El Senador Juan Manuel Galán mostró su apoyo a la propuesta de Petro, de brindar asistencia a los adictos a las drogas en la capital, y lo invitó a liderar un proceso de reglamentación.
En una carta enviada por Galán al Alcalde Mayor, este manifiesta estar de acuerdo con la propuesta de brindar atención a los drogadictos, a la vez que menciona los alcances que se han obtenido en torno al manejo de estas sustancias, como el considerar que la dosis mínima de droga no puede ser castigada con cárcel, y la ley 1566 de 2012, que establece la atención integral a personas que consumen sustancias psicoactivas, presentada por Galán al Congreso y que recibió sanción presidencial para ser promulgada.
De esta forma, el Senador invitó al Alcalde a continuar en la “lucha” contra el problema de las drogas y el narcotráfico y liderar el proceso de implementación de la mencionada ley, para así poder brindar una oferta integral desde el sistema de salud, que incluya tratamientos de rehabilitación “con mayores probabilidades de éxito”.
Así las cosas, luego de cumplir su incapacidad médica, estimada en 10 días, por la intervención quirúrgica en la fundación Santa Fe, Petro se reuniría con el senador Galán, para discutir sobre los centros de atención y consumo controlado para los adictos a las drogas.
Esta es la carta que el senador Juan Manuel Galán Pachón envió a Gustavo Petro.
Doctor
GUSTAVO PETRO
Alcalde de Bogotá
Señor Alcalde:
A propósito de su interés en la creación de centros de consumo controlado y teniendo en cuenta que su propuesta corresponde a un componente de asistencia y resocialización del adicto, quisiera compartir algunos puntos sobre este tema, teniendo en cuenta el esfuerzo que hemos realizado para apoyar a las personas adictas a sustancias psicoactivas SPA desde hace varios años y cuyo resultado ha sido la reciente sanción presidencial a la Ley No 1566 de 2012.
Colombia, ha dado grandes pasos para enfrentar el problema de las drogas y la lucha contra el narcotráfico desde nuevas perspectivas. Primero, bajo el liderazgo del Jefe de Estado, la VI Cumbre de las Américas abrió a nivel continental el debate sobre la necesidad de replantear las políticas antidroga de la región;posteriormente, logramos que el Congreso de la República legislara en favor del reconocimiento de las drogas como un tema de salud pública; recientemente, la Corte Constitucional volvió a tratar el tema de la despenalización de la dosis mínima de droga recordando que esta no puede ser castigada con cárcel y; finalmente, el pasado 31 de julio, la ley 1566 que presenté al Congreso, recibió sanción presidencial para ser promulgada.
Es la primera vez en la historia de Colombia, que una ley reconoce la adicción como enfermedad, la drogadicción como un asunto de salud pública y que obliga al Estado a garantizar el tratamiento médico consentido para quienes reconozcan su adicción y abuso. Por esto, sigo con atención el trabajo de reglamentación que viene adelantando el Ministerio de la Salud y de la Protección Social, en el marco de su Política Pública Nacional de Prevención y Atención a la adicción y seguiré el trabajo de departamentos y municipios, con el fin de lograr la aplicación efectiva de esta nueva legislación.
La adicción en Colombia, debe recibir una oferta integral desde el sistema de salud para que los tratamientos de rehabilitación tengan mayores probabilidades de éxito. Hoy en nuestro país es imposible desligar la salud mental, reconocida como el principal problema de salud pública nacional, de la adicción y el consumo peligroso de SPA. Solo como un ejemplo, el país tiene apenas mil psiquiatras certificados para tratar una población potencial de 44 millones, lo que muestra los desafíos que enfrentamos en materia de salud pública y que fueron desatendidos desde la entrada en vigencia de la Ley 100 de 1993.
Señor Alcalde, lo invito a liderar un proceso de reglamentación de la Ley 1566 en Bogotá, con el concurso de la Secretaria de Salud, la experiencia invaluable de la red de clínicas y hospitales en el Distrito, y el apoyo valioso que pueden prestar las organizaciones de la sociedad civil. El éxito de este esfuerzo en Bogotá se convertirá en una vitrina nacional e internacional, para el propósito de abandonar definitivamente una política prohibicionista, costosa y fracasada.