Evo Morales se queja de la CIDH

El presidente Evo Morales, acusó hoy a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de juzgar “sólo a los Gobiernos y presidentes antiimperialistas” e insistió en la necesidad de reformar en profundidad la Organización de Estados Americanos (OEA).

Morales participó de la inauguración de la Segunda Conferencia de Estados Parte de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, que apunta a debatir aspectos como el cambio de sede de la CIDH, actualmente asentada en Washington, Estados Unidos, y otros ajustes a partir de las reformas planteadas en la última asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Los cancilleres de Bolivia, David Choquehuanca; de Brasil, Antonio Patrita; de Argentina, Héctor Timerman; de Ecuador, Ricardo Patiño, junto a sus colegas y representantes de otras 15 naciones participan del encuentro que tiene como sede la población de Tiquipaya, Cochabamba. El encuentro concluirá hoy con una resolución que será puesta en consideración de la próxima asamblea de la OEA.

El Presidente cuestionó el papel de la CIDH, instancia encargada de precautelar el respeto de los derechos humanos, y consideró que para esa institución hay países de primera y de segunda. Los primeros, dijo, son aquellos que no suscribieron el Pacto de San José o Convención Interamericana de Derechos Humanos, mientras que los segundos son aquellos que firmaron el documento y, por ellos son, por ejemplo objeto de informes anuales sobre vulneración de derechos.

“Como no hay principio de universalidad en cuanto a la protección y promoción de los derechos humanos entre los Estados miembros de la OEA, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos termina encubriendo la violación de los derechos humanos de Estados no signatarios de la Convención”, afirmó y señaló entre ellos a Estados Unidos.

Cuestionó el por qué el sistema de protección no se pronuncia sobre hechos del país del norte como “las torturas y detenciones indebidas en Guantánamo”, el “sistemáticos abusos policiales contra los inmigrantes y sus graves actos de racismo y discriminación”, y la “intervención de países soberanos”.

Además señaló que no emitió un pronunciamiento sobre la situación del expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada, principal acusada de la represión y muerte en las jornadas de octubre de 2003 y que hoy radicada en el país del norte; y la desafió a devolver el dinero gastado en misiones que tuvieron que defender al Estado en la denuncia sobre violación de derechos humanos en la represión del 2011 en Chaparina, donde policías reprimieron, amordazaron y maniataron a indígenas que marchaban en contra de la construcción de la vía Cochababma-Beni por medio del corazón del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS).

“Tantas explicaciones y no encontraron nada”, señaló en el discurso en el que acusó a la CIDH de “colocar la lupa sobre los gobiernos progresistas (de izquierda) para observar su comportamiento democrático pero –afirmó- no dice nada del comportamiento de los gobiernos conservadores”.

Morales abogó por la democratización del brazo operativo de la OEA y señaló que el trabajo de esa institución internacional despierta dudas. “La CIDH sólo quiere juzgar a gobiernos, presidentes, que somos antiimperialistas”, consideró.

“Es importante hacer una profunda transformación si queremos tener una institución como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para que de verdad haga respetar los derechos humanos. Si países violamos los derechos humanos que castigue pero con argumentos jurídicos sobre los derechos humanos pero no con argumentos políticos”, insistió.

Con EFE