El conjunto del delantero colombiano venció en el duelo italiano a su compatriota Cuadrado en un encuentro con poco fútbol. El duelo de ‘nueves’, entre Bacca e Higuaín quedó en tablas y con un tono descafeinado.
El Milan se acordó en el día de hoy de lo que vale su escudo. Con poco fútbol pero con convicción se impuso a una Juventus que dominó la mayor parte del encuentro, pero que acabó echando en falta a su estrella Dybala por una lesión a los 30 minutos de juego.
El encuentro, más allá de la rivalidad eterna que vivirán los dos conjuntos más potentes de Italia, estaba reservado para el duelo de ‘nueves’ que debía librarse entre Bacca e Higuaín. Los dos capo canonnieri del fútbol italiano actual. Se esperaba mucho de estos dos jugadores que paradójicamente rinden muy por encima en sus clubes que en sus combinados nacionales. El resultado fue un fiasco. En el derbi apenas aparecieron noticias de ellos.
Mereció más en su conjunto una Juventus que llevó el peso del juego pero no terminó de encontrar profundidad. El Milan de Montella aprovechó una de las pocas ocasiones que tuvo en los pies de Locatelli a los 65 minutos, para dar un golpe de autoridad y ponerse a tan solo dos puntos de la cabeza que domina la Vecchia Signora. Los de Turín perdonaron en exceso, y poco a poco cavaron su propia tumba tras la depresión que les supuso el gol legal anulado a Pjanic en la primera parte y la fatídica lesión de Dybala a los 30 minutos. En su lugar entró Cuadrado, pero el colombiano no pudo volver a obrar el milagro como en Lyon.
El resultado deja al Milan más cerca de la cabeza de lo que ha estado en los últimos años. Frente a la Juventus no mostró su mejor juego, pero recordó a la garra que tantas victorias le ha dado en el pasado. Por un día, el Milan volvió pareció el de los viejos tiempos. Su actual posición en la tabla muy probablemente será testimonial.
