El Real Madrid golea al Atlético en el Calderón y pone una distancia considerable con sus rivales a estas alturas de temporada. Volvió la versión de animal competitivo de Cristiano Ronaldo con un hat trick. Isco tuvo una noche brillante. Y Zidane solo le dejó los últimos diez minutos a James.
En estos momentos no hay un partido en el planeta del nivel que mostraron Atlético y Real Madrid en el derbi español. La intensidad y la calidad que exhibieron ambos equipos está a la altura de muy pocos. El duelo fue digno de los dos últimos finalistas de la Copa de Europa. Una batalla de la que salio vencedor el Real, imperial durante todo el partido salvo en 20 minutos en los que el Atlético reaccionó por orgullo.
El Madrid pone la quinta marcha hacia su trigésimotercera Liga. En el Calderón dio un golpe sobre la mesa de cara al campeonato. Venía con dudas el juego de los de Zidane, pero superaron la prueba con nota y mandaron un mensaje muy serio al resto de rivales. Lo hicieron gracias a un partidazo de Cristiano Ronaldo, que anotó un nuevo hat trick, y ya van 32 en su historia con la Liga. Pero sobre todo gracias a un partido soberbio de Isco. El malagueño tuvo una noche brillante. Correcto en todos sus movimientos, apoyando en todo momento a sus compañeros, marcando el compás del juego con una claridad digna de un director de orquesta. Con noches como las del Calderón va a tener muy difícil James volver al once.
El fútbol es de momentos y el Real Madrid supo controlar con autoridad la mayor parte de ellos. Desde el comienzo leyó con inteligencia el suelo donde se iba a librar la batalla. Y administró con astucia cada posesión del juego. El Atlético empujó con voluntad pero el Madrid tuvo siempre el peso del partido. Durante los primeros 45 minutos le fue muy difícil a los centrocampistas rojiblancos sostener el caudal ofensivo de los merengues. Modric y Kovacic encontraban con facilidad las líneas de pase a pesar de la presión asfixiante que recibían. Y, cuando al Atleti le fallan sus barreras, es difícil que pueda aguantar la guerra.
Avisó primero Cristiano con un cabezazo que sacó Oblak de la misma línea. Fue la primera amenaza del portugués. En el resto del encuentro no iba a tener piedad. A los 22 minutos anotaba el primero de la noche con una falta desde 30 metros que rebotó en la barrera. Oblak solo pudo ver como entraba la pelota.
El Atlético intentó sobreponerse al tanto pero el Real Madrid estuvo muy bien plantado en todo momento sobre el césped. Los blancos estuvieron impecables en el juego sin balón y derrotaron a los colchoneros con su misma medicina. Solo durante veinte minutos fueron capaces de romper la concentración de los merengues. En el arranque de la segunda mitad, el Atlético puso peligro sobre la portería de Keylor. Apoyados en un gran Ferreira-Carrasco y en el rugir de un Calderón que vivía su última noche de derbi -el año que viene se jugará ya en la nueva Peineta-.
El Madrid aguantó el temporal y una vez controlados los momentos de nervios reapareció para liquidar el partido. En un balón largo que acabó con un mano a mano entre Savic y Cristiano salió perdedor el defensa. El portugués aguantó el embiste del zaguero y a este no le quedó otra que derribarlo en el área. El mismo Cristiano se encargó de convertir el penalti.
El tanto mató al Atlético. A partir de ahí quedaron a merced de los blancos. Bale los agarró desarmados en otra contra y puso un balón templado para que Ronaldo completara su actuación perfecta. Con el partido resuelto, Zidane comenzó a rotar la máquina. Entraron Benzemá y James, que tampoco tuvieron mucho que mostrar. La batalla ya estaba ganada y había que dejar que el Atlético se llevara a los caídos en combate. La victoria sitúa al Real Madrid en una posición privilegiada a estas alturas de temporada. Con cuatro puntos de ventaja sobre el Barça, al que se enfrentará dentro de dos semanas, y con nueve sobre un Atlético que prácticamente se despide de la Liga.