Esteban Santos, hijo menor del Presidente de la República, es desde hoy un miembro más del Ejército. En la base militar de Tolemaida, y en medio de lágrimas, se despidió de su familia y pasará la noche como integrante del sexto contingente del 2012. Imágenes.
Sentado en el pasto de la plaza de lanceros de la base de Tolemaida, Esteban Santos esperaba el momento de jurar ante la bandera su compromiso con la patria y convertirse en un soldado el Ejército. Él y otros 84 muchachos inician este martes el servicio militar obligatorio.
Eran las 9 y 40 de la mañana. Su familia no había llegado y el menor de la familia presidencial ya comenzaba a “hacer amigos”. Esteban está decidido a mostrarle a sus compañeros de alojamiento que es uno más, y que no merece consideraciones por ser el hijo del Presidente.
Sin embargo, parece que la cosa no depende de él. Según empleados de la base militar, al soldado Santos ya le tienen escolta especial, los compañeros con los que pasará este año de servicio fueron minuciosamente escogidos y hasta parece que tiene un chef especial.
Aún así, Esteban hizo la fila y recibió órdenes como los demás. Atendió las instrucciones del superior y corrió hacia su alojamiento. El Presidente, su esposa y los hermanos del soldado llegaron minutos más tarde en medio de decenas de escoltas.
Santos y su hijo no se miraron. Así como el menor, el Presidente también pretende que su muchacho no tenga gabelas y que sea tratado como otro bachiller que ingresa a la milicia. Por eso nunca, durante el recorrido en el que conocieron las instalaciones de la base, se dirigió directamente a él.
Después de la caminata en medio del intenso clima, Santos, los mandos militares de Tolemaida y los nuevos integrantes del intendente entraron a un teatro para asistir a una conferencia de iniciación. Todavía con pelo y vestidos de civil, los nuevos soldados escucharon durante casi media hora el discurso.
Luego salieron al momento que estaban esperando. Esteban lucía tranquilo y trataba de bromear con sus nuevos compañeros. El Presidente, el General y el Cura ya estaban listos para presenciar una iniciativa histórica.
Juramento a la bandera, actos de protocolo y promesas de compromiso a la patria, a Dios y a la institución. Esteban marchó en la última fila del pelotón, donde se ubicaron los soldados más altos del intendente.
Cantó con fuerza el himno nacional, recibió el agua bendita de manos de un obispo y atendió a las órdenes de los jefes de la escuadra. Como parte de la compañía Bolívar, marchó hacia el centro de la Plaza esperando a romper filas.
La voz del evento dio por terminada la actividad y concedió a los nuevos soldados tiempo para ir a despedirse de su familia. Esteban salió caminando rápido, mirando fijamente a la tarima donde estaban los suyos.
Se encontró a un par de militares en el camino, a quienes abrazó de afán, y siguió derecho. Su papá hizo lo mismo y se encontraron en un abrazo fuerte pero medido, en un beso de padre a hijo y en algunas recomendaciones para el nuevo desafío.
Detrás del Presidente llegó Maria Clemencia y ofició de mamá, no de primera dama. Abrazó a Esteban, duró casi dos minutos hablándole al oído mientras se secaba las lágrimas, le dio la bendición un par de veces y convocó a sus hijos a una especie de reunión.
Allí también llegó el Presidente, seguramente para rezar una oración. Luego Martín le regaló una estampilla, Maria Antonia también se despidió del nuevo soldado y lo dejaron entrar de nuevo a la fila.
Mientras la familia presidencial se metió en los carros, Esteban se reunió con sus compañeros. Juntos caminaron hacia el casino, recibieron una mochila en la que encontraron un plato y una tasa para comer.
Esta noche, el menor de los Santos estará rapado, comerá a la par de sus compañeros y quedará la duda si cenará lo mismo que el resto. Es un nuevo soldado de Colombia, un miembro más de una institución que le ayudará al Presidente a ganar la guerra para conseguir la paz.
“Que a nadie le quepa duda, la paz es la victoria” dijo el Presidente al finalizar el acto. Su hijo, mientras tanto, es el nuevo soldado Santos.