El avión en el que iba viajar en un primer momento Tucumán con dirección a Quito, fue cancelado debido a que incumplía con las normativas de vuelo. La tragedia sufrida con el accidente de Chapecoense ha obligado a las departamentos de aviación civil de numerosos países a intensificar su control sobre los vuelos.
Atlético Tucumán pasó por una odisea para llegar a disputar el partido por la fase 2 de Libertadores que lo enfrentaba contra El Nacional. Perdieron el vuelo, tuvieron que contratar un nuevo chárter privado, corrieron por las calles de Quito en un autobús a 130 km/h que rompió el radiador dos veces en el camino por el fausto esfuerzo. Se plantaron casi dos horas tarde en el campo y tuvieron que recurrir a las camisetas de la Argentina sub20 que disputa por estos días el suramericano de Ecuador.
Lo lograron, vencieron todas las barreras posibles y se llevaron la eliminatoria para casa. Su rival podía haber echado todo para atrás con solo haberse presentado en el césped, pero pecaron de buena gente y acabaron pagándolo. El caso quedará grabado como uno de los más curiosos jamás vistos en el fútbol, pero pocos concoen la verdadera intrahistoria que hay detrás de todo esto. El vuelo de Tucumán pudo haber repetido los mismo errores que el de Chapecoense, si la Dirección de Avión Civil de Ecuador no hubiera llegado a prohibir la salida del avión en el que se iban a montar en primera instancia.
En un comunicado de la DAC, indica que canceló la salida de dicho avión que iba desde Guayaquil a Quito al encontrar varias irregularidades que incumplían con la normativa vigente. La modalidad del vuelo de la aerolínea Aerovías DAP SA no acataba las regulaciones establecidas, y la Aviación Civil se vio obligada a cancelar la autorización de vuelo de la compañía chilena, la cual no aceptó de buena gana las explicaciones de DAC.
“Nosotros también estamos afectados por esta situación”, explicó en un comunicado la aerolínea chilena. “Como en cada caso, Aerovías DAP contaba con todos los permisos para operar en Ecuador y el plan de vuelo se encontraba aprobado desde días antes”, sentenció. Se da la casualidad que la compañia chilena, al igual que LaMia, tiene entre sus clientes a varios equipos de fútbol de Sudamérica, por lo que considera que esta es “una situación bastante fuera de lo común, por lo que aún se está investigando qué ocurrió para cambiar tan a última hora la autorización en Ecuador”.
Debido a esta cancelación de última hora, tuvieron que contratar un nuevo vuelo comercial para poder llegar al partido contra El Nacional. A pesar de que la Aviación Civil admite que el avión incumplía las normas, en el club argentino no gustó mucho la demora causada por esta medida exprés. Pablo Lavellán, técnico de Tucumán, aclaró lo siguiente sobre el caso: “La verdad fue descarado lo que nos hicieron, nos pararon un avión en la pista, alguien lo paró, dos horas, ahí tienen, entramos a la cancha sin hacer calentamiento (…) Dios es justo”, explicó.
La cancelación del vuelo viene causada en gran parte por los exigentes controles que ahora sí están recibiendo los vuelos chárteres de los equipos de fútbol, después de la experiencia de Chapecoense. El avión de LaMia que transportaba al club brasileño para jugar la final de la Sudamericana contra Nacional, y en el que murieron 71 pasajeros, no cumplía las normativas indicadas y terminó accidentándose por falta de combustible. Su caso ha sentado un precedente que ha obligado a intensificar los exámenes técnicos de las aerolíneas.