“Estados Unidos siempre vio a Colombia como un país débil”

El momento coyuntural que está viviendo el país y los posibles cambios que traiga consigo la firma del acuerdo de paz, han puesto a Colombia en la mira de varios politólogos e investigadores internacionales. Uno de ellos es Roger Petersen, politólogo estadounidense de la Universidad de Chicago, quien ha estudiado la política comparada sobre el conflicto y la violencia.

Petersen habló con Confidencial Colombia sobre cómo la comunidad internacional y en especial Estados Unidos, -país que ha estado apoyando a Colombia con el programa “Plan Colombia” desde 1999-, ve el proceso de paz entre las Farc y el gobierno.

“Sorprendido” así se sintió el politólogo cuando las Farc pusieron sobre la mesa el tema de las drogas ilícitas, y no es para menos. Estados Unidos durante años ha enfrentado y ayudado a combatir el narcotráfico en Colombia, y en esa labor, ha perseguido a este grupo guerrillero.

Señala que al hablar sobre drogas ilícitas “de alguna manera aceptan que estaban involucrados con este tipo de actividades ilegales”. Además, dice él, la intención de las Farc puede generar que la comunidad internacional cambie su percepción y no los cataloguen como criminales rebeldes, sino como un movimiento político.

Otro acuerdo que le parece importante es que se haya discutido la Política de Desarrollo Agrario Integral, pues con esto expresan su compromiso con la población civil.

También, manifiesta que independientemente de si la sociedad les cree o no a las Farc, en los diálogos se habla sobre cómo transformar al país de una manera pacífica. Sin embargo, aclara que este proceso es largo y recuerda que “nada está acordado hasta que todo este acordado”.

Farc vs Autodefensas


La comunidad internacional ha señalado a las Farc como “terroristas”, luego de que este concepto se extendiera cuando Estados Unidos sufrió los atentados del 9 de septiembre del 2001, o cuando a éste grupo guerrillero les empezaron a llamar “narcoterroristas” con el “Plan Colombia”.

Lo curioso es que a los paramilitares no los califican ni como narcotraficantes ni terroristas. Petersen manifiesta que ha tenido la oportunidad de estar con militares estadounidenses discutiendo este tema y a la conclusión que han llegado, es que a estos grupos paramilitares no los relacionan con el narcotráfico: “tampoco tienen muy claro que ellos hayan sido los generadores de la mayoría de las víctimas del conflicto armado en los últimos 10 años”.

Por el contrario, los tienen como un grupo militar estratégico para combatir a las Farc, lo que lleva a Estados Unidos a no calificarlos como peligrosos.

“La posición del país norteamericano, a sabiendas de que los paramilitares generaron más víctimas, fue construir un ejército con las autodefensas. En parte eso fue satisfactorio porque se dio la desmovilización. Nosotros estamos en contra de aquellos que hablen de comunismo o socialismo. El paramilitarismo no estaba conectado con el socialismo y la solución de reincorporarlos se dio en buena medida por esto”, señala Roger Petersen.

Frente a la pregunta si el senador y expresidente Álvaro Uribe ayudó a que se calificara a los paramilitares como alianzas y no como grupos al margen de la ley ni como narcotraficantes, manifiesta que: “Uribe fue un mal necesario. Estados Unidos siempre vio a Colombia como un país débil, necesitábamos militarizarlo con militares estadunidenses y colombianos y ahí es donde empiezaa involucranlos paramilitares. La figura de Uribe era necesaria, de un hombre fuerte que pudiera desmovilizar a estas personas. La percepción de Estados Unidos es que se necesitaba la figura del expresidente”.

El perdón y el olvido


Los sentimientos que se desencadenan en una persona que ha sufrido la guerra son mucho más problemáticos que la misma violencia. La rabia y el odio son el común denominador entre las víctimas. Petersen explica que, por ejemplo, la rabia son las acciones y el odio afecta directamente la personalidad; sin embargo aclara que “una persona puede odiar toda la vida, pero no toda la vida puede estar brava”.

Además dice que las víctimas del conflicto se dividen en dos a la hora de perdonar y hacer justicia. Unas quieren que se haga justicia como está estipulado (en La Biblia), en el Antiguo Testamento, “ojo por ojo, diente por diente”, pero otras practican lo que está en el Nuevo Testamento, el perdón y el amor.

Finalmente, el politólogo habla sobre el papel que deben desempeñar los medios de comunicación a la hora de informar sobre el proceso de paz. Para él es importante qué historias y qué narrativas se escogen para transmitir a la opinión pública el contenido sobre los diálogos, ya que además de influir en la opinión pueden aportar y revelar la verdad, “el rol de los medios es muy importante para este proceso de paz”, señala.