Miriam Leiva conoce bien al Gobierno cubano. Trabajó para él durante 20 años como funcionaria en el Ministerio de Relaciones Exteriores hasta que, en 1992, fue despedida por casarse con el reconocido disidente Óscar Espinosa. En entrevista con ella manifestó su optimismo por las nuevas relaciones entre Cuba y EE.UU.
Fue cofundadora de las Damas de Blanco en 2003, y hoy en día Miriam continúa con la labor que empezó su esposo, fallecido en Madrid en 2013, quien fue acusado de contrarrevolucionario y encarcelado junto a otros presos que acabaron formando el grupo llamado de los 75. Su tarea sin duda alguna es luchar por una vida mejor en la isla.
Optimista con este nuevo deshielo entre Cuba y EEUU, ansiosa porque el Gobierno de la isla dé más pasos para mejorar la vida cotidiana de los cubanos. Miriam nos atiende por teléfono mientras espera que vuelva la luz, “que se fue hace horas”.
PREGUNTA: ¿Cómo se vive ahora mismo en la isla? ¿Ha cambiado algo en estos cinco meses?
RESPUESTA: No hay preocupación por EEUU, aquí la preocupación sigue siendo la vida cotidiana: los salarios que no alcanzan, la comida, que no hay, las tiendas desabastecidas, vamos, lo de siempre. Desde el 17 de diciembre (día que se anunció el restablecimiento de las relaciones entre EEUU y Cuba), ha habido alegría y esperanza. Pero es preocupante que las personas creen demasiadas expectativas y el Gobierno cubano no permita, por ejemplo, las medidas de apertura que quiere Obama, que la familia, las ONG, las empresas americanas puedan ayudar a la población, que puedan enviar medios, abrir más negocios cuentapropistas (persona que sin ser comerciante o profesional vive de su negocio), intercambiar experiencias… Eso sí, están viniendo muchos empresarios, americanos, europeos, japoneses…
El Gobierno tiene aspiraciones muy grandes de inversiones extranjeras. Porque la economía cubana no la destruyó el embargo, sino la mala administración y el derroche. No invirtieron en industria ni en nada, todo está destruido. Ahora pretenden que esos capitalistas, a los que odiaron y de los que hablaron horrores, vengan a salvarle la situación.
P. Es bastante optimista, sin embargo, con lo que este nuevo paso en las relaciones con EEUU pueda traer a los cubanos.
R. Soy optimista siempre pensando que hay posibilidades, pero el Gobierno cubano tiene que permitir que esas posibilidades progresen. Eso depende Cuba, aunque el gobierno sigue siendo el mismo, no me engaño. Cada vez que Raúl Castro habla, recuerda que ellos son los mismos, y que es el otro el que tiene cambiar. Ahora, con la visita de Hollande, dijo que los norteamericanos pueden abrir la embajada aquí pero no puede seguir teniendo relación con la oposición. No pueden moverse, salir a la calle a tener contacto con el pueblo cubano… ¡Quieren mantener lo mismo! Eso es imposible.
P. ¿Se sienten defraudados o agradecidos con Obama por retomar las relaciones?
R. Creo que Obama está haciendo lo que tenía que haber hecho EEUU hace muchos años con respecto a Cuba y al pueblo cubano. Hace muchos años he pensado y dicho que el embargo es absurdo, que justifica la represión, que le sirve de pretexto al Gobierno.
P: ¿Y todos los disidentes piensan lo mismo?
R. No, no, hay disidentes que piensan lo contrario.
P. ¿Hay cierta división, entonces?
R. Ese es el problema, que siempre se habla de división. No es división, es opinión y la hay en todas partes. Ustedes son más que nosotros, cuando hay tres españoles juntos ninguno tiene la misma opinión. (Ríe) Es formidable, me encanta. La diferencia es que ustedes pueden decirlo y nosotros no.
P. ¿Qué le parece el papel que ha tenido el Papa en esta relajación de la tensión?
R. El Gobierno necesitaba ser asistido, ayudado, para poder abrirse. Necesitaba una ayuda. Y eso no empezó con este papa, sino con Juan Pablo II, que vino aquí y ayudó mucho al pueblo cubano gracias a las misas. Entonces la gente pudo ir a una reunión grande, masiva, que no fue convocada por el Gobierno. Y dijo “no tengan miedo”. Eso fue el primer golpe para abrir, quitar el cerrojo a las mentes de las personas. Ahora llega el papa Francisco con una personalidad muy atractiva, que conoce como somos los latinoamericanos y eso ha contribuido y va a contribuir no solo a que Raúl Castro y Obama conversen sino a que se abra a más posibilidades la iglesia católica aquí en Cuba.
P. Ese sería otro avance muy importante, que pueda normalizarse la religión católica
R. Eso parte de las necesidades del Gobierno de buscar una situación distinta, más normal con el pueblo, porque ha habido unas crisis fuertes aquí, tras la pérdida de apoyo económico de la Unión Soviética. Entonces el cubano empezó a abrirse, expresando sus necesidades, sus problemas. Hay varios factores que han hecho que los cubanos se hayan abierto, hayan despertado, y uno es que hay nuevas generaciones que no saben qué paso en el 59 ni antes, ni con las esperanzas ni con lo mal hecho.
P. ¿Qué ha significado la visita de François Hollande?
R. Las relaciones de Cuba y Francia siempre han sido buenas desde el punto de vista cultural, histórico… Aquí hay un aprecio a Francia desde siempre pero nunca había venido un presidente francés. La visita de Hollande, quizá, sea una cuestión interna de Francia, electoral, y también para apoyar a las empresas francesas que hay aquí. Siempre es positivo pero es una cosa más bien simbólica, no le veo otra cosa, porque el comercio con Francia es poca cosa.
P. Hablemos de los derechos humanos en la isla. Dijo Raúl cuando se reunió con Obama que estaba dispuesto a hablar de todo, ¿cree que también de esto?
R. Se habló de los derechos humanos, se habla, pero Raúl es ‘podemos hablar de todo y yo haré lo que me dé la gana’. Porque luego se para ante los medios y dice, ‘vamos a hacer relaciones pero los diplomáticos no van a poder hacer lo que han hecho hasta ahora’. Ir a la embajada americana aquí es absurdo. Desde que usted llega a la esquina del edificio tiene que entregar un carné de identidad cubano para que el Gobierno sepa quién visita la embajada americana. ¿Eso en qué parte del mundo se hace? Cuadro Raúl Castro se ha sentido seguro de que le van a quitar de la lista de países patrocinadores del terrorismo, insulta a los americanos, que no pueden venir aquí a reunirse con los contrarrevolucionarios. Porque para ellos somos mercenarios y contrarrevolucionarios.
La situación de la oposición es muy difícil, ha sido muy difícil a lo largo de las distintas etapas, porque el Gobierno sigue diciendo que son pagados por EEUU. A mí nadie me paga, yo trabajo, con mucho esfuerzo, escribo para fuera porque aquí no me publican. Y la mayor parte de los escritos ni me los pagan porque yo quiero que se sepa cómo está mi país. Pero soy mercenaria y contrarrevolucionaria.
P. ¿Es cierto que la presión con los opositores se ha rebajado en los últimos años?
R. Creo que Raúl Castro ha adquirido métodos más sofisticados, más adecuados al mundo actual. Ya no hay esas condenas absurdas de 20 o 28 años de cárcel por expresar opiniones, como en el 2003, que ocasionó una gran reacción internacional, por ser injusta y absurda. Es verdad, ya no hay tantos años de prisión porque, además, las cárceles cubanas están superpobladas por personas que cometen delitos comunes, por las necesidades, de robo y corrupción. Además, está su intención de mejorar su imagen internacional.
P. ¿Cree que Castro ha decidido empezar a hablar con EEUU por una cuestión meramente económica?
R. Hace mucho tiempo que Raúl Castro pensó que era mejor arreglar las relaciones con EEUU. Entró en el gobierno en 2006 y lo dijo. Parecía demagógico, pero hay una realidad y es que aquí la situación es muy difícil, en la medida en la que Venezuela sigue hundiéndose.
P. ¿Es Venezuela un actor clave también en este comienzo de las relaciones?
R. Además de Venezuela, Castro salió a buscar nuevos mecenas y nunca los encontró. Esto ha hecho que hayan tenido que buscar un acercamiento a EEUU. Pero, además, en EEUU hay una situación distinta porque tienen un presidente que antes de salir electo ya proponía mejorar las relaciones con Cuba. Obama tiene un Congreso y Senado con parte adversa al proceso y tiene que avanzar para dejar condiciones al próximo presidente, suponiendo que sea demócrata, inclusive si no es demócrata, porque hay muchos republicanos que han apoyado desde hace años esta política de Obama. Ahora bien, Raúl Castro tiene que pensar que no solo es la euforia de lo que él logre, si no las condiciones que le impongan para poder avanzar.
P. Ha dicho usted en varias ocasiones que los próximos tres años van a ser cruciales para la isla
R. Raúl está posicionando a los nuevos dirigentes, que no dan la cara todavía. Hay un movimiento de personas en todas las esferas, aunque parezca lento. Aunque aquí la cosa no es democrática, porque el partido decide, el cambio está gestándose y es muy importante.
P. ¿Qué papel juega Fidel Castro en todo esto?
R. Fidel Castro siempre interfiere. Durante un periodo estuvo ausente, pero Hugo Chávez se dedicaba a venir y a sacarlo en foto para decir que estaba vivo y eso era una interferencia. Ahora, con EEUU, es evidente que él no ha obstruccionado nada y quizá hasta lo ha simulado por la situación que tiene el país. Pero no se ha presentado en primera plana porque quiere que, avance o no, quedar libre de todo. Sacó una carta después de pasados casi dos meses del 17 de diciembre diciendo que él no había participado en las negociaciones. Él puso todo en manos de Raúl Castro, sobre todo si salía algo mal.
P. ¿Y qué labor debería ejercer España?
R. El Gobierno español, injustamente, ha tenido que pagar políticas anteriores, como la posición común de la UE y el entreguismo de Zapatero. El Gobierno de Rajoy ha procurado estar al nivel de las necesidades actuales, de una política más de acuerdo con los tiempos, como Obama. Cuba ha estado castigando al Gobierno y a los españoles, pero lo hace porque sabe que las empresas españolas seguirán aquí y no se irán por eso. Se sienten fuertes.
P. ¿La actitud de Zapatero no fue la correcta?
R. Creo que Zapatero jugó un papel muy negativo con respecto al pueblo cubano. Tuve ilusiones con Zapatero, pensé que iba a seguir una política con más sentido común y solo vino aquí a tratar de cambiarlo todo mientras el gobierno de Cuba no le daba nada. Aunque le agradezco a él y a la Iglesia católica cubana la excarcelación del grupo de prisioneros de los 75.
P. Su marido formó parte de esos 75, ¿cómo cree que estaría viviendo todos estos cambios?
R. Estaría muy contento y escribiendo mucho, produciendo ideas, esto fue lo que nosotros, él, durante muchos años quiso y lo que estudió, escribió, analizó, un cambio en la absurda política y relaciones entre Cuba y EEUU para beneficio de nuestro pueblo.
P. ¿Después de tantos años, se siente satisfecha con lo que está viendo ahora?
R. Sí, ha valido la pena luchar pero la situación es muy cerrada y la situación de la oposición en Cuba es muy difícil.
P. Un sueño, una esperanza, un deseo
R. Que todos los cubanos pudiéramos participar en la prosperidad de Cuba.