La Cámara Nacional del Transporte afirmó que la guerra insulsa que libra Colombia no aguanta más, toda vez que quienes están llevando del bulto son nacionales de a pie, campesinos inocentes y víctimas inermes de un conflicto imbécil y gestado para engañar.
Dijo que independiente de los camiones incinerados y de los altos costos económicos y en vidas humanas, se hace muy urgente que la guerrilla se reúna con todos los sectores productivos para que les dé una señal y un parte de tranquilidad, teniendo en cuenta que los empresarios no son responsables por los saldos de la guerra.
El director ejecutivo de la Cámara Nacional del Transporte, Enrique Virviescas aseveró en Confidencial Colombia que no es justo seguir sacrificando un país con ganas de trabajar, con anhelos y saturado de un conflicto que no respeta la vida de niños, ancianos y seres humanos de bien.
Para el empresario no es inteligente que el transporte de carga, el de pasajeros y la economía como un todo siga postrada por los ataques de la guerrilla o por el pavor que generan los grupos paramilitares.
“Esta guerra es la culpa de un estado tramposo, mentiroso y vil que durante muchos años extorsionó a los connacionales para quitarles su tierra, los empobreció, los sumió en la miseria y luego los proscribió. No se puede creer en la innecesaria masacre de indígenas, de labriegos y de gente que tuvo como único pecado, nacer en Colombia”, agregó Virviescas.
En opinión del experto en transporte, la corrupción y los intereses de unos pocos conllevaron a un apremio nacional que redundó en un desangre innecesario.
“Hoy hay que reconocer que la guerrilla tiene razón cuando recomienda la implantación de una política centrada de desarrollo agrario, de adelanto en transporte y de competitividad en general porque los industriales no están en capacidades de producir, de competir y seguir pagando costos de transporte de carga a niveles muy elevados”, declaró Virviescas.
Aseguró que los diálogos de la Habana son una oportunidad única para decirle verdades al país y para concretar compromisos que le devuelvan al país la confianza y a los desterrados, sus propiedades.
Virviescas sostuvo que la guerrilla, con todo y sus errores, ha tenido razón porque diferente a lo que piensa el Gobierno, en la subversión no hay tanto ignorante ni tanto bruto pues hay personas con capacidad de análisis político, económico y social. “Aquí lamentablemente llevamos más de 60 años en el mandato de la ultraderecha en donde se mata al que proponga salidas sociales y justas. Esa tendencia asesinó la libertad de pensamiento y acusó a gente trabajadora y altruista de criminal, cuando los verdaderos delincuentes ladrones y comúnmente torcidos eran los militantes de los partidos, Liberal y Conservador”.
Agregó que un estado que defiende el capital exógeno en contravía del interés nacional, promoviendo pobreza y la quiebra de los sectores productivos, alimenta cualquier ánimo adverso a la institucionalidad, porque con hambre, deudas, desempleo o ingresos irrisorios, cualquiera se levanta, y eso no es lo ideal en un país que como Colombia, tiene todo para estar en la Gloria.
Cuestionó los actos delincuenciales de estado, guerrilla y paramilitares al considerar que juntos han suscitado una guerra sucia, mentirosa e incoherente porque al final del análisis ninguno de los anteriores representa honesta y legalmente a un país de masacrados. “Estamos bajo la férula de la hipocresía y la violación visible del Estado Social de Derecho”.
Para el analista del transporte el país es viable con una sana inversión en donde lleguen capitales a acompañar el desarrollo del país, pero no consideró vertical, la entrega de los activos del país por parte de unos pocos que les hacen el juego a las multinacionales a cambio de unos dólares. “Por lo general las corporaciones buscan rentabilidad y ofrecen condiciones, pero en estos países dos o tres gatos de mala fe, venden la patria por migajas, eso lo vimos en gobiernos pasados y la historia nos tiene una cuenta que da dolor y vergüenza verla”.
Puerta abierta para otro paro camionero
El director ejecutivo de la Cámara Nacional del Transporte, Enrique Virviescas, lamentó la negociación que terminó con el paro de camioneros en días pasados al considerar que se tuvo en cuenta el interés particular y no el de un gremio que está en las últimas de cambio.
Virviescas, quien fue fundador de la Asociación Colombiana de Camioneros (ACC), indicó que se vislumbra un sector camionero camino a la quiebra en donde las políticas del Gobierno favorecen tan solo a los de afuera. “Claro ejemplo de ello es el decreto 0094 de 2004, firmado por el gobierno del expresidente, Álvaro Uribe que le rebajó el combustible a la multinacional Drummond por cuanto no asume sobretasa, IVA, importación ni el 30 por ciento que paga el sector camionero para sostener precios de sustentación. A ellos les dan el galón de ACPM a 3.700 pesos, medida que va en contra de la ley de fronteras y de la equidad”.
El señor Virviescas conceptuó que es inexplicable levantar un paro camionero en medio de tantos problemas en donde es demostrable que se sigue trabajando a pérdida.
En su criterio, la inmovilización fue motivada por unos dirigentes que no tienen la capacidad ni el liderazgo para promover las soluciones del sector. Esa situación de debilidad, anotó, la aprovechó el Gobierno de manera muy amplia, generando mayores líos.
Para el transportador, lo ideal es trabajar de la mano del ejecutivo en una política de combustibles más acorde con la realidad nacional y con los retos competitivos de la región.
“En estos momentos de globalización y competencia, Colombia no puede darse el lujo de tener uno de los costos de operación en el transporte más altos del mundo, porque el devenir no es claro ni rentable”, comentó.
Expresó su malestar por la realidad de los transportadores y dijo que por ejemplo un viaje de ida y vuelta entre Bogotá y Barranquilla cuesta en promedio 6.8 millones de pesos cuando la operación real es de 8.7 millones. Dentro de los rubros a tener en cuenta en este recorrido está el combustible que cuesta en las dos frecuencias tres millones de pesos, unos peajes que suman 910.000 pesos, El desgaste físico de ruedas marca aproximadamente un millón de pesos, el consumo de aceite demanda gastos por 300.000 pesos, un seguro para el equipo por 300.000 pesos, 30.000 pesos de SOAT, descuentos de retefuente por 540.000 pesos más otras deducciones no autorizadas, la operación de cargar y descargar la tracto mula que suma 400.000 y el salario del conductor que asciende a 1.2 millones de pesos sin contar seguridad social. “La situación no amerita discusión, el sector está quebrado y no me extrañaría que muy pronto estemos frente a otro paro, porque no hay presupuesto que aguante”.
En estados unidos los peajes que se pagan tienen un valor de 2 dólares, es decir 3.700 pesos por ingresar a un túnel. El caso de Colombia es de drama porque hay peajes que cuestan 25, 37 y hasta 53 dólares, haciendo que el país sea el más inviable en el mundo por costos de transporte.
Los industriales, precisó, tienen razón cuando dicen que es más caro el transporte interno que sacar un contenedor de Colombia a la China. “Jamás dicen mentiras, están en lo cierto y para rematar en Suramérica, hay países como Venezuela que no tiene peajes, Ecuador tiene dos peajes, uno de entrada y otro de salida, Bolivia cuenta con dos peajes, tres en Chile y de igual forma hay pocos peajes en Brasil, Argentina y Perú. En esta última nación de igual forma no existe ese valor dentro de la estructura de costos”.
Colombia tiene un precio en el diésel muy alto, pues se encuentra entre 4.8 y 5 dólares el galón. En Estados Unidos, ese mismo galón vale 2,90 dólares y de esa tarifa el 40 por ciento va destinado a la malla vial. “Nosotros pagamos el 30 por ciento para malla vial desde 1960, cuando gobernaba, Alberto Lleras Camargo, pero ese dinero lamentablemente se lo han robado los corruptos y por eso no tenemos vías”.