La séptima edición del Festival Internacional de Música de Cartagena, que este año tuvo a Italia como protagonista, concluyó tras haber contado con una afluencia sin precedentes que, según los organizadores, superó los 40.000 asistentes.
Durante trece días y en 38 conciertos, el esplendor musical que Italia tuvo en el siglo XVIII se recreó bajo la dirección general del maestro italiano Antonio Miscenà, quien engalanó los escenarios más hermosos de la histórica y turística Cartagena de Indias, al norte de Colombia.
La fundadora del festival, Julia Salvi, explicó satisfecha que el proceso de consolidación del certamen “en todos los aspectos ha sido logrado” y enfatizó que esto implica que hay que continuar con el arduo trabajo que cada año se realiza y que concluye con cada festival.
Salvi señaló que después de siete años era necesario traer a un director como Miscenà, quien contribuyó a depurar un poco más la estructura del festival, que ya de por sí era “sofisticado”, pero necesitaba superar unas metas de “producción, calidad musical y calidad humana”.
A Miscenà lo precedieron los estadounidenses, Charles Wadsworth, primer director general del festival entre 2007 y 2008, y Stephen Prutsman, a la cabeza del certamen desde 2009 hasta 2012.
Con Italia como protagonista, Antonio Vivaldi y sus “Cuatro Estaciones” jugaron un rol especial para deleite de los asistentes colombianos, que por primera vez tuvieron oportunidad de disfrutar la interpretación de “La Serva Padrona” de Pergolesi, la primera ópera bufa de toda la historia de la música.
“La Serva Padrona”, el exquisito y exclusivo plato fuerte del festival, estuvo dirigida por el maestro Rinaldo Alessandrini, considerado por Miscenà como el mayor conocedor de la obra de Giovanni Battista Pergolesi (1710-1736).
El festival, además de ser ya reconocido mundialmente por su calidad musical y de intérpretes, se ha constituido como un evento con sentido social abierto para todo el público, por lo que dieciséis de los conciertos ofrecidos fueron gratuitos y con entrada libre.
También algunos de los maestros impartieron clases magistrales a 115 jóvenes músicos colombianos becados, provenientes de los estratos más bajos del país y quienes de otra forma no podrían acceder a una educación musical de tan alta calidad que a su vez colaboran en la educación social.
Salvi destacó que en Colombia hay que “pensar que mientras existan las dificultades económicas y sociales tenemos que trabajar con una misma metodología y es el continuar entendiendo que somos y estamos en la construcción de una sociedad y que el formato del festival va en paralelo al desarrollo del país”.
Desde el mismo momento de la clausura, la Fundación Salvi y su equipo internacional trabaja en el diseño y preparación del octavo festival, que a diferencia de los anteriores, tendrá a un periodo y no un autor como protagonista.
“Ese periodo está definido en lo que pasó en Francia, en lo que pasó en Italia y en lo que pasó en Alemania”, dijo Salvi antes de especificar que en la línea temporal, este periodo se ubicará “un poco después del siglo XVIII, o más o menos dentro de este contexto”.
Con EFE