¿Los videos inhumanos del Estado Islámico… sin contenido sangriento? Eso es lo que pide el líder de la organización, Abu Bakr Al Bagdadi ha exigido.
El líder del autodenominado Estado Islámico ha exigido en un edicto que la difusión de las filmaciones de ejecuciones eviten mostrar el momento exacto de la muerte. Según el diario con base en Londres Al Quds Al Arabi, que cita a un responsable de comunicación del ISIS, el autodenominado Califa Ibrahim ha dicho a los responsables de propaganda que los videos deben “tener en consideración los sentimientos de todos los musulmanes y de los niños, que es probable que encuentren desagradables esas escenas (las atrocidades)”.
Ciertamente, desde la decapitación en cámara del periodista británico James Foley, los videos de las ejecuciones del Estado Islámico han ido ganando en brutalidad, pero también en técnica. Para filmar cómo quemaban vivo al piloto jordano Muath Al Kasasbeh utilizaron más de media docena de cámaras, con el propósito de ofrecer un complejo montaje y una sofisticada narración visual. Y en uno de sus últimos clips, los yihadistas emplearon cámaras submarinas para mostrar los últimos estertores de unos prisioneros ahogados dentro de una jaula en una piscina.
En otros videos, el elemento predominante es la teatralidad grandilocuente, como en las decapitaciones colectivas de cristianos coptos en Libia, el ametrallamiento masivo de prisioneros iraquíes, o las ejecuciones a manos de niños verdugos. No es casualidad que, tras conquistar la antigua ciudad de Palmira, en Siria, los yihadistas hayan optado por utilizar el viejo teatro como escenario de algunas de estas atrocidades, perpetradas en público de forma ejemplarizante.
Horror sin mostrar la muerte
Pero esta, una de las marcas de fábrica de la casa, ha sido al parecer vetada ahora por Al Bagdadi, que ha pedido que los videos muestren solamente el comienzo de la muerte, y el momento posterior, pero no la ejecución en sí. Aparentemente, según han podido observar los expertos en foros yihadistas, los simpatizantes de la organización se muestran divididos por la decisión.
Mientras algunos la aplauden, al considerar contraproducentes unos videos que están logrando que gran parte del planeta se agrupe en su contra, otros han protestado, argumentado que el objetivo de esas imágenes no es otro que “intimidar a sus enemigos”. Algo mucho más fácil, creen, si se muestra de forma gráfica lo que el Estado Islámico hace con aquellos que se le oponen.
Algunos observadores, sin embargo, sospechan que los líderes del Estado Islámico están preocupados porque la publicación de este tipo de videos está consiguiendo que los únicos dispuestos a emigrar a los territorios bajo su control sean asesinos y psicópatas, aquellos que se sienten atraídos por este tipo de material, y no el personal cualificado que el Califato necesita para funcionar, que a menudo se siente alienado por las atrocidades del grupo.
Decisión polémica
No ha sido la única decisión polémica tomada recientemente por la organización. En Raqqa, la capital yihadista en Siria, los responsables del Estado Islámico han decretado la prohibición de usar redes wifi de forma privada. Desde finales de la semana pasada, todos los habitantes de la ciudad deberán utilizar cibercafés públicos, donde es mucho más fácil supervisar los contenidos a los que acceden –y sobre todo, envían- los usuarios.
La medida, por ejemplo, dificultará enormemente las actividades de los disidentes, como el grupo “Raqqa is being slaughtered silently” (“Raqqa está siendo masacrada en silencio”), una red ciudadana que regularmente coloca videos y fotografías tomadas en la ciudad, donde denuncian el salvajismo y las condiciones impuestas por los yihadistas.
“Este paso es parte de un intento de la organización de imponer un apagón informativo sobre lo que pasa en la ciudad de Raqqa. Han estado llevando a cabo patrullas y redadas en cafés de Internet, buscando a gente que haya estado transmitiendo noticias”, denuncia el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. “El apagón está siendo usado para impedir que los combatientes extranjeros del ISIS y sus mujeres contacten con sus familias y quieran volver a casa”, afirma esta organización.
Ambas medidas apuntan a posibles dificultades para seguir atrayendo voluntarios al mismo ritmo que el año pasado. No solo eso, sino que se están produciendo notorias deserciones, incluyendo las de algunos militantes de alto perfil, como el británico Mohammed Emwazi, de 26 años (el presunto “Jihadi John” responsable de algunas de las ejecuciones más notorias de periodistas y cooperantes), que huyó del ISIS y se encontraría a la fuga, tratando de llegar al norte de África.