El experto en informática acusado de infiltrar de manera ilegal el proceso de paz asegura que era más uribista que el mismo Álvaro Uribe Vélez. Sin embargo, tras ser capturado, indica que dicha corriente política se está haciendo la de los oídos sordos frente a graves episodios de espionaje cibernético como la fachada de inteligencia ‘Andrómeda’.
Andrés Fernando Sepúlveda, el hacker acusado de chuzar las negociaciones en La Habana desde la campaña de Óscar Iván Zuluaga, afirma que su convicción por el uribismo era arraigada y que fue un convencido de que lo que estaba haciendo. En una entrevista a la revista Semana, explica cómo el Centro Democrático se dotó de información confidencial a cuenta suya y de Andrómeda, la desmantelada fachada de inteligencia que espiaba el proceso de paz desde una oficina en Bogotá. No obstante, expresa sentirse abandonado por sus copartidarios uribistas luego de ser capturado.
En efecto, Sepulveda cuenta que Zuluaga y Luis Alfonso Hoyos –líder espiritual de la campaña- vieron en él la persona idónea para hacer labor de inteligencia directa o indirecta a organismos del Estado. Dice que los líderes uribistas hicieron énfasis en que la información que sacara tenía que ir pegada del discurso de Uribe en contra del proceso de paz.
“En algún punto Luis Alfonso Hoyos se descaró y me dijo que lo que se necesitaba era tener información del proceso de paz y obtener información de inteligencia de la fuerza pública”, anota. Hoyos está en medio de una investigación por parte de la Fiscalía luego de que negara tener vínculos con el hacker, asegurando que el video revelado en el que los dos sostienen una conversación es un montaje.
“Lo que se dijo directa e indirectamente es si yo podía llegar a acceder a esa información por mis medios técnicos. Lo que ellos estaban pagando no era una campaña en redes sociales sino un experto en seguridad informática y experto en campaña negra”, añade Andrés Fernando.
Momentos después asevera que el Centro Democrático era receptor de la inteligencia que obtenía él mismo o que se compraba a Andromeda y que la campaña era consiente de dónde venía la información. Sin embargo, precisa que tuvo órdenes de infiltrar a la delegación de las Farc en La Habana, más no a la del gobierno. Aunque no descarta que el grupo negociador liderado por Humberto de la Calle este plenamente infiltrado.
Sepúlveda cuestiona las reacciones que se han tenido por parte del uribismo tras ser capturado, que mencionan que la información obtenida es conocida por la opinión pública y no de carácter confidencial. Algo así como una excusa para hacer infiltraciones.
“Eso es falso. La información que me suministraban a mí yo siempre la compartí con la campaña de manera directa y yo después veía que había otros grupos que hacían lo mismo que yo y se encargaban de distribuir los mensajes”, manifiesta el detenido.
Incluso, asegura haber recibido una lista por María Fernanda Cabal, representante a la Cámara del Centro Democrático, en la que ella y el partido pedían atacar los perfiles que no fueran compatibles con la corriente ideológica del movimiento. “Mi objetivo era atacar cualquier cosa que no fuera compatible con el uribismo y con el Centro Democrático. Incluso, dentro de lo que se ha logrado filtrar, la misma Fiscalía era objetivo de nosotros. El fiscal Eduardo Montealegre era objetivo de nosotros, el vicefiscal”, sentencia. En seguida enuncia que las chuzadas al presidente Juan Manuel Santos las propinó Andrómeda, pero que a él se le atribuye una guerra sucia en contra del Fiscal, ordenada por Hoyos y David Zuluaga en la mayoría de las ocasiones.
A la pregunta: “¿Cuándo usted es capturado, gente de pronto de la campaña, del uribismo o de algún lado se le acerca a usted o a su familia a hacerle algún tipo de prebendas para que no hable?”, responde que mucha gente le expresó que el uribismo estaba de su lado así como también el Procurador y la Defensoría.
“Mejor dicho me nombraron a todo el mundo. A mí me decían usted se va para Cespo. “Si usted quiere el mismo Uribe le entrega la casa a usted, que usted se queda en esa casa.” Y pues yo decía esta gente está conmigo, me están defendiendo, están defendiendo un patriota. Y yo insisto, yo era más uribista que Uribe. Estaba convencido en lo que estaba haciendo”, agrega.
Pero “cuando el tiempo se les empezó a acabar y yo esperaba resultados fue cuando me sentí abandonado”, insiste. De hecho, dice que se dio cuenta de que lo usaron y que perdió 10 años de su vida apoyando al uribismo.