La vaselina es hoy el producto que protagoniza el enfrentamiento verbal entre los representantes del Ministerio público, y el principal ente investigador.
Es una sustancia grasosa, con aspecto de cera, derivada del petróleo, que se utiliza en la industria cosmética y farmacéutica. Su uso más común es la lubricación para evitar la resequedad de los labios. Pero las alusiones de los funcionarios no tienen nada que ver con suavizar los deslices verbales, sino claramente al uso en las relaciones homosexuales.
Un tema que en especial convoca al procurador, que es un ya reconocido opositor de la condición de la comunidad Lgtbi, y que ya ha acostumbrado al país a sus juegos de palabras para atacar a sus opositores.
(recordemos el “porro y el pase” de los periodistas), y al que el fiscal Montealegre quiso sacarle provecho de forma, pareciera, espontanea, en un escenario académico.
La provocación del Procurador se dio en el contexto de una discusión muy seria para el país. Fue previa a una audiencia en la que el Estado, en su más alto nivel, acudía a debatir de manera exhaustiva la constitucionalidad de una de las leyes más trascendentales para la sociedad en este momento, y que marcará la ejecución de los caminos legales para lograr la construcción de la paz:
“El Marco para la Paz nos lo están metiendo con vaselina”, dijo Ordoñez. Para darle un tono coloquial a sus temores jurídicos sobre lo que él considera la impunidad que traerá la norma, con esa afirmación llegó dos días después al recinto de la Corte Constitucional a exponer su posición, pero ya todo estaba dicho y mu gráficamente. Ese día el Fiscal se le opuso a sus tesis, pero guardó el tono.
Un día después, sin embargo Montealegre llegó con su dosis de vaselina para el debate en el que una vez mas los dos se enfrentaban sin lubricación alguna. “Usted dice que la Procuraduría hace cosas a sus espaldas. Espero que esas cosas no se las hayan hecho con vaselina”. Ordoñez que se puso la manos en la cara, solo atinó a decirle a Montealegre que cada uno tiene tareas por hacer y que lo “mejor sería no pisarse las mangueras”.
Las diferencias conceptuales son profundas en cuanto al papel que cada entidad debe cumplir en la puesta en marcha de las disposiciones del Marco Jurídico para la Paz y será una constante en los meses venideros en los que el proceso de paz se desarrolle en La Habana y en el que los acuerdos necesitarán más grandeza política y jurídica que el uso de la ya famosa sustancia lubricante.