El Madrid golea al Leganés con dos tantos de Bale y uno de Morata. Sigue firme en la tabla pero su juego volvió a dejar que desear. Zidane le dio 22 minutos a James antes de viajar con Colombia.
El Real Madrid de Zidane se parece cada vez más a las superproducciones de Hollywood. Arrasa en taquilla por presupuesto y figuras, pero no convence ni al público ni a críticos. Marcha líder en la tabla con una velocidad de crucero hacía el título, pero su fútbol no enamora ni a afición ni a prensa. El Bernabéu hace tiempo que no ve a un conjunto blanco que desaproveche tanto el talento de sus artistas. Es una máquina construida para ganar, pero su fútbol cada día pierde más adeptos. Cuando fallen los resultados no habrá quien se aguante el cuento. Contra el Leganés, los blancos volvieron a tener una de esas mañanas en las que al hincha le cuesta más de lo debido quitarse el guayabo.
Sus primeros 45 minutos no contribuyeron para nada al asunto. Tampoco el horario matutino, que beneficia a la audiencia china, pero mata a la propia española y olvida a la sudamericana. El caso es que si no hubiera sido por los dos goles de Gareth Bale, el primer periodo de los blancos podría haber quedado más en el olvido que una serie descatalogada en su primera temporada. El galés se puso el traje de Cristiano para tirar del equipo. Porque si fuera por el portugués el Real Madrid solo podría haber ganado el partido a base de quejas. Bale anotó el primero aprovechando un buen pase al espacio de Isco. La defensa del Leganés le dejó campo abierto y ahí el galés raramente falla. Gambeteó a Serantes y definió a placer.
Cuando el Bernabéu ya comenzaba a silbar al filo del descanso apareció de nuevo Bale para cazar, en un balón parado, un rechazo que cayó en el área. Mientras, Cristiano seguía con la pataleta. Desconectado del juego y sin parar de hacer malas gestos. Bale ya había sentenciado el partido y a él se le negaba el gol. Del resto de los primeros 45 minutos no merece mayor mención.
El Leganés apenas intimidaba pero el juego blanco dormía a la masa. En la segunda mitad Zidane se acordó de James. El cucuteño tuvo sus 22 minutos de papel secundario al igual que también reapareció el esperado cerebro blanco Modric -la mejor noticia del día para los blancos-. La melodía mejoró con estos dos violinistas. Sin llegar a ser una sinfonía, el juego sirvió para liquidar el partido.
La conexión Kroos, Modric y James carburó el centro del campo madridista. En una de las triangulaciones el alemán encontró a Morata, que desde hace varios partidos ha destronado a Benzemá. El canterano se deshizo de su marcador para definir con categoría. Su gol sentenció a un Leganés que se fue del Bernabéu como cualquier novato que pasa de visita, con un saco de goles y la sensación de haber merecido más. El Real Madrid de Zidane sigue firme en el liderato. Sin fútbol ni argumentos, pero jornada a jornada suma puntos con la suerte del campeón.