Un trino del expresidente Álvaro Uribe, en el que reproduce información del Ejército sobre las zonas desmilitarizadas en el departamento del Meta para trasladar a Cuba a unos guerrilleros de las Farc, abre el debate sobre si el ex presidente cuenta con fichas al interior de las Fuerzas Armadas. El presidente Santos calificó el hecho como “irresponsable” y el Ministro de Defensa anunció que investigará cómo llegó la información a manos del exmandatario. ¿ruido de sables?
El domingo en la tarde, el expresidente Álvaro Uribe publicó a través de su cuenta en Twitter una comunicación del jefe de operaciones del Ejército, general Javier Enrique Rey Navas. Se trataba de una orden para la suspensión de operaciones militares en los municipios de Guayabero, la Macarena, Vistahermosa, Mesetas y la Uribe, en el departamento del Meta, desde las 7 de la noche de ese día hasta las 7 am del martes 9.
La información, que tenía coordenadas geográficas precisas y estratégicas levantó polémica por la delicadeza de la operación, pues se trataba del traslado desde el país a Cuba, de dos nuevos negociadores en el proceso de diálogo entre el gobierno y las Farc.
El ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, respondió de inmediato, y anunció una investigación al interior de las fuerzas armadas. “No está bien que miembros de las Fuerzas Armadas filtren información de seguridad nacional y por eso le pedí al general Alejandro Navas que haga una investigación”, señaló el jefe de la cartera militar este lunes.
Mientras tanto, el Presidente se refirió al hecho en un evento relacionado con la reparación integral a las Víctimas. “Están sembrando cizañas, están sembrando mentiras y están cometiendo actos verdaderamente irresponsables, como fue divulgar las coordenadas que tenía nuestro Ejército para permitir la salida de unos voceros de la guerrilla para La Habana”, dijo el mandatario, en clara referencia al trino de Uribe.
La filtración de información por parte de miembros del Ejército al uribismo, opositor declarado del proceso de paz, sobre operaciones que tienen como objetivo contribuir al avance de las conversaciones en La Habana prenden las alarmas sobre visos de deslealtad de las fuerzas militares a la administración Santos, fundamental para la consolidación y desarrollo de diálogos.
Más cuando, en recientes declaraciones, el comandante de las FF.MM., general Alejandro Navas fue enfático en el apoyo de las FFMM al proceso. “Sí creemos en nuestro Presidente, en su buena fe, en el optimismo del país y creemos en las circunstancias y fenómenos que se han reunido en esta coyuntura histórica para que ese proyecto salga adelante. Y la presión de los opositores al proceso nos hace pensar que va por buen camino”.
El acompañamiento y respaldo de los militares a un intento de paz es vital. Por eso, el presidente Santos designó al general Jorge Mora Rangel y a Óscar Naranjo como negociadores plenipotenciarios en el proceso, y ha anunciado que a la par de los mecanismos de garantías de la oposición vendrán reformas para velar por la seguridad jurídica de los miembros de la fuerza pública inmersos en líos con la justicia.
“Es un voto de confianza más que justo del Presidente con sus Fuerzas. Es un mensaje de tranquilidad a quienes se nos ha asignado la tarea de vencer la amenaza narcoterrorista en el campo de combate. Sin ningún espacio para la impunidad, estaríamos dispuestos a recibir una simetría jurídica sin perder la dignidad de soldados de la patria, teniendo en cuenta que los posibles delitos que se hayan cometido ocurrieron en el conflicto”, dijo Navas en este sentido.
Si el presidente Santos quiere avanzar en la iniciativa de terminar cuanto antes con el conflicto armado, las investigaciones al interior de las fuerzas militares deberían llegar a buen puerto y determinar de manos de quién y cómo llegó esa información, a todas luces confidencial, a los ojos del más grande opositor al proceso de paz.
Actos como este, sumados a la filtración a la prensa de la salida del país del comandante ‘Pablo Catatumbo’ para sumarse a los negociadores, puede minar la confianza entre las partes y derivar en la suspensión o eventual ruptura de alguna ronda de los diálogos. El gobierno podría, a través de un cierre de filas, concluir el debate y consolidar las palabras de Navas frente al apoyo irrestricto de los militares al intento de paz de su presidente.