Hagámonos pasito

Llegó el momento de hablar de narcotráfico con las Farc. A pesar de que el Estado aún está pasándose las culpas por el Proceso 8000 y después de haber evacuado los dos punto más gruesos de las negociaciones en La Habana, es el momento de hablar sobre el tráfico de drogas.

Las Farc en un comunicado plantearon sus puntos sobre el tráfico de drogas y el futuro de un país que no solo es el mayor productor de cocaína sino que ahora es un país consumidor de drogas.

En el punto de discusión de la agenda de negociación que se refiere al narcotráfico, el Estado ha sido enfático en las tareas pendientes que tienen las Farc para acabar con este flagelo. Sin embargo, el grupo guerrillero en el comunicado señala que no solo son ellos los que tienen o han tenido algún tipo de relación con el narcotráfico y que la responsabilidad no es solo suya.

La delegación fariana en La Habana es clara en decir que no es lo mismo hablar de coca y de cocaína. La distinción entre una planta que entre otras propiedades, tiene un alcaloide desde el que se produce una droga ilícita, y la misma droga es algo en lo que son enfáticos, ya que no es posible que para acabar con el problema de las drogas se deba extinguir a una especie vegetal.

En ese apartado las Farc se ponen del lado de las visiones más progresistas del problema que no consideran que acabar con una planta que ha sido sagrada para varios pueblos, vaya a solucionar un problema económico, judicial y político.

Las Farc también son claras al decirle a Colombia que el problema del narcotráfico no es un problema exclusivo de Colombia y de os campesinos que cultivan hoja de coca. El problema es mucho más complejo y pasa por las instituciones y la sociedad colombiana, llegando hasta los Estados Unidos, principal mercado de drogas ilícitas. Para las Farc, la legalización del consumo de drogas es una de las medidas que solucionarán el problema.

El que es tal vez el asunto más delicado que tocan las Farc en el comunicado es el de la relación de las instituciones colombianas en el negocio del narcotráfico. Con una serie de preguntas, el grupo guerrillero, le dice a la sociedad colombiana que está bien responsabilizarse del problema de las drogas pero que antes de cualquier cosa hay que aclarar cosas como el origen del negocio; sus primeros tiempos; su presente. También se preguntan por la verdad en casos como la ventanilla secreta del Banco de la República, que sirvió para lavar inmensas cantidades de dinero proveniente del negocio de las droga.

Con esos cuestionamientos, las Farc, ponen en el centro de la discusión un debate que h sido velado y manejado en los pasillos y en voz baja, durante casi cuatro décadas, la responsabilidad oficial en el lavado de activos y su relación con los carteles y capos de la droga. La enumeración de ejemplos, que no están amparados con reserva de ninguna índole, es extensa.

Los señalamientos a los expresidentes Turbay, Gaviria y Samper y de manera tácita al expresidente Uribe, son la estrategia que utilizan los delegados del grupo guerrillero para decir que el debate sobre la responsabilidad en el tráfico de estupefacientes debe darse de cara al país y asumiendo la verdad como venga, para poder avanzar en el establecimiento de una agenda nacional, que involucre a todos los actores, que se encargue de enfrentar el negocio del tráfico de drogas de manera directa y sincera.

De esa manera las Farc proponen una discusión de uno de los problemas del país sin que medien las armas o la amenaza de un levantamiento armado. A pesar del escozor que pueda levantar esa serie de señalamientos y ese planteamiento de una situación tan delicada, es uno de los gestos más institucionales y democráticos que ha tenido el grupo guerrillero para sentar su posición.