El fantasma de la guerra química en Irak

¿Mata con cloro el Estado Islámico? Tras la toma de Mosul, combatientes del grupo extremista se apoderaron de una fábrica de armas químicas de la época de Sadam Hussein. Al parecer, hay 2 mil 500 misiles cargados con gas sarín, el mismo elemento usado en la masacre de Damasco en Siria.

El pasado lunes un parlamentario iraquí confirmaba en una rueda de prensa que el Estado Islámico había usado “gas cloro (…) contra 300 soldados iraquíes que murieron asfixiados después de que los terroristas detonaran coches bomba de este gas en el cuartel general del ejército”, dijo frente al Parlamento de la ciudad de Diwaniyah. El miembro del partido islamista Al Dawa culpaba al Gobierno de Irak de no haber socorrido a unas tropas que quedaron atrapadas sin munición durante días. Pero el vicepresidente iraquí salió al paso, defendió la labor de las fuerzas de seguridad y condenó lo que que en la cámara de Bagdad ya se conoce como la masacre de Saqlawiyah y lo definió como un “crimen atroz”.

Sin embargo, los medios de la región apenas se hicieron eco de la matanza y muchos creyeron estar ante una mera estrategia de propaganda. “Todavía no hemos podido confirmar nada”, asegura a El Confidencial el señor Warda, un trabajador de la organización de derechos humanos Hammurabi, con sede en Bagdad. “Estamos hablando con vecinos de la zona afectada y con las posibles víctimas pero es muy difícil verificar la información”, cuenta. Dada la situación de poca seguridad en la provincia de Anbar, donde supuestamente tuvieron lugar los atentados, el señor Warda también cree que pueda tratarse de una táctica del Gobierno “para conseguir mayor apoyo internacional”, confiesa.

Pero esta no era la primera vez que el uso de gas de cloro por los yihadistas aparecía en la prensa. Una semana antes, el reportero de Wall Street Journal, Matt Bradley, contaba en su Twitter haber hablado con el personal de algunos hospitales de la ciudad de Dhuluyia, donde al menos doce personas mostraban síntomas de haber sido atacadas con este gas letal, según explica Bradley, en varios ataques perpetrados por combatientes del Estado Islámico.

¿Podría el Estado Islámico tener armamento químico?

Tras la toma de Mosul, el pasado mes de junio, combatientes del Estado Islámico se hicieron con una antigua fábrica de armas químicas de la era de Sadam Hussein. Según el último informe realizado en las instalaciones en el año 2003, confirma que en los almacenes de la fábrica de Muthanna, ahora en manos del Estado Islámico, había 2.500 misiles de gas sarín, 180 toneladas de cianuro de sodio, un compuesto químico altamente tóxico y 200 proyectiles con gas mostaza en su interior.

Pero Naciones Unidas declaró que el armamento estaba degradado y era de mala calidad después del largo período de tiempo que había estado almacenado. El embajador iraquí de Naciones Unidas, Alhakim, aseguraba que tras la toma de la fábrica Irak no podía proceder a la destrucción de su arsenal químico y que volverían a retomar sus obligaciones cuando mejorase la situación en el país. Material tóxico que, aunque no puede utilizarse actualmente como armamento, sigue resultando extremadamente peligroso.

Iraquíes miembros de una milicia chií muestran una bandera del Estado Islámico tras romper el cerco de Amerli (Reuters).Iraquíes miembros de una milicia chií muestran una bandera del Estado Islámico tras romper el cerco de Amerli (Reuters).

El uso de cloro como arma química

Normalmente, el cloro tiene efectos inocuos en las personas. Es habitual su uso en la purificación y tratamiento de aguas, pero puede ser peligroso si reacciona con el agua en tejidos de mucosas, como en los ojos, las vías respiratorias, creando un ácido que quema ese tejido. Respirarlo altas concentraciones puede resultar letal. Es decir, puede fácilmente transformarse y usarse como arma química y su uso está prohibido por el derecho internacional.

El uso de gas cloro ha sido repetidamente utilizado en la guerra de Siria. La organización contra la Utilización de Armas Químicas (OPCW) confirmó la utilización de este componente por parte del régimen sirio en zonas rebeldes, después incluso de que Bashar al Asad se comprometiera a dejar de utilizar armas químicas contra su población. En agosto de 2013, el régimen de Damasco lanzó gas sarín en el barrio de Ghouta de la capital, donde murieron más de mil civiles inocentes. En abril de ese mismo año, varios videos muestran el uso de gas de cloro en el pueblo de Kafr Zita, cerca de Hama. En las imágenes se puede ver a decenas de personas tosiendo asfixiadas; otras, muestran las canastillas de las bombas de cloro con la inscripción “CL2” en ellas.

Estados Unidos ya alertó de que facciones rebeldes, como Jabat al Nusra, o el entonces conocido internacionalmente como ISIS (Estado Islámico) podrían haberse hecho con arsenales de este tipo de armamento en Siria y utilizarlos en todo el territorio que ahora controlan, en Irak y en Siria. “Sin duda, si todavía quedan armas químicas en Siria, hay un riesgo de que esas armas terminen en manos del ISIS”, declaró Samanta Power, la embajadora norteamericana en Naciones Unidas.

La guerra sucia de Anbar

Y es que, si el Estado Islámico estuviera utilizando bombas de cloro en su lucha por mantener su Califato, este uso no sería nuevo en Irak. Durante la guerra interna de 2006 y 2007 entre las distintas comunidades del país, insurgentes de la provincia de Anbar comenzaron a utilizar camiones bomba llenos de cloro contra las fuerzas de seguridad y contra la población. El cloro es un elemento químico muy fácil de encontrar y, al tratarse de un producto común, no cuenta con grandes restricciones. Es por esto que los insurgentes recurrieron a él con facilidad.

Combatientes kurdos observan el cuerpo de un miliciano del Estado Islámico muerto en el pueblo de Buyuk Yeniga (Reuters)Combatientes kurdos observan el cuerpo de un miliciano del Estado Islámico muerto en el pueblo de Buyuk Yeniga (Reuters).

Durante los primeros meses de 2007, ciudades como Bagdad, Ramadi, Amiruya o Faluya fueron objetivo de distintos atentados de cloro. Al Qaeda en Irak llenaba camiones cisterna con litros de cloro y los hacía detonar con explosivos. Sin embargo, las altas temperaturas restaban efecto a los componentes, quemándolos en lugar de dispersarlos, provocando decenas de heridos. Sin embargo, se utilizó para atemorizar a la población que veía como el grupo yihadista aplicaba nuevas técnicas de ataque. “Los atentados suicidas han utilizado cloro contra los iraquíes de Anbar un total de cinco veces” en menos de un mes, declaraban las fuerzas iraquíes multinacionales.

Fue en esos años cuando la insurgencia demostró ser muy efectiva entrenando a otros grupos yihadistas sobre el terreno, como la resistencia afgana hizo dos décadas antes. Al Qaeda se gestó en el conflicto afgano y, de igual manera, años más tarde combatientes de Arabia Saudí, Siria y el norte de África aprendieron sus nuevas tácticas de lucha en Irak. De hecho, fue en este contexto donde nació el ISIS (Estado Islámico), y donde pudo aprender gran parte de la estrategia de guerra que hoy aplican en Irak y en Siria.