En la costa se respiran aires de elecciones, las calles están llenas de propaganda política, los edificios están vestidos con las caras de los principales líderes de los partidos políticos y los automóviles se pasean como carritos de “Redbull”, tapizados en los apellidos reconocidos de la región.
En vísperas de elecciones de Senado y Cámara de Representantes la propaganda se centra en los aspirantes al capitolio pero los corrillos de la gente no se preocupan por los futuros dirigentes políticos del congreso, sino que están fascinados por las salidas en falso de los candidatos a la Presidencia, de sus posibles alianzas y de la omnipresente sombra del exmandatario paisa. Como se supone común en las regiones no centrales y norteñas del país, y como parece ser en realidad, los votos ya están: “amañaos, compraos o perdidos”.
Voces de inconformidad son escuchadas entre las clases media y alta, con las cuales departo en ocasiones de algún trago ocasional mientras se recibe la brisa salina que trae consigo rumores de otros centros estratégicos de la costa como Santa Marta y Cartagena. Barranquilla, mal que bien, es la principal ciudad del norte del país, desde donde se moldea un pedazo de la política nacional. Desde una terraza o en alguna mesa de los clubes campestres se escucha silenciosa pero enérgica la proclama de las clases pudientes: “la traición de Santos”.
Al parecer no ha caído bien entre los apellidos ilustres del norte la campaña de paz con las Farc. También han sido muchos los industriales que se han visto afectados o que sospechan futuros problemas con los tratados de libre comercio firmados por Santos, especialmente el de Estados Unidos. Pero existe además la percepción general de que estamos viéndonos afectados por la delincuencia común, a un punto en que el miedo no radica en lo rural como hace 15 años sino que el problema se nos metió en las ciudades.
Por estas y mil otras razones los costeños no están acompañando al actual presidente en sus intentos de reelección, como quien dice apague y vámonos, todo parece indicar que Santos tiene la batalla perdida en las próximas elecciones y que su sueño de pasar a la historia como el presidente que logró la paz no se va a cumplir. “Santos está mandao’ a recogé”, y efectivamente como indican las encuestas y la tendencia general está encaminada hacia este punto. Por un lado se desinfla Santos y crecen candidatos como Peñalosa, Zuluaga y Ramírez.
Pero esto apenas comienza y por estas tierras donde el desayuno se acompaña con suero y donde las verdades se dicen de frente pero sin la s, se plantean dos escenarios de combate. El primero señala a Enrique Peñalosa como ganador de la presidencia para 2014, el segundo a diferencia de lo que muchos pensarían pone a Martha Lucía Ramírez como el pez que se convertirá en ballena, o como el bocachico que se terminará comiendo al delfín.
El primer escenario ha sido plausible desde hace varios años y justamente faltó comprobarlo durante las elecciones pasadas en las cuales Mockus le ganó este privilegio a Peñalosa. Este sí será el momento de poder mirar si este político recorrido, que es reconocido y admirado desde su gestión como alcalde de la capital, podrá transformar la opinión y las encuestas en votos tangibles, contantes y sonantes.
Por el otro lado Ramírez intentó como independiente en el 2010 después de una ruptura con su partido del cual no sentía las garantías, pero viene recargada este año estrenando partido político y con la confianza del respaldo de la elecciones internas de los conservadores, que por no decir otra cosa justamente la ha indispuesto contra uno de los caciques electorales más importantes de la región del banano, el bollo de mazorca y el ñame, el senador Roberto Gerlein.
Y aunque este último nombre despierte respeto, admiración o temor en la costa, definitivamente tendrá que verse cuál de estos candidatos será el que tome las riendas en la segunda vuelta. Y justamente en este momento es que se espera ver el empuje de la caballería paisa al recibir alguno de estos candidatos, (y ojo que a Ramírez ya le dieron su guiño), el inconmensurable apoyo del pacificador del país, del libertador de carreteras, del emancipador de fincas y del señor de las mermeladas, nuestro glorificado ex presidente y futuro senador Álvaro Uribe Vélez.