Granjas integrales una alternativa en la dieta de los llaneros

En Puerto Gaitán (Meta), 15 familias decidieron seguir un modelo de granja orgánica integral para el autoconsumo y, asimismo, mostrar a su comunidad que la tierra puede dar más que pastura para las reses, teniendo en cuenta que, esta región es tradicionalmente ganadera.

En la región de Puerto Gaitán los campesinos le están apostando a la incorporación de nuevos cultivos y buenas prácticas agropecuarias para que sus fincas se han más sostenibles y no dependan solo de la ganadería. Con esta nueva alternativa aparece una variedad de alimentos diferentes a los tradicionales de la región como, el plátano, la yuca y la carne.

Esta nueva propuesta busca que los pequeños finqueros desarrollen granjas integrales orgánicas, respetando sus gustos e intereses. Quienes participan en el programa, son aquellos que están dispuestos a adoptar un cambio que implica incorporar nuevos elementos a su quehacer tradicional. Los proyectos se desarrollaban en tres etapas:

Primero. Se inicia con la creación de las huertas orgánicas para que cultiven productos vegetales que no se puedan adquirir en la zona como, la cebolla, el tomate, el cilantro, el pepino o el pimentón. Segundo. Los participantes desarrollan pequeños corrales para gallinas ponedoras, actividad conocida como “gallinas en pastoreo”, para que incorporen el huevo en su dieta del diario.

Y en una tercera etapa, los participantes realizan acondicionamiento mecánico de la tierra de pan coger, es decir, el maíz, el plátano y la yuca. Algunos solo adoptan el programa para desarrollar el cultivo de árboles frutales incluyendo cítricos como, la naranja, el limón y el arazá, además de especies de guanábana y aguacate

Finalmente así, poco a poco, van creando un nivel adecuado de autosostenimiento y de seguridad alimentaria. El objetivo es que todo lo que salga de la finca se utilice, bien sea como materia orgánica para abono, o bien sea como alimento para el consumo propio y para el trueque de excedentes con los vecinos.

Por ejemplo, Lina Amaya, es una de las beneficiarias de este programa. Habita en la finca La Florida, un terreno que costa de tres parcelas separadas por la carretera, su experiencia ha sido modelo para que sus vecinos se unan a estos programas, pero también, ha despertado envidia entre los habitantes por los vegetales que produce.

Su cebolla es la envidia de los vecinos, al punto de que varias veces se la han robado por las noches. Ella confiesa que al comienzo no le gustaba el proyecto, porque le tocaba estar al tanto de todos los detalles, pero finalmente se animó y ahora se siente feliz con los resultados, “el proyecto nos ha mejorado la vida, porque ahora tenemos productos que no consumíamos y que son buenos, como la cebolla. Con los cultivos y con las gallinas estamos saliendo adelante” afirma.

Evaristo Rueda oriundo de Puerto Gaitán, también participante del programa, administra la finca Elisa, un predio de 5200 hectáreas destinado principalmente a la ganadería. Él asegura, que “le ha ido muy bien con la huerta”, considera que, el programa ha sido de gran apoyo porque en muchos años no prosperaban iniciativas de estas, pues estos alimentos son necesarios teniendo en cuenta la lejanía de las fincas y lugar donde se puede adquirir estos productos.

“Yo he vivido en esta región toda la vida y en estas tierras no había nada. Si uno tiene gallinas, algunos marranos, los vegetales y cultivos de pan coger, puede subsistir decorosamente. Y eso nos ha aportado el proyecto, en el sentido de ganar autonomía alimentaria. Yo creo que en esta región se puede dar casi de todo, pero no se hace nada en parte por la pereza”, agrega Evaristo.

De esta forma, y sin desechar las prácticas tradicionales, los campesinos de Puerto Gaitán comienzan a palpar la posibilidad de que su tierra sirve para sembrar y cosechar nuevos productos. Y aunque todavía hay gente que piensa que los suelos son muy ácidos y pobres, el trabajo de visionarios como Evaristo y Lina está mostrando nuevas alternativas para el uso eficiente de la tierra.

Para la región, el programa de proyectos productivos comenzó hace varios años con algunas familias que desarrollaron una iniciativa para el cultivo de plantas medicinales y aromáticas. Cuando el proyecto culminó, Pacific propuso que, en vista de que cuentan con tierras, adelantaran iniciativas para favorecer el autoconsumo.

La compañía petrolera Pacific Rubiales aporta la asistencia técnica, a través de un proveedor, y suministra las semillas e insumos. Los beneficiarios aportan la mano de obra. Semanalmente, los participantes reciben una visita técnica de profesionales como veterinarios, zootecnistas y agrónomos, donde reciben capacitación, recomendaciones y tareas asignadas, pues depende de cada quien sacar adelante su proyecto y mantener un alto sentido de apropiación.

Actualmente, 15 familias han adoptado el modelo de granja integral orgánica, y 23 decidieron acoger solo el cultivo de frutales. Quienes optaron por la granja recibieron 20 gallinas ponedoras y también talleres puntuales de capacitación sobre el cultivo de yuca, plátano y maíz. Así, los resultados de sus esfuerzos, pueden disfrutarlos diariamente en sus propias mesas.