En su segundo informe al Congreso sobre comportamiento económico y del entorno internacional el Banco de la República confirmó que hay una desaceleración en la economía.
Empero destacó un buen desempeño en las variables que hace que Colombia sea un país muy atractivo para la inversión extranjera
Según el Emisor, durante el primer trimestre de 2012 el producto interno bruto (PIB) alcanzó un crecimiento de 4,7 por ciento que, aunque constituye una desaceleración frente al crecimiento de 2011 (5,9 por ciento), sigue siendo superior al del promedio de la década de 2000 (4,3 por ciento) y similar a lo estimado para la capacidad potencial de la economía.
El documento enviado a las corporaciones legislativas da cuenta de un crecimiento de la economía colombiana en un ambiente internacional complejo que tuvo origen en una demanda interna que se mantuvo alta en especial gracias al aumento del consumo de los hogares, que alcanzó el 5,9 por ciento y contribuyó con 3,8 puntos porcentuales al crecimiento trimestral.
En opinión del Banco Central, el dinamismo del consumo se apoyó en la reducción de tasa de desempleo, la firme confianza de los consumidores y el elevado incremento del crédito de consumo, que en el primer trimestre se expandió a un tasa de 21 por ciento.
Dice el oficio que la inversión presentó una desaceleración importante frente a 2011, que obedeció a la caída de las obras civiles (-8,1 por ciento), que comprende la construcción de infraestructura vial, equipo de transporte y construcciones para minería.
Finalmente, reza el documento, durante el primer trimestre los rubros relacionados con el comercio exterior colombiano mostraron los efectos del deterioro de la situación internacional, al registrarse una reducción tanto de la tasa de crecimiento de las exportaciones que llegó al 6,3 por ciento frente a 11,4 por ciento de 2011, principalmente aquellas de origen minero y los productos industriales, así como de las importaciones que pasaron del 21,5 por ciento en 2011 a 13 por ciento debido a la caída en las compras de bienes de capital, en particular de equipo de transporte y materias primas.
“En cuanto a las ramas de actividad, se registró una dinámica heterogénea. Algunos sectores como minería, transporte y servicios financieros mantuvieron ritmos de expansión similares a los alcanzados en 2011, mientras que otras ramas como agricultura, industria, construcción y comercio mostraron desaceleraciones que para la agricultura y la industria fueron significativas, explicadas en algunos casos por problemas de oferta y en otros por el efecto del debilitamiento de la demanda mundial”, precisa.
A pesar de la desaceleración de la actividad económica, las condiciones del mercado laboral continuaron mejorando durante los primeros meses del año frente a lo observado doce meses atrás. Según el DANE, en mayo la tasa de desempleo se ubicó en 10,7 por ciento para el total nacional y en 11,9 por ciento para las trece áreas metropolitanas. La mayor dinámica del empleo asalariado obedece al impulso que este ha tenido en los sectores de construcción e industria, en contraste con el menor aumento en el número de trabajadores domésticos y jornaleros en el sector rural.
Los análisis del Banco aseguran que la inflación durante el primer semestre de 2012 ha desembocado progresivamente hacia el 3 por ciento que es la meta de largo plazo fijada por la Junta Directiva. “De un nivel de 3,73 por ciento alcanzado por la tasa de inflación al final de 2011, al concluir el primer semestre de 2012 ésta había descendido a 3,2 por ciento”.
El Prestamista de Primera Instancia explica que varios factores han contribuido a este descenso siendo el más importante la reducción significativa de las expectativas de inflación, que si bien a finales de 2011 superaban 3,5 por ciento en un horizonte de doce meses y convergía en el 4 por ciento en horizontes más largos, hoy se ubican alrededor del 3 por ciento. Esta reducción de las expectativas de inflación, que contribuye a moderar los ajustes de precios de numerosos artículos de la canasta familiar, en buena parte es resultado de una política monetaria que ha reafirmado con hechos su compromiso con el control de la inflación.
Entre otros factores que también contribuyeron a la reducción de la inflación se destaca la disminución del precio internacional del petróleo, que le ha permitido al Gobierno moderar los ajustes en el precio de la gasolina y otros combustibles, con lo cual al mes de junio la variación anual del precio de los combustibles ascendía a solo 1,84 por ciento, frente a un registro de 4,8 por ciento en diciembre. Esto se ha traducido en una reducción de las tarifas de transporte público.
Otro factor importante, afirma el Emisor, ha sido la moderación de las alzas en el precio de los alimentos, en particular de los perecederos, gracias a la mejora en las condiciones climáticas. Finalmente, durante el primer semestre, las presiones de los costos han sido leves, como lo muestra el comportamiento del índice de precios al productor, cuya variación anual se redujo sustancialmente entre diciembre y junio desde 5,5 por ciento hasta menos 0,69 por ciento. La menor presión de costos se explica por el descenso de los precios del petróleo y otras materias primas, así como por la apreciación de la tasa de cambio.
De los intereses y la tasa de cambio
El Banco Central defendió sus políticas de ajustes en los tipos de interés y del manejo en general de la política monetaria. Sostiene que esta ha guardando coherencia con el objetivo de mantener una inflación baja y estable y suavizar las fluctuaciones del producto alrededor de una senda de crecimiento sostenido.
Las alzas en los intereses, explica, fue la urgencia que hubo de moderar el crecimiento de la demanda interna y prevenir un excesivo endeudamiento del sector privado.
El Informe analiza el comportamiento de la tasa de cambio en Colombia, cuya flexibilidad actúa como un colchón que amortigua los efectos de la crisis externa sobre la economía del país. En un esfuerzo por moderar la volatilidad de la tasa de cambio y mantener el nivel de reservas internacionales acorde con el tamaño y necesidades de la economía colombiana, el Banco de la República ha continuado su política de acumulación de reservas mediante subastas competitivas por valor de US$20 millones diarios, programa que se extenderá hasta por lo menos el 2 de noviembre de 2012. Con este mecanismo, durante el primer semestre del año se acumularon US$1.959 m, con lo cual a finales de junio, el nivel de reservas internacionales alcanzaba los US$34.272 millones.
“Estas reservas ubican al país en una posición segura para enfrentar salidas inesperadas de capital originadas por varios factores, tales como el deterioro de los términos de intercambio, pánicos financieros o crisis de financiamiento internacional. Esto contribuye a reducir la vulnerabilidad externa del país y a mantener la confianza en la economía, que estará en capacidad de atender sus obligaciones crediticias con el resto del mundo en caso de que se cierre el acceso a la financiación internacional”, especifica el informe.
Adicional a lo anterior, cabe recordar que el 6 de mayo de 2011 el FMI aprobó para Colombia una línea de financiamiento contingente con plazo de dos años por valor de US$5,98 mm, que ofrece un complemento importante de liquidez a la economía colombiana ante la eventualidad de un recorte abrupto del financiamiento externo.
Crecimiento incierto
El Banco de la República asegura que en un ambiente tan incierto y complejo es particularmente difícil definir las perspectivas económicas. Sin embargo, se estima que para 2012, el crecimiento de la economía Colombia podría ubicarse en un rango entre 3 y 5 por ciento, dependiendo de lo que pueda ocurrir con la situación de Europa, cuyo crecimiento económico para 2012 se espera sea negativo y cuyas presiones en los mercados de deuda pública continúen afectando la confianza de empresarios y consumidores.
Para el caso de los Estados Unidos todo indica que el aumento del PIB este año y el próximo continuará siendo inferior al de su promedio histórico (2,4 por ciento desde 1990). Para el caso de las economías emergentes, incluyendo China, también experimentarán una desaceleración ante los efectos de una menor expansión de las economías avanzadas.
Asegura tajantemente que Colombia no estará exenta de los efectos de la crisis internacional, a pesar de la fortaleza de sus fundamentos económicos y de la persistencia que hasta el momento ha demostrado la confianza de consumidores e inversionistas.
De acentuarse el debilitamiento de la demanda externa, la economía colombiana estará expuesta al contagio a través de diversos canales, entre los que cabe mencionar el choque negativo de ingresos que produciría el deterioro de los términos de intercambio y en particular la caída del precio del petróleo, que afecta principalmente los ingresos de la Nación; la caída de las remesas de los trabajadores , lo cual reduce el ingreso de los hogares; y la pérdida de confianza de consumidores e inversionistas, que termina por afectar el consumo de los hogares y la inversión empresarial.