Griezmann mantiene viva la llama del Atlético en la Champions

Y al noveno partido, Antoine Griezmann despertó. Fue un estallido, una liberación. Una semichilena furiosa, cargada de frustración acumulada que derribó a la Roma (2-0) y que una bola más al Atlético de Madrid en la Champions. Sigue necesitando un milagro para estar en octavos, un tropiezo de los italianos ante un Qarabag que no pudo con el Chelsea y una victoria difícil en Stamford Bridge, pero para mañana fue imposible seguir con vida. Y los de Simeone todavía respiran.

En el minuto 68, Correa, que llevaba menos de un cuarto de hora en el césped, llegó a la línea de fondo para centrar una pelota al segundo palo, donde el ‘7 se elevó, esta vez sí, para romper el maleficio de cara a puerta y cambiar a un lado que se estaba poniendo muy feo. Porque el Atlético, de nuevo sin ideas en ataque y con muchas dudas en defensa, sin la menor probabilidad de ganar en su práctica en esta Champions al menos 90 minutos más.

El chispazo iluminó el Metropolitano y, de repente, el equipo colchonero se transformó y sumó confianza, hasta el punto de resucitar también en Kevin Gameiro, que en el 85 ‘resolvió con un gran regate un Alisson y un tiro sin ángulo un buen pase de Griezmann. Código Promocional Wplay . Por primera vez en dos meses (23 de septiembre, 2-0 en casa al Sevilla), el Atlético acababa un partido sin prisas o sin pedir la hora.

Durante la hora anterior, los locales han exhibido las mismas brumas que han tenido en las últimas semanas. Faltando el juego y la confianza, las grietas habituales aparecieron en el bloque de Simeone. Eliminada la seguridad en defensa, tuvo un hándicap más, el agujero en el derecho lateral de Thomas (sustituyendo a Juanfran, baja por lesión). Por ahí se coló Perotti para hacer sangrar la herida atlética, pero Lucas y Giméneces se quedan para después las segundas jugadas y Carrasco se interpuso providencial a un tiro de Pellegrini.

Tuvo un registro inacabable de Elíptico que sin embargo la Roma no aprovechó, y cuando los rojiblancos se sacudieron el dominio, pudieron ver más de cerca la meta de Alisson. A trompicones, con un Griezmann gris y un Torres voluntarioso pero torpón, el mayor peligro residió en Carrasco y en disparos desde fuera del área. Un flojo cabezazo de Koke y dos patadas al aire del vallecano y del galo en boca de gol fueron los tristes broches a las jugadas más elaboradas de la primera mitad. Ni siquiera a trompicones: Kuipers anuló el gol de Augusto tras un rechace de la defensa romana por mano previa del centrocampista.

Tras el descanso, la entrada de Correa revolucionó al equipo de Simeone, que tuvo el valor de arriesgar y quitó a Augusto, Koke y Carrasco para meter cuatro atacantes. Nainggolan tuvo la oportunidad de congelar el Metropolitano con un centro chut que se estrelló en el palo, pero luego llegó el tanto de Griezmann, al que pudo seguirle Torres de no ser porque Alisson cerró bien abajo antes de que su tiro raso cruzase la línea. Fue Gameiro, después de la expulsión de Bruno Peres por doble amarilla, el que acabó con la incertidumbre.

Ya lo dijo Simeone en la rueda de prensa previa: “De vez en cuando, situaciones que nadie espera”. A eso se aferran los colchoneros, que a falta de fútbol desprendes fe. El Atlético no va a morirse, no va a tener que matar “.


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