Erika Rodríguez, Abogada de La Casa de la Mujer
Confidencial Colombia: ¿Es pertinente el feminismo en el siglo XXI?
Erika Rodríguez: El feminismo se encuentra vigente. Creo que es necesario que las mujeres continuemos reivindicando las luchas del feminismo porque todavía nuestro sistema de relaciones no es igualitario, entre hombres y mujeres. Pero además no es solo las relaciones entre grupos y mujeres, sino entre los diferentes grupos poblacionales y el feminismo históricamente se ha encargado de visibilizar esas condiciones de desigualdad.
También es necesario que el feminismo se mantenga vigente, porque es un posicionamiento ético ante la vida. Es decir, es una reflexión vital que a las mujeres nos permite ganar en autonomía y en libertad
C.C: Se dice que el feminismo sólo aboga por quienes ‘tienen vagina’ ¿qué cabida tienen los otros individuos en este movimiento?
E.R: Esa es una mala lectura del feminismo. Hay una tendencia a creer que el feminismo es una especie de coco, que es un monstruo y que cuando una mujer es feminista es una mujer que no quiere a los varones, es una mujer que está muy brava o que es una mujer que es fea, que no le gusta arreglarse… por el contrario, el feminismo es diverso; en el feminismo hay mujeres que nos encantan los varones, nos gusta relacionarnos con los hombres, hay mujeres en las que les gusta las mujeres… el feminismo es un sistema de pensamiento que pretende ante todo la igualdad.
C.C: ¿Hay una ‘demonización’ del movimiento? ¿Por qué?
E.R: Hay un fin concreto y es que las mujeres sigamos en condición de subordinación. Es muy común que ahora nos digan ‘feminazis’, pero esto es pretender que las mujeres sigamos silenciadas, invisibilidades y oprimidas, es básicamente un intento por frenar la libertad de las mujeres. Yo creo que todavía nuestras sociedades no están preparadas para que las mujeres ejerzamos nuestra libertad y autonomía, a nuestras sociedades todavía les da miedo que nuestras mujeres hablen y expresen sus derechos, a muchos hombres les da todavía miedo relacionarse con mujeres libres y autónomas.
C.C: A las feministas se les acusa de hipócritas, de inscribirse en el movimiento sólo cuando les conviene y ‘jugar’ del lado del patriarcado en otros escenarios ¿es cierto?
E.R: Yo creo que son estrategias de quienes están en contra de los derechos de las muejres. El feminismo es la posibilidad de pensar otras sociedades, sociedades más justas, más igualitarias, pero creo que ser feminista en una sociedad patriarcal es muy difícil y nos pide a las mujeres muchos sacrificios. Claro es que es patriarcado es un sistema que regula todas las relaciones y cuando tú eres feminista, incluso tienes que aprender a vivir en esos escenarios. Yo no creo que haya mujeres amañadas con el patriarcado, creo que hay estrategias de resistencias al sistema patriarcal que es muy diferente.
C.C: ¿El feminismo discrimina a los hombres?
E.R: En el movimiento tienen cabida todos los seres humanos que quieran una sociedad más justa e igualitaria. Que ahora disputemos el espacio con hombres no significa que los estemos discriminando, significa que estamos ganado espacios en igualdad de condiciones y eso es muy distinto. Y creo que eso es lo que le asusta no solo a los hombres sino a la sociedad en general y es que tengamos las mismas cuotas de poder y las mismas posibilidades de actuar. Necesitamos hombre más reflexivos, dispuestos a abandonar sus privilegios de hombres, privilegios que históricamente han tenido, cuando los hombres estén dispuestos a abandonar esos privilegios van a dejar de sentirse discriminados.
C.C: ¿El patriarcado se está armando de herramientas menos visibles para oprimir a las mujeres?
E.R: Por supuesto, el patriarcado es un sistema de opresión que se recicla y se transforma. Es evidente que cuando las mujeres realizamos acciones de resistencia, hay mismo el patriarcado se reinventa para frenar esas acciones de las mujeres. Es un sistema que tiene acciones concretas y violencias más sutiles y que podríamos denominar como micromachismos que son difíciles de identificar y que están presentes en la cultura.
C.C: ¿Cómo replantear los paradigmas hegemónicos y abrir caminos a nuevas y más humanas maneras de ser?
E.R: Ese es el gran reto. En el fondo está el reto de la transformación cultural… Eso es un proceso lento que nos exige a cada uno retos individuales como miembro de la sociedad para replantearse su lugar en el mundo y nos sugiere retos en lo colectivo porque la cultura la hacemos todos y todas.
C.C: ¿Cómo ser feminista en el siglo XXI?
E.R: Hay que empezar por seguir esa intuición. Cuando una mujer no se siente incómoda con algo, hay ya hay una intuición y yo creo que en este siglo donde hay más apertura y espacios de participación hay que ser feminista aprovechando estos espacios, siguiendo las incomodidades que las mujeres tenemos.
C.C: ¿Cómo reproducen las mujeres el sistema de opresión?
E.R: Cuando dejamos de reconocer la autoridad de otras mujeres, que es uno de los legados del patriarcado –no es culpa nuestra- pero es algo que debemos transformar. Reproducimos el patriarcado cuando educamos diferente a nuestros hijos varones que a nuestras hijas mujeres… para no seguirlos reproduciendo, tenemos que generar mayores lazos de solidaridad entre nosotras, dejar de competir entre nosotras mismas y dejar de educar diferente.