En Colombia se investiga poco

El profesor Bernardo Vela, nacido en Pasto es uno de los investigadores y académicos más importantes de la Universidad Externado de Colombia. El profesor Vela habló con Confidencial Colombia sobre los retos de las interdisciplinariedad y de lo que le espera a Colombia en el posconflicto. Entrevista

Graduado en la Facultad de Derecho de la Universidad Externado de Colombia, con una maestría en la Facultad de Finanzas Gobierno y Relaciones Internacionales en la misma universidad; una especialización en estudios y un doctorado en derecho internacional en universidades fuera del país, el profesor Bernardo Vela es un académico e investigador que piensa al país.

Como lo señala orgullosamente, el profesor Vela es un pastuso, de clase media que ha hecho una carrera brillante en el mundo académico gracias al apoyo de la Universidad Externado. Esta alma mater ha permitido que pueda ir desarrollar sus estudios de posgrado en el extranjero y que pueda regresar a Colombia a compartir su conocimiento.

El profesor Bernardo Vela, docente actual de la Universidad Externado y con seis libros publicados en su haber, habló con Confidencial Colombia sobre el reto de la interdisciplina y lo que le espera a Colombia en el posconflicto.

¿Qué tan difícil es investigar en Colombia?

En Colombia se investiga poco. Los últimos informes de la Unesco, que replica la Cepal, ponen en evidencia que América Latina tiene un sistema académico, en ese aspecto, muy deficiente.

No investigamos. Mi experiencia me dice que si se toma a un muchacho de pregrado de una universidad en Estados Unidos y otro en América Latina, el latino podría saber muchas más teorías pero el estadounidense, las pocas que sabe, las aplica y está permanentemente en trabajo de campo y en laboratorios.

¿Cuál es la diferencia del Externado, en asuntos de investigación, con otras universidades colombianas?. Es decir, ¿por qué usted investiga en esta universidad y no en otra?

Yo creo que el Externado ha hecho un grandísimo esfuerzo. Si se compara con otras universidades colombianas se destaca en formar a sus profesores. Nosotros somos de clase media. No nos habría resultado tan fácil viajar al exterior a formarnos, a hacer doctorados y a aprender a investigar.

Ese esfuerzo hace una diferencia porque si se es un estudiante de pregrado y se pone al frente un estudiante un poco mayor a dar clase y que, tal vez, hizo la misma carrera se podría pensar que tiene experiencia. Pero si el que dicta la clase es alguien con un doctorado, que tiene maestría y especializaciones en los temas; que entre la bibliografía que da para el programa están sus libros escritos, eso marca una diferencia enorme en términos de docencia.,

El otro factor es que en términos de investigación es claro que lo que tiene esta universidad en cuanto a desarrollo editorial, es impresionante. No podría dar cifras exactas ahora, pero creo que es de las universidades privadas que más publicaciones tiene en América Latina.

Además, hay una renovación profesoral en el externado. El externado es la punta de lanza en este proceso educativo en Latinoamérica, un proceso que implica formar sus docentes e investigadores y traerlos aquí a que impartan conocimientos pero ya no como el viejo experto que sabe sino como una persona que aprendió a investigar.

Ahora hablemos sobre el programa de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales.

Fue muy innovador en su momento y por eso debe ser que los demás lo copiaron.

Fue innovador porque no existían facultades que se arriesgaran a la educación interdisciplinar y esa es la novedad más grande que tenemos. Unos estudios que rompieran el modelo educativo latinoamericano que ha habido desde tiempos del siglo XIX copiados de Europa y de Estados Unidos, lo que se conoce como el modelo moderno.

Ese modelo consiste en la especialización de las disciplinas. Eran típicas las facultades que se iban abriendo en las universidades y que respondían a una disciplina. Derecho, medicina, economía, por ejemplo.

Saberes disciplinarios con unas limitaciones y objetivos específicos. Sin embargo, la interdisciplina es un modelo arriesgado de educación en el que hay una aproximación de los estudiantes a que hagan un esfuerzo en apropiación del conocimiento pero que rompan las barreras de las disciplinas y de las barreras epistemológicas para generar saberes generosos que tengan que ver con temas que no estén clasificados.

Por ejemplo en el tema de Derechos Humanos, quién se lo puede apropiar, ¿los juristas, los economistas, sociólogos? ¿Quién?

Hoy los saberes que demandan el Estado y la sociedad, son interdisciplinares. Eso te da un poder mayor.

Como investigador debe tener una aproximación critica a la realidad del país, para usted ¿cuál es el problema mas grave del país en este momento?

Bueno, yo te puedo decir que hay muchos, voy a resaltar algunos. En términos estructurales, es una sociedad excluyente, una sociedad de privilegios, de viejas estructurales señoriales que no se terminan de romper. Una sociedad de desigualdades económicas y de un modelo de desarrollo que no permite que todos exploten su potencial.

En términos coyunturales creo que nadie está entendiendo lo que se le viene a este país si nos va bien en La Habana, lo que se denomina posconflicto.

Lo más importante es lo que sigue después de la pacificación, es decir, ¿qué vamos a hacer con aquellos que se dedicaron a disparar? Esa gente se dedica a esas actividades porque no tienen otros caminos.

¿Qué hacemos con una sociedad en la que un porcentaje alto de su juventud se ha formado en la violencia? Esta sociedad tiene que saber que hacer con las víctimas del conflicto. Hay muchos costos y hay mucha gente que se equivoca, eso no se mide con presupuestos o gastos de defensa. Eso no mide así, el mayor costo es el que le hacemos a la juventud. Desplazar, despojar y desenraizar. El problema mayor de la violencia tiene que ver con lo que se destruye, tiene que ver con cuánto dinero se usa para destruir cuando podría usarse para construir.

Yo creo que en términos coyunturales es que Colombia debe aprender a salir de la guerra y pasar al posconflicto, eso es más complejo que la guerra. No solo debemos pedirles a los demás que anden perdonando. Es la oportunidad para construir una sociedad distinta, una sociedad opuesta a la problemática que nos aqueja.

Por feliz me refiere a poder rsalizarse como seres humanos y vivir en paz en una sociedad que los respeta y los dignifica.

La reconciliación en el posconflicto es algo crítico. ¿Cómo romper esa dicotomía que no permite que haya reconciliación?

Uno de las experiencias de la interdisciplinariedad es que nos permite romper los análisis dicotómicos. Si uno va a la interdisciplina afronta análisis sociales complejos sin enfrentar buenos y malos, sino que se enfrentan distintas facetas sociales colombianas desde diferentes ángulos. En ese análisis más complejo se puede entender mejor la realidad. La dicotomía es moralista y se moraliza la sociedad.

¿Cuál es el reto más grande para esta facultad en este momento?

Tiene que mantenerse en el reto, persistir en el modelo. Esta facultad tiene que seguir legitimando su forma de educar. Es un reto fuerte ya que ahora que nos han copiado se podría pensar que debería haber un cambio pero no creo que haya que inventar algo distinto.

Lo que hay que hacer es crear una idea de identidad de lo nuestro, eso es muy importante. Hay que volver a recoger a los graduados y preguntarles sobre la facultad para saber qué se está haciendo bien. Además, debemos saber dónde están y qué están haciendo para saber qué hicimos en la sociedad.

¿Qué se tendría que mejorar?

Hay cosas que tendrían que mejorarse. Debemos romper las barreras entre facultades que existen en nuestra universidad. Nosotros trabajamos temas que se trabajan en derecho, somos muy cercanos, sobre todo en los niveles doctorales.

Perdemos fuerzas si seguimos manteniendo límites en esos niveles superiores de la educación. Allí se están acumulando muchos sobres y tendríamos que compartir. Es muy fácil, por ejemplo competir directores o lectores de tesis. Mover estudiantes desde los doctorados. Eso debe ser más fluido, debe existir menos talanqueras administrativas para la movilidad de los estudiantes entre las facultades.

El segundo reto es que así como nos abrimos y no tenemos miedo de que nos indaguen, no debemos tener miedo al mundo académico colombiano. Hay que tener nexos fuertes con otras universidades, hay que escucharnos, y hablarnos. Eso generará beneficio para todos. Creo que en nombre de la interdisciplina hay que romper las barreras disciplinarias y universitarias.