Comparar a Enrique Peñalosa con algún político de la fauna local es muy difícil. Sin embargo una serie de ficción que está arrasando en Internet puede darnos claves sobre el simil apropiado para el candidato presidencial de la Alianza Verde. Una comparación que promete esclarecer ciertas zonas desconocidas de uno de los políticos más intelligentes y enigmáticos del país.
“Ya no estamos limitados por la lealtad, nos movemos por una sola norma, nunca permitiremos que nos vuelvan a poner en una situación como esta… “Así es como se devora una ballena, mordisco a mordisco”.
Frank Underwood(House Of Cards)
Así comienza House Of Cards, una de las series más atrapantes de los últimos años; producida para internet por Netflix, que causa furor en el mundo, siendo la preferida en Washington, de Obama para abajo. Cuenta la historia de un senador que está dispuesto a hacerlo todo por conseguir el poder.
Peñalosa hoy día puede considerarse un alumno aventajado de Frank Underwood (Kevin Spacey) protagonista de House of Cards; un Senador hábil, despiadado, y calculador. Peñalosa ha aprendido más que nadie de las derrotas; pues de los contendores en disputa, casi ninguno ha recibido más palo y críticas. Lo han tildado de mal político, de fracasado, de perdedor, de corrupto y de soberbio. Hoy sin embargo, se alza en las encuestas y tiene serias posibilidades.
Quizás el gran acierto de Peñalosa es su paciencia, casi monacal, para construir un castillo de naipes, que esta a punto de ponerlo en el solio de Bolívar.
Peñalosa ha resistido, más que cualquiera, los embates de la política tradicional y los vaivenes de la opinión pública. Pareciera que el Peñalosa versión 2014, ha construido de forma casi perfecta su oportunidad definitiva. Su silencio previo a su candidatura, similar al de Santos hace cuatro años, demuestra que aprendió que una campaña no se gana lanzándose antes que los otros, sino en el momento indicado.
Fue esquivo y quizás ausente de muchas de las discusiones que hoy desgastaron a los otros candidatos, llegó para ganar y obtuvo más votos que cualquier Partido en la consulta, asegurándose de paso, la comandancia absoluta de su Partido, esa que había sido tan esquiva y a la que nunca renunció como si lo hicieron sus otrora dos mosqueteros, Mockus y Lucho. El persistió y apoyó a los dos a pesar de que ellos no hicieron lo mismo. El resultado de su constancia es que él es hoy protagonista de primer nivel, mientras Mockus pasó al olvido y Lucho se entregó a la mermelada.
El Partido Verde sabe que Peñalosa es su carta, con los progresistas hundidos en Bogotá, su carta es apostarle a un candidato que se ve bien y que puede mejorar. Eso sí, tendrán que construir una base fuerte y sólida para que cuando vengan los ataques, y estos vendrán con seguridad, la campaña no se desmorone, una base sólida como la que tienen hoy el Presidente Santos y Oscar Iván Zuluaga.
Peñalosa se ha cuidado de tener amigos en todos lados, es observado con simpatía por Uribe y con respeto por Petro y las personas lo ven presidenciable, es decir: “piensan que la banda presidencial se vería bien en él, y sería un excelente embajador en el mundo”. Ha construido un carisma que los otros envidian, no es la ola verde, es menos emocional, pero más racional y confiable.
Quizás su mayor error es su gran virtud, “tener una idea romántica de la política; pensar que los acuerdos son por intereses generales y que no deben interferir los intereses particulares”, porque nada esta más alejado de la realidad. La política es la lucha por el poder y nadie esta dispuesto a entregártelo y renunciar a él sin luchar.
Vienen los debates, su punto flaco pero su prueba definitiva, nadie duda de sus capacidades y si logra hacer un buen papel, sin destacarse pero cumpliendo las expectativas, sería el gran ganador.
Peñalosa ha sufrido pero ha llegado su momento, pues como dice Frank Underwood:
“Hay dos clases de dolor; el dolor que te hace fuerte y el dolor inútil, ese dolor que solo provoca sufrimiento”.
Peñalosa parece de momento que convirtió su dolor en fortaleza, veremos los debates y ver si #aguantavotar por él; de momento sí.