para poder dar inicio a las conversaciones. Sin embargo, el ELN siempre ha considerado que el tema del secuestro es una discusión en sí misma que debe incluirse en la agenda de diálogo. Sobre estos planteamientos, Valencia afirma que ambos deben ceder y, si se puede, que sea de manera simultánea, sin mucho debate público. Subraya que la controversia en Colombia hace más difícil tomar decisiones.
El director de la Fundación Paz y Reconciliación, hizo énfasis en la necesidad de un cese bilateral una vez establecida la mesa. “El ELN ha dicho que está dispuesto a eso, entonces es bueno que el Gobierno le coja la caña (…) un acuerdo bilateral con el ELN da un mensaje importantísimo: ¡terminó la guerra! Y ya ahí se pueden tomar un tiempo discrecional en la negociación”, afirmó. El problema de no instaurar un cese de hostilidades, recalca, es que la guerrilla seguirá delinquiendo invariablemente.
La preocupación fundamental de las regiones sobre esta delicada situación que está sorteando el Gobierno, surge porque se ha vuelto a sentir el accionar delictivo del grupo subversivo en departamentos como Arauca o Nariño, donde se consideraba había mermado el conflicto. Actualmente, debido a los últimos episodios de violencia registrados por medios de comunicación, entre los analistas y líderes de opinión ronda una teoría que lleva a pensar en una profunda fragmentación del ELN, sobre el tema León Valencia afirmó que uno de los grandes dramas con esta guerrilla es que todo se “consulta mucho”.
A diferencia de las Farc, que tienen un mando central, “con el ELN cada cosa hay que consultarla, sobre todo cuando hay diferencias internas, hay que consultarlas con los mismos frentes y eso demora mucho una negociación”.
Finalmente el analista confirmó la teoría diciendo que “hay algunos frentes díscolos con la negociación, pues no tuvieron representación en la mesa y ahora la están reclamando (…) el punto que tiene que definir el ELN es negociar tomando el riesgo que alguna gente se quede por fuera y se divida, o toma la decisión de mantener unido a sus combatientes, no dejar salir a nadie y consultar todo. Así se hace casi imposible la negociación”.