Eva Yerbabuena presenta su coreografía ¡Ay!

Eva Yerbabuena, ganadora del Premio Nacional de Danza de España en 2001, es considerada una de las bailaoras flamencas más completas. Creó su propia compañía en 1998 para desarrollar su faceta de coreógrafa y con ella ha recorrido el mundo. Esta destacada artista flamenco se presenta en el Teatro mayor Julio Mario Santo Domingo como parte del Festival Flamenco con ¡Ay!, un espectáculo que ha ganado aplausos y ovaciones en todo el mundo. Funciones viernes 16 y sábado 17 de septiembre de 2016, a las 8:00 p.m. Entradas desde $35.000.

Eva Yerbabuena ha recibido a lo largo de su carrera numerosos e importantes galardones como varios premios Max de las Artes Escénicas, la Medalla de Andalucía, el Time Out y varios premios Giraldillo y Flamenco Hoy.

La Yerbabuena presenta en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo un espectáculo de flamenco íntimo y minimalista con el que se consagra como una de las mejores intérpretes del panorama dancístico y del flamenco actual. En ¡Ay!, la bailaora y coreógrafa busca el equilibrio entre lo que nos va deparando la existencia y cómo vamos enfrentando a la incertidumbre. El resultado de este proceso reflexivo es un espectáculo con el que ahonda en nuevos lenguajes dancísticos.

Estrenado en 2013, este espectáculo le permitió ganar el reconocimiento nacional e internacional al ser descrito como “pura poesía”. ¡Ay! también es un punto de inflexión en la carrera de Eva Yerbabuena ya que se enfrenta al escenario sin cuerpo de baile, y además se trata de su primera creación tras un receso por maternidad que la mantuvo retirada de la escena trece meses. Por este espectáculo, Eva Yerbabuena recibió el Premio Max de las Artes Escénicas como Mejor Intérprete Femenina de Danza y una nominación a los National Awards de Gran Bretaña.

Artista multidisciplinar, Yerbabuena ha hecho colaboraciones en cine con Mike Figgis en el documental Flamenco women (1997) y el largometraje Hotel (2001). Con su compañía, ha creado hasta la fecha 13 espectáculos que se han presentado en escenarios nacionales e internacionales, desde el Teatro de La Zarzuela de Madrid hasta la Ópera de Sídney, templo de la música donde Eva hizo historia al ser la primera intérprete danza flamenca.

Confidencial Colombia habló con esta reconocida artista sobre su pasión y atracción por el flamenco y su puesta en escena por tercera vez en Colombia.

Su primer recuerdo en la danza llega a su mente encarnado en una pequeña de once años que por primera vez pisa una escuela de baile.

“Mi primer recuerdo es el bajo de una casa con cristales y madera. Fue la primera academia que yo pise el primer día y era casi casi una cochera donde se guardaban los autos, adaptada para poder dar clases. Es un recuerdo que siempre tengo conmigo”, manifiesta.

Empezó con el flamenco y con el tiempo fue conociendo de a poco los otros géneros: el clásico español, el contemporáneo, en fin, todos tipos de danza. A la pregunta de qué es lo que más le atrae del flamenco, responde inmediatamente que es la música en directo.

“Eso es algo que te da directamente en el alma, en las vísceras. Nosotros siempre tenemos la orquesta con nosotros, el cante es en directo, la guitarra es en directo, una música en directo que te da la posibilidad de improvisar en ciertas ocasiones y de sentir cosas que a lo mejor es más difícil de sentir cuando la música cae en off, grabada”, expresa Yerbabuena quien señala que la magia del flamenco radica en su propia idiosincrasia.

“El flamenco es un arte pasional, visceral, que no deja a nadie indiferente, y que quizá para la gente lo más duro de digerir es el cante, pero a través del baile es mucho más fácil”, dice.

Su mirada al flamenco, sus transformaciones y lo que hoy en día es, refleja su universalidad en sus puestas en escena y trabajo personas dentro del género.

Frente a lo que algunos derroteros llaman flamenco puro, “yo siempre digo que el flamenco es algo, vamos, no que lo diga siempre, lo digo ahora que tengo consciencia: el flamenco ha sido lo más impuro del mundo porque de por sí es una mescolanza de culturas. Entonces, ¿qué defendemos como pureza? Pues yo creo que lo único que podemos defender como pureza es la creencia del propio artista y la forma de interpretarlo”, dice enérgicamente.

Y agrega: “Lo que está ocurriendo hoy en día es que tenemos muchísima información, a muchísima velocidad y a cualquier hora. Eso influye tienes que tratar de asimilarla. Usamos el cuerpo, el movimiento y todos esos códigos porque no queremos limitarnos. No quiere decir que porque tengamos un código más amplio sea menos flamenco y menos puro, es una idea que tienen. El flamenco puro no se hace, creo que es algo con lo que se nace y después se hace a través del conocimiento. Entonces, la persona que nace con eso pase lo que pase lo va a tener siempre, la esencia es inamovible, eso es algo que tenemos que tener claro”.

El tan llamado duende en el bailaor, para ella representa la conexión que hay entre público e intérprete, el artista. “Si hay conexión, hay entendimiento, hay sentimiento esa noche, si esta todo para mí eso es la magia o lo que la gente llama duende, lo que decimos ¡Apareció el duende! Apareció la conexión, apareció el hacer sentir, provocar un lenguaje más directo. Cuando digo provocando es porque a veces el público provoca que eso aparezca en el artista. Cuando ocurre es algo maravilloso”.

Con humildad manifiesta que ese bichito del duende, la conexión después de tantos años “hay veces que pasa en porcentajes más pequeños y hay veces que pasa, es algo mágico y tienes la sensación de miedo de no saber si eso va a volver a pasar de tan emocionante que ha sido.

No hay un día en que tú digas lo he descubierto, no, se da con los años. La experiencia y la frialdad de hacer el análisis y decir: ¿qué ha pasao? ¿Qué ha pasao que la gente queda emocionada mirando? Hay una energía que no es normal, no. Y fíjate que cuando tú crees que has estado peor es cuando el público dice que has estado mejor. (Risas)

Con la puesta en escena ¡Ay! Que llega al país “la gente va a poder ver un espectáculo muy minimalista, muy intimista, un espectáculo que surge después de 13 meses de estar totalmente desconectada del flamenco en todos los sentidos por una gestación de una criatura que adoro que es mi hija menor pequeña”, comenta.

“¡Ay! es una expresión que nosotros utilizamos para veinte mil cosas: ¡Ay, que te quiero!, ¡Ay, que no lo tengo!, ¡Ay, que no puedo más!, es un suspiro, es algo que está muy presente en nosotros. ¡Ay! Es un espectáculo bastante profundo diría yo donde se puede ver sevillana, seguidilla, tango, bulería, alegría, es un espectáculo que tiene un abanico bastante amplio con un elenco divino”, concluye.