Luego de los enfrentamientos mediáticos entre el Gobierno y el ELN sobre la interpretación de los pactos que se alcanzaron el pasado 6 de octubre, en los que se establecía la hoja de ruta para instaurar con éxito las mesas de negociación en Ecuador el próximo 3 de noviembre, la opinión pública continúa en vilo y a la expectativa de los ajustes técnicos a los que deberán llegar voceros de ambas orillas en reuniones a puerta cerrada que desde hace cuatro días se sostienen para desatascar el proceso.
Dada la importancia de esta negociación para la terminación del conflicto armado en Colombia y para brindar un análisis más amplio acerca de la confusa situación de cara a la opinión pública por la que atraviesan los diálogos de paz con el ELN, Confidencial Colombia consultó con Naryi Vargas, Investigadora de la línea de conflicto de la Fundación Paz y Reconciliación.
En principio quisimos indagar acerca de la supuesta fragmentación que exhibió la guerrilla en los últimos días. Vargas indica que ambas partes han decidido negociar en medio del conflicto armado, por ende los hechos de violencia seguirán siendo registrados por medios de comunicación hasta que se decidan detener las acciones armadas. Por eso la teoría de fragmentación es una interpretación errada, afirma.
Sin embargo, la analista explica que el ELN debe eventualmente acceder a un pacto de desescalamiento de la violencia, similar al que se llevó a cabo con las Farc. Vargas dice, “Los elenos deben ser conscientes que actualmente no tiene la capacidad para resistir la batería militar del Ejército. Sin embargo, la investigadora asegura que no es posible, en principio, llegar a un cese bilateral”.
También asegura que el ELN frente a la opinión pública tiene mucho más que perder. “el Gobierno siempre podrá justificar su accionar, pues al fin y al cabo está cumpliendo con su mandato que es combatir la ilegalidad, pero la guerrilla en cambio no tiene cómo soportar una dinámica de guerra frente a la sociedad”, afirmó.
Se planteó hacer los diálogos acompañados del cese bilateral del fuego; el gobierno mantiene su decisiones de negociar en medio de la guerra
— ELN-Paz (@ELN_Paz) 1 de noviembre de 2016
Por otra parte, lo que más le preocupa es que una vez la guerrilla acceda a anteponer las armas, el Estado no tenga la capacidad de asumir las responsabilidades que le confiere la constitución: justicia, veeduría, seguridad, mercado, etc. Actualmente son los grupos armados los que hacen las veces de proveedor de estos servicios y el Estado no ha sabido cómo hacerle frente a esta situación, dejando las regiones abandonadas.
Sobre la coyuntura nacional, afirma que los malos entendidos entre las partes es un tema de metodología e interpretación. La liberación de Odín Sánchez sucederá, pero para que suceda alguno tendrá que ceder, pues la interpretación de lo pactado en la práctica no se ha incumplido y el ELN se soporta en que ellos no se comprometían a liberarlo sino simplemente a iniciar esa liberación. Ahora bien, Vargas indica que si la comunicación entre las partes sigue resquebrajándose, puede ser un golpe contundente a la frágil confianza entre los antagonistas.
Reitero postura frente a diálogo con el Eln: hasta no ver a Odín Sánchez libre, sano y salvo no habrá negociación pública con esa guerrilla
— Juan Manuel Santos (@JuanManSantos) 30 de octubre de 2016
“1- El ELN hará una liberación de un secuestrado/retenido en el transcurso de la primera ronda de conversaciones”. https://t.co/lxMrZsndKk
— ELN-Paz (@ELN_Paz) 31 de octubre de 2016
“El secuestro es un tema de dinámicas humanitarias por el que van a comenzar negociar. Una negociación que mantenga el secuestro como herramienta de guerra, es una negociación que se cae sola; la sociedad colombiana no lo aceptará más”, sostiene. La politóloga finaliza diciendo tiene certeza que el 3 de noviembre haya un pronunciamiento oficial positivo aclarándole a la sociedad en qué términos se llevará acabo el establecimiento de la negociación y cuáles son las fórmulas para destrabar el diálogo.