En entrevista con Confidencial Colombia, José Jaime Uscátegui se declara decepcionado y utilizado por Lorent Saleh; una persona que se mostró como defensor de derechos humanos y que en los mencionados videos deja ver una faceta alejada de las vías civilistas en defensa de los estudiantes venezolanos.
José Jaime Uscátegui ha sido un ferviente defensor de la inocencia de su padre, el general Uscátegui condenado por la masacre de Mapiripán ocurrida en 1999. Su labor de activismo le alcanzó, en algún momento, para acompañar las voces de los estudiantes opositores venezolanos.
En el marco de estas actividades tuvo una relación con Operación Libertad, la ONG que impulsa el joven Lorent Saleh, deportado a Venezuela la semana anterior. Uscátegui recibió en un momento dado a Saleh en el aeropuerto El Dorado, y este último apoyó la huelga de hambre adelantada por el hijo del General para pedir por garantías judiciales en el proceso de su padre.
Sin embargo, los recientes videos revelados por la televisión venezolana que vinculan a Saleh y a Gabriel Valles, el otro estudiante deportado de Colombia, con atentados terroristas y compra de armas para adelantar actividades terroristas en el vecino país, hicieron que la posición de Uscátegui cambiara.
¿Cómo conoce a Lorent Saleh?
En primer lugar quiero precisar que hablo en esta ocasión a título personal, no como secretario de Relaciones Internacionales del Partido Conservador. Hablo como José Jaime Uscátegui. Me acerqué a la causa venezolana por testimonios como el de Lorent. Hicimos una tertulia, que debió ser en 2013 o finales de 2012, y allí llega Saleh a contarnos de su activismo y de la causa de los estudiantes en Venezuela.
Él cuenta que hizo huelgas de hambre pidiendo la libertad de presos políticos en Venezuela. A partir de eso me llamó la atención su historia de vida porque yo estaba pensando en adelantar una protesta similar, simbólica, abogando por la inocencia de mi papá, el General Uscátegui.
A partir de ese momento hubo cierta confianza y empatía para que él me contara desde cómo se hace una huelga de hambre hasta qué hay detrás de esas iniciativas de protesta que son radicales pero pacíficas y que buscan llamar la atención de la sociedad en su conjunto.
Sobre los videos en los que Lorent Saleh y Gabriel Valles hablan con alguien, al parecer por Skype, sobre armas, atentados y explosivos en relación a la región del Táchira. ¿Qué opinión le merece lo revelado?
La plataforma a la cual me acerqué por intermedio de Lorent fue a la de Operación Libertad. Él me la presentó como una ONG internacional de derechos humanos con proyección internacional.
Para serle sincero, me dolió ver que Lorent en uno de los videos hablara de Operación Libertad como una fachada diplomática, y ese es el término textual que utiliza. Duele porque muchos aquí en Colombia creímos en esa plataforma de derechos humanos, pero no como una fachada diplomática, sino como una organización seria que estaba haciendo un trabajo por los derechos humanos. El de los videos no es el Lorent Saleh al que le di mi apoyo. Yo creí en alguien correcto que defendía la causa estudiantil venezolana.
Cuando me enteré de la salida de Lorent del país, no me sorprendió porque él estaba asumiendo un perfil demasiado alto para el objetivo que podía tener, que era buscar solidaridad y apoyo con la causa venezolana. Eso de pararse en un puente peatonal y poner una pancarta en contra del presidente Santos en plena campaña, o irse a Cúcuta a provocar al senador Navarro, puede llamar la atención pero de nada sirve para la causa venezolana.
Somos muchos los que quedamos fuera de base, porque protestamos enérgicamente por su salida sin imaginarnos nada de lo que dice en los videos. Yo pensaba adelantar un acto simbólico pidiendo garantías por su situación actual en Venezuela pero después de escucharlo, con ese disfrute con el que habla de adelantar acciones terroristas y agresiones contra personas puntuales, no me quedan deseos de hacer nada. Me siento como un idiota útil por pensar que estábamos apoyando a un grupo enfocado en la defensa de los derechos humanos y resulta que tenía una agenda secreta.
¿Usted conoció a Gabriel Valles?
Yo a Gabriel Valles no lo conocí, supe de él porque tenía información de que estaba trabajando con Lorent en Cúcuta, se había hablado de un cordón humano en la frontera y de hacer pancartas. Fuimos muchos los jóvenes, por lo menos acá en Bogotá, que trabajamos con Lorent, que nos sentimos desilusionados, engañados o hasta utilizados porque los que creíamos en esa plataforma de Operación Libertad la veíamos como algo serio en defensa de los derechos humanos.
¿Usted hacía parte de Operación Libertad?
Fue algo hasta cierto punto circunstancial, porque yo no hago parte de la plataforma ni tengo ningún rol o función o cargo dentro de la plataforma. Pero lo que sí había era una empatía por una causa justa que se estaba haciendo a través de mecanismos democráticos y sanos.
Por ejemplo, hacer una huelga de hambre es algo radical pero que no atenta contra la seguridad de nadie que no sea uno mismo. Sin embargo, lo dicho en ese video es otra cosa. Es que esa cuestión es muy grave, tanto así que muchos que fueron al Congreso y se manifestaron en apoyo de Lorent Saleh quedaron sin piso por cuenta de lo dicho ahí.
¿Ha tenido noticias o contacto con Lorent Saleh desde su deportación?
No. La mamá de él, Yamile, me contactó por Facebook; me pidió que no dejáramos a Lorent solo, de cara al difícil proceso judicial que se avecina. Yo pude hablar con ella por Skype y me comentó un poco en qué va el proceso y cuál es la preocupación que existe por su suerte. Pero esa conversación es antes de la publicación de los videos, entonces no le pude preguntar sobre la cuestión o si sabía en qué pasos estaba él.
En los videos se habla de militares colombianos y entrenamiento militar en el país, así como de consecución de armas y explosivos. Igualmente se señala, en otros medios, que estarían estudiando en la Escuela Superior de Guerra. ¿Usted sabía o tenía idea de que esto estaba pasando?
Después de la huelga de hambre que adelanté por mi papá, yo tuve una pequeña discusión con él porque me pidió unas de las carpas que yo había utilizado. Quería enviarlas a Venezuela para que les sirvieran a los estudiantes allá. Yo después de una huelga de hambre de casi 20 días, estaba agotado físicamente y mi familia no estaba en una buena situación, entonces no tenía cabeza para pensar en las carpas que no harían mayor diferencia en una situación como esa.
Lorent me increpa por Whatsapp y me dice que “por qué no ayudé con eso”. Mi respuesta fue que si iba a medir mi compromiso con la causa venezolana en función de tres carpas pues no nos hagamos falsas expectativas.
A partir de ahí tuvimos un distanciamiento. Desde ese momento perdí el vínculo directo con él. Supe que había viajado a Costa Rica. Yo le insistí en que no dejara de lado sus estudios universitarios porque esa lucha, en algún momento pasa, y el tiempo se va. Lo último que supe de él es que había concentrado sus actividades en Cúcuta.
Después me enteré que estaba haciendo un curso en la Escuela Superior de Guerra. Afortunadamente jamás me pidió una recomendación, la cual le habría dado desprevenidamente por cuestiones de amistad, en ese momento. También debo decir que nunca lo presenté con ningún personal retirado ni en actividad de las fuerzas armadas y no he mediado de ninguna manera entre él y los militares colombianos.
Acerca de lo último que usted señala, hay unos trinos de la cuenta personal de Lorent Saleh en Twitter del 20 de febrero de este año en los que, entre otras cosas agradece su intermediación con militares colombianos en apoyo a los estudiantes venezolanos.
Me sorprenden esos trinos. Al respecto debo decir que yo en ese momento estaba en campaña a la Cámara, coincidimos en una reunión en Acore y yo hice un comentario sobre cómo Venezuela podría servir de espejo de lo que podría sucederle a Colombia si no se tomaban cartas en el asunto; pero siempre desde las vías democráticas.
En ese periodo de campaña, yo sí estuve muy activo en la causa venezolana. Participé en varias reuniones convocadas por los venezolanos. Hicimos una rueda de prensa conjunta en donde él le hacía un llamado a las fuerzas armadas venezolanas para que no se enfrentaran a la población civil, pero ahora que usted lo dice el único espacio conjunto que compartimos sectores de las fuerzas armadas, Lorent y yo fue el de ese debate en Acore. Los videos sobre esa reunión son públicos.
Además, esa reunión no tiene nada que ver con la Escuela Superior de Guerra. Esos trinos que usted me muestra sí me preocupan porque de haberlos conocido en su momento yo le hubiera dicho “Lorent no me haga daño con esas afirmaciones”; en uno de ellos dice que la población civil debería armarse y en el siguiente me agradece por decirle a las fuerzas armadas que hay que apoyar a Venezuela. Una serie de trinos que me dejan mal parado toda vez que en ningún momento serví de intermediador para que él se acercara a la fuerza pública colombiana.
No le serví de puente en ningún momento, porque en ese entonces él estuvo más cerca al Centro Democrático que al Partido Conservador. Cuando dicen que estaba haciendo proselitismo político no queda claro por quién lo hacía. Por cierto, habría que pedirle a la Escuela Superior de Guerra que aclare quién fue el que lo presentó ante esa institución.
¿Qué impresión tiene usted de Lorent Saleh ahora que salieron a la luz esos videos?
De las cosas que yo le critico a Lorent es que por ese narcisismo o ímpetu de juventud, que a veces hay, uno puede cometer errores o torpezas, pero uno no se puede tomar fotos con un fusil como lo hizo él, porque eso en un defensor de derechos humanos no tiene cabida.
No entiendo cuándo Lorent pasó de hacer una huelga de hambre, aún a costa de su salud, y se le metió la idea en la cabeza de que la salida al problema venezolano es una salida armada, que por más que estuviera justificada no es legítima.