En 1987 Mario Ribero Ferreira presentó a los colombianos una divertida comedia en cine que llevaba por nombre: El embajador de la India, (https://www.youtube.com/watch?v=2urokomDezo) la historia de un hombre que debido a una serie de divertidas confusiones y viendo la oportunidad de salir de una precaria situación económica, se hizo suplantar por un embajador de la India, para de esta forma aprovecharse de la simpatía y solidaridad de las personas y hacerse al tiempo con un buen dinero. Hoy, 27 años después, la historia se repite.*
Dicha historia macondiana, no pasaría de ser una locura creativa, pero poco hubo de esto en el libreto, pues fue una historia de la vida real y por inverosímil que parezca, sucedió tal cual. El embajador en cuestión era Jaime Torres Ortiz, un seminarista que en 1962 se hizo pasar por embajador de la India inventando un falso nombre: Shri Lacshama Dharhamhhaj, y de esta forma engañó a todo el pueblo de Neiva.
Este suceso se entiende en la inocencia de la época, debido a que en ese momento nuestro país era un país que apenas comenzaba su transición del campo al mundo urbano y era muy difícil saber que, por ejemplo, en esa época Colombia, no tenía relaciones diplomáticas con el país asiático.
La película no pasaría de ser una obra de nuestra idiosincrasia cultural, de no ser porque en 2010 el embajador de la India atacó de nuevo, dejando esta vez a la clase alta bogotana en ridículo.
Dicho “embajador” debemos decir que por lo menos si tenía un origen indio. Su nombre es Ravi Singh, un americano de padres indios, que se dedicaba al negocio de la consultoría política, concretamente al terreno de la movilización electoral digital. Un embajador 2.0.
El “consultor”, llegó a Colombia con una misión muy específica: frenar “La Ola Verde”, que tenía en jaque la candidatura del entonces candidato Juan Manuel Santos. Su llegada fue anunciada con bombos y platillos, pues él era el arquitecto de la campaña digital de Barack Obama en 2008, conocida como la mejor campaña de la historia y que entre otros logros, logró movilizar a más de siete millones de voluntarios y que rompió records de recaudación de fondos en internet. La llegada del “Gurú” como se autodenominaba, pues así firmaba sus mails, hacía parte de una serie de medidas, que juntó a la llegada de J.J. Rendón buscaban dar un vuelco a la situación adversa de ese momento.
Como todos saben, la victoria se logró, no se si gracias a sus aportes o más bien a los errores y descoordinación de sus rivales, pero si recuerdo que su aporte más innovador fue un juego online que llevaba por nombre “supersantos” y en el cual él vencía y esquivaba las dificultades para alcanzar una Colombia mejor.
Cómo era de esperarse, los honores no se hicieron esperar y en su momento fue el invitado central en muchas reuniones bogotanas en la que su presencia y su turbante amenizaban los cócteles.
El hermano del Presidente cayó rendido a sus pies, y no lo culpo, pues su puesta en escena era impecable, inclusive yo caí en la trampa, pues me invitaron a abrir un foro en una universidad e intercambiar ideas con él y debo reconocer que me pareció un ser muy simpático y agradable, que sabía lo que hacía. Sin embargo, algo no me convenció, pues él sólo trabajaba con plataforma y productos Windows como parte de un convenio de soporte que tenía. Este hecho chocaba con lo que yo sabía, pues los arquitectos de la plataforma Obama eran personas de Google y Facebook. Sin embargo, hice caso omiso a mis instintos al verlo en CNN hablando sobre sus triunfos y logros y reiterando sus éxitos con Obama y Santos.
Una semana después del evento; www.político.com (el portal digital más prestigioso del mundo y que todo Washington sigue), emitió una noticia en la que desmentían las participaciones y aportes de Ravi Singh en la campaña Obama y en la que a diferencia de lo que se hizo acá, sí se les preguntó a los directos responsables de la campañas para ver si lo conocían, a lo que todos respondieron con un rotundo No. Además, aprovecharon para desacreditarlo en público.
Pero, ¿para qué hacerse pasar por estratega de Obama?, la respuesta es sencilla: “decir que fuiste asesor de Obama es poner dos ceros más a la derecha de lo que te pagarían por el mismo servicio sin haber trabajado para Obama, además del tratamiento de RockStar que esto conlleva”.
Su respuesta a Politico.com fue un mar de confusiones, en la que decía que él sí había realizado algo, mínimo pero importante. Luego dijo que nunca había dicho nada al respecto, a pesar de que yo mismo lo había visto vanagloriarse de esto y lo tenía grabado, pues en mi inocencia quería compartirlo con los alumnos que no habían podido asistir.
Supe que estuvo en Irlanda donde aplicó una novedosa estrategia en donde le quitó la cabeza al protagonista de su juego “supersantos” y se la cambio por la de Enda Kenny (primer ministro Irlandés).
Para mi desgracia tuve que encontrarme con él en Nueva York, en un seminario, en el que él era uno de los oradores principales, pero esta vez sí demostré mi inconformidad. Sin embargo, parecía que ellos también estaban encandilados por el aura que emanaba del “gurú” y fui ignorado. En su conferencia me retiré y fui a perder el tiempo en cosas más productivas.
Mi desgracia llegó a su punto culminante una noche, cuando en la ceremonia de entrega de los premios Victory Awards, la persona encargada por el evento para entregar el premio que gané resultó siendo Ravi Singh. Una broma macabra, no intencionada pues pocas personas conocían mi opinión acerca del “embajador”. Obviamente esto no me amargó la noche.
Hoy ad portas de una elección presidencial y cuando me preparaba para ver cómo en Colombia se podían estar alistando para recibir de nuevo al “embajador de la India”, me enteré de que fue arrestado por tratar de introducir dinero indebido a través de su empresa a unas campañas en San Diego (USA).
Ante esto sólo puedo decir dos cosas:
Esto no sólo pasa en Macondo y
¡De la que nos salvamos!
*Esta columna hace parte del proyecto #aguantavotar de Confidencial Colombia