En estos días de Semana Santa, millones de personas de los países con tradición y cultura católica, salen de sus casas para rendir culto a sus imágenes religiosas y participar de bellas y emotivas procesiones en diferentes ciudades del mundo. Colombia tiene una gran tradición de estas fiestas y algo más de siete millones de vehículos transitarán por las carreteras en busca de ocio, cultura y fervor religioso.
Popayán, la basílica de Chiquinquirá, la socorrida Villa de Leyva, Medellín, la bella Cartagena, la Amazonía, son algunos de los lugares a visitar en esta semana de vacaciones, que nos permite hacer turismo interior tan deseado y necesitado en estos momentos. Colombia tiene verdaderas maravillas arquitectónicas y paisajísticas, que mezcladas con una buena gastronomía y la calidez de sus gentes hacen de este país un lugar de primera para una vacaciones familiares.
Pero el viacrucis más jarto de todos, es el de encontrar las carreteras llenas de carros; vías en mal estado, con interminables filas para todo, con un calor o una lluvia insoportables, con niños y personas de la tercera edad que viven, en el mejor de los casos, viajes de más de 10 horas de duración. Con tractomulas a velocidades de vértigo, autobuses haciendo carreras para ver quién llega primero, viandantes y motociclistas empeñados en ir sin iluminación o reflectores para ser vistos en la noche.
Viajes con todo tipo de incomodidades. Poca o nula colaboración en las vías, poca presencia y casi siempre estática de la policía de transito, ahora más empeñada en poner sanciones por exceso de velocidad que por educar a los conductores a respetar las normas de transito; deporte nacional este ultimo el de incumplir todas y cada una de las que marca la ley.
Carros en mal estado, pavimentos que ayudan claramente a tener más accidentes, señales poco claras o inexistentes, y toda clase de peripecias para llegar a algún sitio antes de la desesperación, hacen que Colombia tenga una de las tasas por accidente de tránsito más alta de toda esta región. Casi 6000 mil fallecidos anuales y docenas de miles con heridas politraumáticas que hacen de ello una legión más silenciosa de traumas humanos y familiares.
Esperemos que todo vaya bien, que se cumplan los deseos de cada uno y que el trafico y la carretera ayuden lo más posible a que la circulación sea buena y fluida. Que salgan pronto el domingo en la mañana y de esta manera el regreso sea lo más escalonado posible para que millones de colombianos vuelvan sanos y salvos a sus casas con sus seres queridos.