Más de un año de encuentros exploratorios, tres meses de preparación para la mesa de diálogo y actos simbólicos de instalación llegan a su fin. Este lunes se inicia de manera oficial el proceso de negociación entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las Farc, un intento más por tratar de poner fin al conflicto armado.
La Habana, una ciudad cálida y abierta, se siente hermética. Desde la llegada a la capital de La isla se percibe el compromiso del gobierno de Raúl Castro con el Estado colombiano y las Farc de tratar de mantener la confidencialidad del proceso que inicia este martes. Una característica necesaria para cuidar un escenario de trascendencia histórica para Colombia y la región.
Desde hace varios días, los miembros del grupo insurgente no dicen una palabra a los medios de comunicación. Es como si con la cercanía del comienzo de los diálogos, hayan decidido concentrarse en el diseño de, lo que en adelante, será el escenario en el que se jugarán otra vez, una carta definitiva. Lo que hay es que no hay nada”, señalan algunos periodistas.
El gobierno, como siempre desde que se hizo pública la existencia de un acercamiento con la guerrilla, ha mantenido la prudencia y el jefe negociador, Humberto De la Calle, no ha revelado información respecto al proceso. Antes de viajar a esta ciudad, sentó la postura del gobierno. “Llegó el momento de pasar del discurso a las definiciones” “
Pero el proceso llega a este punto, tras un arduo trabajo de preparación. Y no ha estado exento de dificultades. La última tuvo que ver con el mecanismo de participación de la sociedad civil en el proceso: las Farc propusieron instalar una oficina en Bogotá donde serían recibidas las iniciativas de los sectores sociales y el gobierno no aceptó la propuesta. Finalmente convinieron crear una página de internet que, administrada por las partes, dé cuenta de las necesidades y pensamientos de la sociedad civil.
Las partes se han preparado, y lo que comienza este martes es la segunda fase de un proceso que irá mostrando poco a poco su verdadera madurez y la carga de aprendizaje de las partes, que van a volver a verse tras una década de una intensa confrontación armada. A esta fase, llegan además nuevos protagonistas que empiezan a empaparse de una dinámica que vaina de los acercamientos exploratorios.
‘Iván Márquez’, uno de los más escépticos a la negociación, encabeza la comisión negociadora de la guerrilla; y comenzó a “calentar los ánimos” de la opinión con el fuerte discurso que pronunció en la instalación de la mesa, realizada en Oslo en el mes de octubre. Marquez, miembro del secretariado de las Farc, es el enviado del comandante máximo de la organización, “Timochenko” y su precencia como jefe de la mesa, obedece a una interesante apuesta interna de las Farc, por encargarle de este empeño a uno de los hombres menos convencidos de ir a una mesa de diálogo.
También integra esta “nueva comisión” un miembro del bloque Caribe y del Estado Mayor de las Farc, Jesús Santrich.
Por parte del gobierno, los negociadores son casi todos nuevos: ingresaron al proceso Humberto de la Calle, quien oficiará como jefe y vocero de la comisión; Luis Carlos Villegas y los generales en retiro Oscar Naranjo y Jorge Enrique Mora Rangel.
El Presidente Juan Manuel Santos integró una comisión que representara los intereses de los sectores más importantes de la sociedad colombiana; por eso estarán sentados empresarios, políticos y excombatientes.
En dos ruedas de prensa, gobierno y Farc hablarán, seguramente, de la mecánica del proceso. Se sabe que las rondas tendrán una duración de 9 días, a los que procederán 3 de descanso. Los días comenzarán a las 8 y 30 de la mañana, con pocos momentos de receso para el café y a la 1 y 30 de la tarde suspenderán la jornada. Las tardes las emplearan las partes para evaluar y prepararse para el día siguiente.
El primer tema puesto sobre la mesa, es nada menos que el Desarrollo Agrario. Uno de los nudos más difíciles de soltar y en donde hay serias diferencias históricas entre las Farc y el Estado. Las cartas apenas comienzan a barajarse.
A partir de ese momento comienza el diálogo de paz entre dos partes que han optado por la guerra desde hace más de 40 años. Y el país espera que ésta sea una verdadera oportunidad para cortar el circulo vicioso de fracasar en encontrarle una salida política a la guerra y cerrar un conflicto anacrónico que se merece ya, quedar en el pasado.