El Mónaco da una exhibición en el Etihad y pasa por un calvario en los últimos veinte minutos en los que acabaron saliendo goleados. El Tigre tuvo una de las mejores noches que se le recuerdan en su carrera, con un doblete y un penalti fallado que manchó ligeramente su gran exhibición.
Los que en algún momento dieron a Radamel Falcao por acabado, harían bien en meterse en la cueva más recóndita del planeta. Si alguien dudaba de que el samario volviera a recuperar algún día su nivel, que se dedique mejor a ver los pronósticos del horóscopo porque serán más acertados que sus predicciones. El Tigre está de vuelta y quien aún se lo piense, que agarre el partido de hoy ante el City y observe el fútbol que aún atesora en sus botas.
Falcao hizo un nuevo doblete, de esos que se le sobran ahora en en el bolsillo más que a uno las monedas de 50 pesos. Y bien pudo ser un triplete, de haber resuelto en una de las acciones que más le cuestan, el punto de penalti. Con penal o sin él, el samario se ganó el derecho de salir del Etihad Stadium con dos orejas y el rabo. Su partido recordó al Falcao de las grandes noches europeas. El que decidía él sólo un partido con dos balones perdidos, que solo él tiene la fe de convertirlos en gol. Y así habría sido el desenlace del partido, con Falcao como héroe indiscutible de la noche, si sus compañeros no se hubieran caído como un castillo de naipes en los últimos veinte minutos.
El Mónaco tuvo el partido y la eliminatoria en sus manos. Falcao se la sirvió en bandeja de plata, pero una desconexión total en la última etapa del cotejo cambio por completo el panorama. Ahora tendrán que remontar dos goles en casa. Pocas veces un equipo que ha hecho tres goles en campo rival por una eliminatoria, se irá con el ánimo tan bajo como el de los monegascos en el Etihad. Hicieron los deberes y estuvieron a punto de sacar nota hasta el minuto 70. A partir de ahí, tuvieron menos filtro que un soltero a altas horas de la noche.
El partido fue una oda para el aficionado que gusta de emociones. Desde el primer minuto hasta el final. Los monegascos llevaron el peso del juego hasta su arrodillamiento en la segunda. Superiores por fútbol y ocasiones a un City que distaba mucho del estilo de toque que siempre ha pregonado Guardiola. Pero como el fútbol no entiende de justicia, los citizens dieron el primer golpe. Una desconcetración en defensa de los monegascos, permitió la entrada fácil de Sané al área, que vio a Sterling solo en el punto de penal para rematar a placer.
Comenzó entonces el show de Falcao. El samario encontró premio a tanta insistencia y tan solo unos minutos más tarde hacia su primero de la noche. Al primer toque, de cabeza y adelantándose a su marca, como tantas veces lo ha hecho en su carrera. Registro patentado. La zaga citizen estaba grogui, y pocos minutos más tarde quedó en evidencia con el gol de Mbappe. Un pase largo a la espalda fue suficiente para que la joven estrella recibiera solo y anotara en el mano a mano con Caballero. El Etihad se quedaba mudo.
Pep tenía harto trabajo en el entretiempo. Recomponer a sus jugadores, que habían sufrido un varapalo tremendo en el primer periodo. Y pronto regresaron las pesadillas. Falcao se volvía a adelantar a su marcador en el área y a Otamendi no le quedó más remedio que derribarlo antes de que rematara solo. El Tigre cogió el balón con confianza, pero volvió a fallar en una de sus debilidades. Desde los once metros la portería se le hace más chica y el samario hiperventila. Golpeó suave y muy centrado. Fácil para Caballero. Y quien no los hace, los ve hacer. El City volvía a poner las tablas en el marcador, gracias al tanto de Agüero, que ayer pudo redimirse del sorpasso que le ha dado Gabriel Jesús en el último mes.
Se quedó con rabia el Tigre y siguió buscando la rendención. La encontró poco más tarde con un golazo que puede entrar perfectamente en el top 3 de su carrera. Balón en largo que peleó con astucia a su defensor, para plantarse en el mano a mano con Caballero y batirle con un sutil balón picado. Gol de crack, que demuestra la confianza que hoy en día tiene el samario. Uno de los goleadores con más hambre de Europa.
A partir de ese momento, el Mónaco tomó el vuelo directo de regreso, confiados ya con el resultado. Todo el trabajo por la borda en 20 minutos disparatados de descontrol y caos absoluto. El City vio a su rival aturdido y le pegó tres estocadas importantes para la vuelta. En apenas diez minutos ya habían dado la vuelta con dos desconcentraciones de Sidibe en la marca del segundo palo a dos saques de esquina. Demasiada concesión para un rival de la categoría del City. A falta de nueve para el final, Sané completaba la goleada, con otro error en al zaga de los del Principado.
Ahora al Mónaco solo le sirve una victoria por dos goles de diferencia. Tendrá el factor cancha y la seguridad de que será muy difícil que el conjunto de Guardiola le haga tres en casa. De tener a su rival rendido en la arena, pasaron a salir humillados del Etihad. Falcao ahora se acordará de su error desde los once metros, el único lunar en una de las noches más brillantes que ha tenido el samario en su carrera. La derrota manchó su vuelta gloriosa a las noches de Champions.