El clérigo moderado iraní Hasan Rohaní, único aspirante a la presidencia que tendió la mano a los reformistas, fue el ganador de las elecciones presidenciales con el 50,68% de los votos -18,6 millones de papeletas-, según ha anunciado el ministro del Interior, Mohammad Mostafa Najjar.
Con un poco más de nueve millones votos contados, Rohaní obtiene más de seis, a mucha diferencia de los dos candidatos considerados favoritos por sus apoyos entre los sectores ultras que controlan el poder, Mohamed Qalibaf y Said Yalilí. Para ser proclamado presidente se necesitaba obtener el 50% más uno de los votos. La participación del pueblo iraní se situó en el 72,7%.
Rohaní, un clérigo conservador moderado, parece haber recogido el voto de muchos de aquellos desencantados que quieren dar una oportunidad al juego democrático, antes de dejar que su país siga caminando hacia el ala de los ultraconservadores.
El nuevo presidente ha hecho llamados para rehabilitar las relaciones exteriores de Irán y sugirió la promulgación de una “carta de derechos civiles”.
Sus antecedentes en la política de Irán, se remiten a su asociación con el ex presidente Ali Akbar Rafsanyaní, en donde encabezó el Consejo de Seguridad Nacional durante el mandato de éste luego, el reformista Mohamed Jatamí lo mantuvo en su cargo. Como titular del mismo se convirtió en el primer jefe negociador nuclear en 2003, al año siguiente de que se descubriera el programa atómico secreto de Irán. Bajo su dirección de las conversaciones nucleares con el Reino Unido, Francia y Alemania, Teherán acepto una suspensión voluntaria del enriquecimiento de uranio que se prolongó hasta la llegada a la presidencia de Ahmadineyad en 2005.