"Esta será una nueva ola ciudadana"

En medio de la polarización que vive el país, algunos dirigentes buscan una opción independiete para las próximas elecciones. Por el momento, Antonio Navarro y Enrique Peñalosa son los personajes más sonados para hacer parte de un nuevo intento por sellar una alianza política y llegar a ser la tercería.

Maria Alejandra Villamizar : La tercería para quienes no quieren ni Santos ni Uribe. ¿Será que que el país si verá nacer esta alianza? ¿Cuál es el objetivo superior que logra finalmente que se unan?

Antonio Sanguino: Lo que estamos tratando de cocinar es un proyecto político independiente, que ideológicamente uno podría caracterizar de centro a izquierda. Quisiéramos que llegaran muchos sectores de centro, de gente que proviene del tronco de las izquierdas pero que tienen un denominador: que no se resignan a que la política en Colombia siga monopolizada por las fuerzas políticas tradicionales, en sus viejas y nuevas denominaciones. Porque, con todo respeto, el Partido de la U y Cambio Radical son una empaquetadura reciente de las fuerzas políticas tradicionales en Colombia.

Nosotros queremos hacer una convocatoria a los independientes del país. Incluso independientes que tengan el valor de desprenderse de las fuerzas tradicionales para abrazar un proyecto político independiente. Segundo, esta convocatoria y este acuerdo que estamos construyendo tampoco se resigna a que el país vea que la disputa por la presidencia quede en manos de una familia, entre primos, cosa que nos hace retroceder a la época de las repúblicas bananeras. O que la confrontación política en Colombia se defina el Santismo y el Uribismo. Tampoco queremos una polarización de izquierda a derecha.

El país viene de un conflicto armado de más de 50 anos. Nosotros aspiramos a que haya un acuerdo definitivo de paz. Una perspectiva de posconflicto requiere aliar la política colombiana con opciones que despolaricen a la sociedad.

M.V. Ahí hay dos temas. Uno, el desideologizar de izquierda a derecha el debate electoral, y en ese caso la pregunta es: ¿Cuál es el centro?

A.S. Quizá la contienda electoral no va hacer una contienda entre izquierda y derecha, sino una contienda entre fuerzas tradicionales y fuerzas independientes. Esa puede ser la contienda que nosotros quisiéramos promover. Y lo nuevo, lo independiente tiene que tener un sello. Esto no quiere decir que sea una propuesta ‘asexuada’, una propuesta sin contenido. Lo que pasa es que nosotros queremos insistir en que el sello no sea ideológico, sino programático. Esto supone que debemos construir unos acuerdos que ya los estamos haciendo. Acuerdos como cuáles: para nosotros el tema de la educación pública como el ascensor social por excelencia y el de la educación como un instrumento de transformación social es un sello muy fuerte, que es lo que justamente está desarrollando Sergio Fajardo en Antioquia. Su lema: “Antioquia la más educada” y con ello todo el tema de innovación en el ámbito del desarrollo tecnológico, en fin.

Otro sello muy importante: No todo vale en la política limpia, eso hay que reiterarlo con mucha fuerza, ese fue el gran animador del aula verde. Nosotros creemos que hay que ponerlo en el sello programático que queremos promover. Qué otros sellos programáticos: la agenda ambiental que una agenda del progresismo político contemporáneo y de las sociedades del mundo. Otro sello es el de la igualdad, de la equidad y la inclusión social. Entre otros, están el sello de la paz, los derechos humanos y la sociedad posconflicto, las víctimas y todo lo que se deriva de esa agenda. Cuatro o cinco acuerdos programáticos nos pueden ayudar un poco a darle rostro a una propuesta independiente, porque hay propuestas de fondo con las que queremos gobernar al país.

M.V. Teniendo en cuenta que Colombia es un país que cree cada vez menos en la política tradicional, ¿Quién es el personaje que puede encarnar estas ideas de independientes y de centro. Cómo hacer que esa consulta tenga credibilidad si los candidatos con ya están caracterizadas ideológicamente?

A.S. Vamos hacer una consulta presidencial para seleccionar un candidato y consolidar un acuerdo programático. Seguramente cada candidato hará sus énfasis en uno u otro asunto y seguramente la historia de cada precandidato ayudará a reforzar los mensajes políticos, en fin.

Un prerequisito es que haya un acuerdo programático común: que nos pongamos de acuerdo en que vamos a gobernar, sea cual sea el candidato escogido. Segundo, nosotros debemos asegurar que el que pierda, debe ayudar decididamente al que gane. Ese es un requisito o regla de oro en cualquier ejercicio democrático.

Tenemos que hacer además un esfuerzo comunicativo muy grande. Tenemos que transmitir un único mensaje político a través de la ola verde. Entonces, podríamos innovar en la manera en la cual hacemos la consulta. En la ola verde hicimos una consulta amistosa, no competidora sino entre tres colaboradores. De lo que se trata también es de ser innovadores en la manera de ser política, porque a su vez, eso también debe ser un sello de este proyecto.

M.V. De ese recuerdo del 2010 quedaron muchas lecciones y muchas de esas muy Casi que vergonzosas. Hoy no está el ganador de esa consulta, Mockus. Hoy no está Luis Eduardo Garzón, que está en el gobierno. ¿Cómo viene la versión 2013-2014? Es decir en el juego está: Enrique Peñalosa, que quiere participar y Antonio Navarro Wolf, cabeza de los progresistas, ¿hay alguien más que pueda eventualmente entrar allí?

A.S. Hasta ahora, los dos que están jugando son Peñalosa y Antonio Navarro. Existe una frase que me gusta y es: “Este partido o este proyecto político tiene que traer a los dirigentes que no están o que se fueron por distintas razones. Hay que traer a Mockus, no para que sea participe en la consulta, pero para que juegue en la consulta protagónicamente, hay que traer a Lucho Garzón también y hay que esperar a que él tome una decisión de jugar también con este proyecto.

Hay que, por supuesto, incorporar como un activo los ejercicios de gobernabilidad que se están adelantando. Específicamente los de Sergio Fajardo, algunas cosas buenas que eventualmente este haciendo el alcalde Petro en Bogotá. Yo creo que por ejemplo el Plan de Desarrollo del alcalde Petro es un referente, un acumulado y un activo político para mostrar, en otras cosas si ha tenido problemas de ejecución, pero hay que sumar. Tenemos una carta que nos envió la Alianza Social Independiente diciendo que quieren aportar a nuestro propósito. También, el movimiento independiente del vicepresidente Angelino Garzón, que ven con mucha expectativa este proceso pero, igual hay liderazgos políticos a lo largo y ancho del país. Una persona como por ejemplo María Mulata en Cartagena. Gobernabilidades como las de Raúl Delgado en Nariño o la que se está haciendo en el Cauca. Hay mucha fuerza independiente jugando en el país y esperando una alternativa de estas características.

M.V. Hoy las encuestas muestran cada vez más un camino más complicado para la reelección. A juicio de esta tercería, ¿Qué le pasó a Santos para llegar a un punto tan alto de desfavoralidad como el de hoy?

A.S. Yo creo que el presidente eligió cambiar su agenda de gobierno con respecto a su promesa de ‘cuidar los tres huevitos de Uribe’. Tuvo una virtud que en su momento saludamos, de apostarle a una manera civilizada y pacífica de resolver el conflicto armado. Tuvo la valentía de poner la agenda de víctimas en el debate público del país, además la valentía y audacia de reconstruir las relaciones exteriores con los vecinos: Venezuela, Ecuador, diferentes organismos internacionales y ganar cierto liderazgo en algún momento.

Yo creo que el presidente no se logró librar del todo de cierto complejo de culpa con el Uribismo. Yo creo que además a habido una revelación de un liderazgo muy débil del gobierno y el presidente. Al presidente se le ve distante, se le muy callado, muy bogotano. Hay una insurrección de las regiones, que se ha visto en este paro agrario. Igual a sus ministros, que de hecho el vicepresidente Angelino les ha dicho: “Por qué no se untan de pueblo”, aunque es un término muy feo pero que define si se comprometen o no con la gente. A fin de cuentas es un gobierno que se siente muy desconectado con la sociedad y muy débil desde el punto de vista de liderazgo del país.

Este paro es el estelar por demostrar ese liderazgo y demostró también una manera errática de desmontar en conflicto e incapacidad para anticiparse, para sortear y reaccionar a tiempo.

M.V. ¿Qué viene ahora en el proceso para consolidar la tercería?

A.S. Primero hacer el acuerdo político. Aspiramos a obtener este acuerdo en estos días y luego llevaremos al congreso del Partido Verde la propuesta el 25 o 26 de septiembre y una vez este formalizado todo, tendremos una agenda o cronograma que son los tiempos que establece la registraduría. Tengo entendido que el partido tendría que oficializar una solicitud de consulta presidencial antes del 9 de diciembre a la Registraduría nacional y los precandidatos podrían tener hasta el 9 de febrero para inscribirse oficialmente. Entonces ese es el tiempo que tenemos y haríamos la consulta el día de las elecciones al congreso de la república.

M.V. Usted dice que el reto es innovar y pensar en algo de similar a 2010 el Partido Verde. ¿Cómo innovar para llegar a ese votante que salió, que marchó y estuvo convencido de que tenía un chance y luego quedó desamparado?

A.S. Esta no es la ola verde, es una nueva ola ciudadana. Este país ha tenido este tipo de ‘olas’ desde hace más o menos 15 o 20 años. Quienes somos de esta generación podemos recordar la ola de Alianza Democrática M19, que fue una ola precedida de toda la ola juvenil y estudiantil. Después de eso, uno podría registrar la ola verde, como el hecho más significante. Pero antes, la ola del polo democrático por ejemplo. Ahora después de esto, hubo una reacción ciudadana cuando la aprobación de la reforma a ala justicia en el congreso de la republica. Hay unas fibras del país que logran ser convocadas si la propuesta política es atractiva y esa ciudadanía que está hastiada de lo que ve diariamente en la política colombiana aún guarda la esperanza de un proyecto de transformación democrática de la sociedad. Es uno de los grandes desafíos que tenemos.

M.V. No pelearse entre todos debería ser una de las lecciones aprendidas, ¿Se han hecho ustedes un propósito con el fin de no terminar en una pelotera de estas que hacer fracasar estos proyectos?

A.S. Para esto, debemos hacer un pacto de “coquetería” mutua a largo plazo y superar esa suerte de maldición bolivariana. Uribe decía que cada colombiano es una república. Nos toca hacer un esfuerzo, que ya lo hemos logrado con la Ola Verde, el ejemplo es esa consulta presidencial en donde se puede competir amistosamente.

M.V. Pero yo recuerdo que en ese momento los candidatos no se tomaban en serio como una opción. Entonces, los egos y las ambiciones no estaban tan puestas sobre la mesa, pero cuando la cosa se puso seria, volvió a pasar exactamente lo mismo…

A.S. De esas experiencias yo creo que hay que aprender y sacar lecciones. Una de las grandes virtudes que puede tener este proyecto es juntar a personajes muy distintos pero que aporten a la iniciativa. Además se pueden construir unas reglas de juego, unas reglas de convivencia que no solo estén por encima de los egos y liderazgos personales, que son muy fuertes, sino que a su vez puedan regularlos y hacerlos convivibles con otros.

M.V. Habrá quienes no quieran que surja esta tercería. Ya hay presiones y proposiciones?

A.S. Siempre será un riesgo. Yo creo que todo caso y camino que hemos escogido resuelve esas amenazas o por lo menos las neutraliza. Claro que si nosotros nos tomamos en serio la idea de construir tercería, quiere decir que en algún momento habrá que discutir la participación nuestra en la unidad nacional. Por supuesto es un camino distinto a la reelección del presidente Santos o a cualquiera de los candidatos que en un plan b, c, d o tal vez e siguen en la misma posición. Entonces es una alternativa que frente al Uribismo es como el agua y el aceite, un proyecto en ruptura con lo que ha significado y significa el Uribismo.

El acuerdo mismo nos salva en el principio de esas amenazas que en todo caso estarán ahí al acecho de intervenir, de querer incidir pero que por lo pronto en la largada de este camino, hay una definición política de independencia muy clara.