“El mundo necesita éxitos, y Colombia puede ser uno de ellos”

Dominique De Villepin, exprimer ministro francés, es capaz de diagnosticar la dimensión histórica que significa un proceso de paz en Colombia, ejemplo que le da a la clase política nacional que no puede -o no quiere- definir la gran oportunidad que se está presentando y continúa con la fijación de vanidades de poder y protagonismo. El político europeo, es su visita a Colombia, habló en Caracol Televisión de la importancia y el giro vital que Colombia puede dar con la consolidación de lo que se discute en La Habana.

El político francés es un conocedor de las realidades latinoamericanas gracias a que la mayor parte de su vida, como lo afirma él mismo, transcurrió en varias capitales del continente americano. Esta vez, en su visita a Colombia, tuvo la oportunidad de expresar su fascinación por lo que está sucediendo en La Habana. “Lo que me fascina del proceso de paz es la importancia que puede generar en todo el mundo”.

De la misma manera comentó cómo el imaginario del pueblo colombiano viene cambiando de la mano de este proceso de paz: “La mentalidad de la gente está enfocada hacia el futuro, están entendiendo que sí se pueden cambiar las cosas”.

Aunque es un defensor a ultranza de este nuevo intento de conseguir la paz, sabe que “toma tiempo, ya que es un proceso muy largo”, pero está seguro de que la paz no tiene reversa: “Me parece que va ser muy difícil volver atrás”.

Su condición de político europeo y conocedor de varios cargos públicos en su país, es una gran referencia para medir el significado que para el mundo tiene este nuevo proceso de paz con las Farc: “La comunidad internacional tiene que medir la responsabilidad que tiene, porque lo que está pasando es Colombia es de gran importancia para el mundo. El Mundo no tiene grandes éxitos: está Sudáfrica, la situación en el sur de India, pero hay pocos movimientos históricos de gran importancia”.

Así mismo reconoce que ésta puede ser una situación única para la historia de los grandes conflictos alrededor del mundo: “Me parece que estamos en una situación histórica y la comunidad internacional tiene que medir el apoyo que puede dar a ese proceso. Es necesario explicar más y más lo que está pasando para que los europeos, los asiáticos, los americanos puedan realmente entender lo que se está jugando en Colombia”.

De Villepin tiene claro que este proceso es político, pero afirma la gran responsabilidad que cada colombiano tiene sobre el mismo: “Claro, el proceso de paz es un proceso político, pero necesita el apoyo de todo el pueblo colombiano. Sé que muchos en la política van con escepticismo, miran las cosas siempre por un lado que no es el histórico, pero tenemos que medir ese proceso, que ya se inició y me parece que puede progresar muy rápidamente”.

El exprimer ministro francés desea que que se viene haciendo en Cuba se extienda para toda la comunidad internacional, por eso cree que “con el apoyo de la comunidad regional, la Alianza del Pacífico y el apoyo de otros países importantes en Europa se puede amplificar hasta llegar a ser un ejemplo”.

Como en cualquier terminación de un conflicto armado, la reconciliación y el papel de los encargados de encaminarla es vital para que sea verdaderamente eficaz, así lo confirma Dominique De Villepin: “La reconciliación siempre es difícil, lo vimos en Sudáfrica. Esto necesita de líderes de gran tamaño, que se olviden de los intereses pequeños de la política y que piensen en el futuro del pueblo”.

Para De Villepin, el mundo ha estado plagado de resoluciones de conflictos inconclusas, por eso es clave para la humanidad un final positivo en el proceso de paz: “Necesitamos éxitos en un mundo que no los ha tenido. Cuando vemos la situación en Siria, lo que pasó en Irak y Afganistán, solo queda crisis y más crisis. Lo que está pasando en Colombia es un elemento de optimismo”.

Respecto a un grupo que no está de acuerdo a la mesa de negociación en La Habana, el político francés reconoció que “en este momento hay que dejar al lado la ideología”, e invitó a “tomar el riesgo de la paz yde la reconciliación”. Pero así como invita a unirse a la paz, es consiente que “muy pocos políticos son capaces de entenderlo”.

Aunque expresó su respeto y admiración por el expresidente Uribe -cabeza de los que no están de acuerdo con los diálogos de paz-, cree que es facilista mantener la posición que en repetidas ocasiones los pertenecientes a su agrupación política esgrimen: “Es tan fácil mantener una posición anciana, dura por razones de principio. La gente no vive de ese modo, quieren políticos que miran la realidad de cada día como es. La realidad es que en Colombia hay una esperanza, una oportunidad para el cambio y hay que ser fuertes para poder verdaderamente acompañar esa evolución”.

Por eso cree que el problema dejó de estar solamente en un ámbito político: “En este momento el problema no es político, es histórico, es la capacidad de poder ver este nuevo movimiento que está creciendo en el país que le cambiará la vida a la gente, eso creará un nuevo futuro para la juventud de Colombia. Ese proceso es más importante que el combate político de cada día”.

A su vez, sabe que todos los campos en los que Colombia puede crecer están al frente de un desafío histórico: “Al final es un desafío social, económico y político, también la lucha contra la corrupción y el narcotráfico. Si este camino de esta esperanza se deja y no vamos hasta el final, eso se va a parar”.

Por otra parte recordó el trabajo que deben hacer tanto los políticos como los encargados de impartir justicia en el país, para que este sueño de paz se mantenga y llegue a una realidad que por más de medio siglo el país viene esperando: “Si los políticos y la justicia no toman el riesgo por la paz, a futuro se verá un país quebrado”.

Y termina dejando en el aíre qué país quieren los colombianos: si el de una guerra eterna o el de uno envuelto en el camino de la paz: “Hay dos países para escoger: el de mantener una guerra civil con un país dividido, quebrado, sin oportunidades; o el de avanzar, ir para adelante y tratar de sacar todas las oportunidades. Me parece que hay que escoger ir hacia la paz. Es más difícil, quizá tomará más tiempo pero es la única posibilidad para el futuro de Colombia”.