La Universidad de Santiago, en el noroeste de España, lidera un proyecto de “comunidades energéticamente sostenibles” que ya suministra electricidad gratuita a la población colombiana de La Primavera y su entorno, una de las denominadas “zona FARC”.
Este territorio no dispone de red y utilizaba diesel para la producción eléctrica.
Ahora, La Primavera, de 1.200 habitantes, y otros 2.500 indígenas sikuanis, que ocupan un perímetro en el que frenan la tala y posterior entrada de los cocaleros, disponen de electricidad gratis, de un centro de mayores y centro social, viviendas bioconfortables, depuradora, taller de confección de prendas o climatización.
El proyecto, que se desarrolla en otras zonas de América Latina y África, en colaboración con las universidades locales, está dirigido por la profesora Ángeles López Agüera, que explicó a Efe que se trata de una experiencia en que también los científicos aprenden mucho del conocimiento tradicional de estas poblaciones.
En este proyecto en Colombia, un grupo de mujeres elaboraban magníficos tejidos tradicionales, pero deseaban también coser prendas de las que no disponían de patrones.
Así, se dispuso de luz para sus telares y se creó un taller con 10 máquinas de coser y, mientras los científicos aprendieron el funcionamiento del telar, enseñaron patrones para las prendas, aprovechando que la madre de la profesora “fue modista toda la vida”.
El colaborador local de este proyecto fue la escuela de arquitectura de la universidad colombiana, que se centró en la construcción de viviendas “bioconfortables”, otro caso de empleo de los conocimientos tradicionales, como el de los “tejados verdes”, que ellos siempre utilizaron y que en la arquitectura occidental parece una novedad.
Los mayores de la zona indicaron a los arquitectos cómo debían ser las estructuras y dónde había que centrar la ventilación, y otros detalles de su acervo tradicional.
También se intercambiaron conocimientos en el caso de la depuración del agua, pues aquella población utiliza una planta que denominan “comemierda”.
Se hace pasar el agua gris por estas plantas y el resultado es agua potable, como comprobaron los científicos gallegos, pues solo hubo que corregir el pH, que era ligeramente ácida.
Hoy la facultad de Físicas de Santiago dispone de semillas de esta planta y López Agüera resaltó que las están utilizando en otros proyectos.
En el caso de La Primavera, se instalaron paneles fotovoltaicos y térmicos y, como contemplan estas iniciativas, se procedió también a la capacitación en su mantenimiento.
De esta manera, son las propias poblaciones las que saben gestionar después baterías y paneles, un aspecto imprescindible para que el proyecto sea realmente sostenible, señaló la científica.
Además de este proyecto ya en funcionamiento, el equipo de la Universidad de Santiago cuenta con un “cluster” de universidades con las que colabora en muchos otros, fundamentalmente de África y América latina.