Andrés Felipe Solano recibió como ganador del PBNC una obra del escultor colombiano Hugo Zapata y la suma de 40 millones de pesos. Los otros tres escritores finalistas recibieron, cada uno, un diploma y la suma de 5 millones de pesos.
Con Corea, apuntes desde la cuerda floja, el escritor Andrés Felipe Solano Mendoza obtuvo el primer lugar del Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana (PBNC) en su segunda edición, galardón que promueven EAFIT, Grupo Familia y Caracol Televisión. El veredicto del jurado se conoció la noche del martes 26 de enero, en el Auditorio Fundadores de la Universidad, donde hablaron, además del ganador, los otros tres finalistas: Tim Keppel, William Ospina y Juan Gabriel Vásquez.
“No se trata de un diario sobre mi vida en Seúl que se apoye exclusivamente en lo confesional ni una serie de crónicas sobre Corea. Tiene de ambos y supongo que en esa mezcla los jurados descubrieron algo de valor”. Ese es uno de los puntos que el autor considera pudo cautivar al comité del PBNC, presidido por el escritor mexicano Juan Villoro.
Sobre el libro ganador, Villoro dijo que se trata de una crónica muy personal sobre un país poco historiado y poco narrado, muy distinto. Sobre el autor señaló que lo escribió “como buen diarista, ignorándose un poco a sí mismo, tratando de explorar ese otro país extranjero que es el interior de una persona. Un registro existencial y al mismo tiempo un registro de alguien que está descentrado del mundo en un sentido de extranjería real y también de extranjería existencial”.
“La literatura es el hacha con la que cortamos los mares helados que tenemos dentro”. Esa frase de Kafka, que AndrésFelipe escribió en el libro, condensa parte de la motivación que tuvo para comenzar a escribir la obra ganadora. “Llegué a Seúl en 2013 con dos maletas. Era invierno, no tenía trabajo y apenas unos ahorros para dos o tres meses. Haberme lanzado de cabeza a escribir fue la única manera que encontré de existir en ese momento”.
El texto fue publicado en una editorial universitaria pequeña y extranjera, la editorial de la Universidad Diego Portales, de Chile, y eso, además de que se trata de un tema lateral como Corea, es para el escritor una muestra de la libertad que los integrantes del jurado del PBNC tuvieron para elegir.
Entre el grupo de finalistas, el libro ganador era el único representante con un estilo entre la crónica y el diario íntimo, un híbrido que auspicia el premio. Sobre la salud de ese género en el país, Andrés Felipe cree que hay más espacios que cuando él empezó hace unos 15 años, pero considera que falta arrojo y una palabra que no suele ser asociada al periodismo: imaginación. “Imaginación para contar eso que convenimos en llamar lo real sin necesidad de inventar, a eso me refiero. Svetlana Aleksiévich es una muestra brutal y muy a la mano de lo que se puede llegar a conseguir con esas dos cosas”.
El acta del premio, que leyó Héctor Abad Facionlince, director de la Biblioteca EAFIT, estipula que “con una gran capacidad de introspección y al mismo tiempo de observación, el escritor nos lleva al asombro cotidiano de una cultura lejana que se mira con simpatía pero conservando una distancia que llega a ser también comprensión de lo extraño. Hay que destacar además la lucha del escritor por construir su obra en medio de un ambiente intraducible y sobreponiéndose a cualquier dificultad”.
Finalistas del premio
Entre las otras obras finalistas estaban La forma de las ruinas, una novela histórica escrita por Juan Gabriel Vásquez y publicada por la Editorial Alfaguara. En su temática aborda los magnicidios de Jorge Eliécer Gaitán y de Rafael Uribe Uribe a partir de la historia de cazadores de conspiraciones y desde un punto de vista narrativo en el que el autor -ganador del Premio Alfaguara de Novela 2011 por El ruido de las cosas al caer- participa con nombre propio.
William Ospina estuvo también en este grupo de finalistas con El año del verano que nunca llegó, de Editorial Random House. Se trata de una novela que tiene como punto de partida la erupción del volcán Tambora que, entre los estragos, convirtió a 1816 en un año “sin verano”, al propiciar un ambiente en el que nacieron las historia de Drácula y Frankenstein.
El estadounidense Tim Keppel, radicado en Colombia hace dos décadas, hizo parte del cuartero con el libro ¿A dónde vas?, el único de cuentos entre el grupo finalista. Sobre ese género el autor resaltó que existan revistas como El Malpensante y Revista Universidad de Antioquia que los publiquen, así como las Becas a la Creación de Medellín y los concursos nacionales, pero se quejó de que ya no se publiquen Número ni Odradek. “Dicen que las colecciones de cuentos no se venden, pero como lector son lo que más leo. Con una novela hay que esperar hasta el final para disfrutar el clímax, mientras que con una colección de cuentos puede sentirlo diez o quince veces”, manifestó.
La segunda edición del premio
El Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana, que hace parte de la programación del Hay Festival, reconoce los libros de autores colombianos -o extranjeros con más de cinco años de residencia en el país-. Para la más reciente edición se presentaron 99 obras. El jurado estuvo conformado por Juan Villoro, Carmen Barvo, Mario Jursich, Juan Diego Mejía, Juan Esteban Constaín (Ganador del PBNC 2014) y Nicanor Restrepo Santamaría (falleció en marzo de 2015).
El cuarteto de finalistas se eligió de un grupo de 11 semifinalistas: La ruidosa marcha de los mudos, de Juan Álvarez;Ornamento, de Juan Cárdenas; La Casa de la Belleza, de Melba Escobar de Nogales; La rebelión de los oficios inútiles, de Daniel Ferreira; ¿Adónde vas?, de Tim Keppel; Razones para desconfiar de sus vecinos, de Luis Noriega; El año del verano que nunca llegó, de William Ospina; Adentro, una hiena, de José Libardo Porras; ¿Nos vamos a ir como estamos pasando de bueno?, de Luis Miguel Rivas; Corea: apuntes desde la cuerda floja, de Andrés Felipe Solano; y La forma de las ruinas, de Juan Gabriel Vásquez.