Hace 10 días la Fiscalía encontró un informe del Ejército que se mantuvo oculto durante casi 28 años, en el que se revelan detalles sorprendentes de lo ocurrido el 6 y el 7 de noviembre de 1985. El periódico El Espectador tuvo acceso a este documento, que desde ese día es evaluado por los investigadores del CTI de la Fiscalía.
Además del análisis detallado sobre los antecedentes, desarrollo y conclusiones de la operación militar, el informe presenta un diagnóstico de las previsiones y proyecciones respecto a futuras acciones violentas de grupos armados ilegales, acompañado de mapas y gráficos de la forma como se desplegó la tropa y el recuento de qué unidades participaron en la acción. Finalmente la carpeta incluye 19 impactantes fotografías de aspectos claves de lo sucedido: el camión en que ingresaron los guerrilleros al Palacio de Justicia, el armamento decomisado y algunos de los cadáveres de los subversivos.
La primera sorpresa del reporte del oficial Torres Mesa, para esa época jefe del Departamento E-3 del Ejército, es que se constata que se sabía de las pretensiones de la guerrilla de tomarse la Corte Suprema de Justicia, tal como el Consejo de Estado lo ha recalcado en varias sentencias, al condenar a la Nación por fallas en la protección de los magistrados. El documento refiere que desde el 17 de octubre de 1985 se conocían los planes de la guerrilla y que, como consecuencia de esas amenazas, la Policía reforzó la vigilancia al Palacio de Justicia. Además, se lee que el 23 de octubre, a través de un casete anónimo enviado a una cadena radial por un tal “Óscar”, se advirtió que iba a suceder algo por lo cual “el mundo quedaría sorprendido”.
Las revelaciones
La esencia del documento está en sus conclusiones. De entrada se advierte que el supuesto éxito de la operación se debió a que desde el comienzo, en todos los niveles de mando, “desde el más alto hasta el más bajo”, imperó la voluntad decidida del Ejército de “vencer”. Y la principal razón de esa convicción fue que “los puestos de mando de la Brigada y de las unidades tácticas se movieron simultáneamente, permitiendo la dirección y conducción de las operaciones personal y directamente”. Es más, el reporte militar resalta que durante toda la operación se mantuvo “la estructura de mando en los diferentes niveles, canalizando las órdenes, las coordinaciones, el suministro de información y la dirección de la operación”.
Las crudas fotografías
El reporte tiene en sus últimas páginas dos mapas en los que se evidencia cómo fue que la Fuerza Pública aseguró el perímetro que rodeaba el Palacio de Justicia durante la toma guerrillera y 19 fotografías que apenas hoy se conocen sobre el decomiso de armas al M-19, los vehículos usados por la organización subversiva para transportar armamento y hombres, y tres imágenes con la siguiente inscripción: “Cadáveres de algunos cabecillas del movimiento subversivo M-19”. El Espectador se abstiene de publicar dos de éstas por considerar que son demasiado fuertes. En una de ellas aparecen de cuerpo entero dos señalados insurgentes sobre bandejas metálicas y con signos claros de que médicos forenses ya les habían practicado las necropsias.
Lea la investigación completa en el siguiente link: