El lancero Santos

Luego de un mes de entrenamiento en la base de Tolemaida, Esteban Santos se convirtió oficialmente en soldado del ejército colombiano. El hijo del presidente recibió de manos de su madre el arma que lo identifica como miembro de la milicia. Imágenes.

El 21 de agosto, la familia presidencial llegó a Tolemaida para “despedir” a uno de sus miembros. En medio de lágrimas y abrazos, María Clemencia, Juan Manuel, Martín y María Antonia acompañaron a Esteban Santos en su incursión al ejército como soldado.

Ese día, Esteban conoció a sus compañeros de cuarto, recibió el plato y la olla donde iba a comer desde entonces y conoció algo del régimen militar. Visiblemente nervioso, el hijo del Presidente asumió la realidad de prestar el servicio militar.

Pero este lunes el clima fue distinto. Esteban ya no estaba nervioso. Fue el primero de los 83 soldados del sexto contingente del 2012 en recibir el arma, comandó su pelotón y gritó las arengar propias del entrenamiento en la milicia.

Soportó junto a sus compañeros, en medio del calor incesante, los honores militares, el himno de la República, la oración patria y los protocolos de una visita de un jefe de Estado a un fuerte como Tolemaida.

Tras más de 40 minutos de permanecer en el campo de entrenamiento, portando el uniforme de lancero que se ganó luego del inicio del servicio, Esteban comandó la primera fila de jóvenes que iban a recibir el arma.

Su padre lo esperó junto al ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, a su esposa y junto a las familias de los demás soldados. Esteban llegó trotando y le ordenó a sus compañeros que detuvieran la marcha.

Santos agarró el arma entre sus manos y se la dio a María Clemencia. Ella, nerviosa, se tardó en tomarla con precisión. Segundos después, se la entregó a su hijo, quien la sujetó fuertemente y la llevó a su pecho. La entrega del arma era oficial, Estaba ya podía llamarse a sí mismo un lancero.

Luego recibió el saludo de su padre, el Presidente, quien lo abrazó y lo felicitó. También lo saludaron el ministro Pinzón y Sergio Mantilla, el comandante del Ejército. Tras los saludos se retiró de nuevo a su puesto.

Luego de entregar el arma a cada uno de los 83 soldados de este contingente, el Presidente se dirigió al país. Señaló que es gracias a la intensa lucha que han dados los soldados en las montañas de Colombia que su gobierno puede hablar de paz.

Dijo que los militares colombianos defienden el orden y la libertad, que nunca han tenido una actitud ofensiva o invasora y resaltó la “alta moral de la tropa”, según le contó al Presidente su hijo Esteban.

Tras la ceremonia, Santos y su familia se reunieron con su hijo, el lancero Santos.