Los detractores del matrimonio homosexual se tomaron las calles de París en la primera manifestación convocada después de que el presidente de Francia promulgara la ley que autoriza a personas del mismo sexo a casarse y a adoptar niños.
Los detractores del matrimonio homosexual volvieron a tomar hoy las calles de París en la primera manifestación multitudinaria convocada después de que el presidente de Francia, el socialista François Hollande, promulgara la ley que autoriza a personas del mismo sexo a casarse y a adoptar niños.
La tercera gran protesta de este tipo -en la que participaron 150.000 personas, según la policía, y “más de un millón”, según los organizadores- estuvo vigilada por 4.500 agentes, ante la radicalización de las últimas marchas contra la autorización de las bodas gays en Francia.
Solo al final, una vez terminada la concentración, algunos cientos de extremistas se enfrentaron contra las fuerzas del orden, lanzando botellas, proyectiles y profiriendo insultos contra los policías, el Gobierno y los medios de comunicación, hechos que condenó el ministro del Interior, Manuel Valls.
Antes, el único incidente de la jornada no se produjo en la explanada de los Inválidos, donde convergieron las marchas salidas de tres puntos de la capital de quienes reclaman que se derogue la controvertida ley, sino en la sede del Partido Socialista (PS) en París.
Una veintena de individuos de extrema derecha entraron a la sede el partido gobernante y desplegaron en el tejado una banderola en la que podía leerse: “Holande, dimisión”. Fueron desalojados por la policía y el incidente no pasó a mayores.
El resto de la jornada, que coincidía con el Día de la Madre en Francia, se desarrolló en un ambiente que el diputado Henri Guaino, de la opositora Unión por un Movimiento Popular (UMP) y próximo al ex presidente Nicolas Sarkozy, describió in situ como “familiar, pacífica y paternal”.
También salió a la calle el líder de la oposición conservadora, Jean-François Copé, que criticó las “inaceptables tentativas de presión y de intimidación” del primer ministro, Jean-Marc Ayrault, quien en la víspera había acusado a la UMP de contribuir a la “crispación y a la radicalización” al prestar su apoyo a los manifestantes.
Copé, presidente de la UMP, ha prometido que, en caso de que su partido gane las elecciones presidenciales de 2017, celebrará un referéndum sobre esa ley, aprobada por la mayoría de izquierdas de la Asamblea Nacional y el Senado.
Philippe, un manifestante llegado de Biarritz (suroeste) y agarrado a una bandera vasca, explicó a Efe que espera “que un día haya un referéndum o que se retire antes la ley”.
Pancartas, música y banderas marcaron el tono general de la protesta parisina, que en Francia se conoce como “manifestación para todos”, eslogan que se asemeja a quienes reivindicaban el “matrimonio para todos”.
En el escenario, varios intervinientes subrayaron que no son ni homófobos ni de extrema derecha y, entre cánticos contra el Gobierno y contra Hollande, insistieron sobre el problema de filiación entre un menor adoptado y dos mujeres o dos hombres.
“Queremos defender absolutamente la ley de la familia y la filiación, porque un niño es el resultado único de la unión entre un hombre y una mujer”, explicó a Efe Laure de Cotte, una manifestante que aseguró que la protesta no es homófoba pero que “hay que defender las cosas normales y no normalizar las que están fuera del circuito y son un poco contra natura”.
La adopción de menores por matrimonios homosexuales, extremo que contempla la ley y avaló el Consejo Constitucional, es uno de los puntos que más inquietan a sus detractores.
La gran ausente este domingo fue la humorista Frigide Barjot, emblema de la protesta, que no acudió porque dice que teme por su seguridad, aunque pasó la jornada atendiendo a varios medios de comunicación.
Y es que en las últimas semanas la protesta se ha radicalizado, en parte a causa de grupos cercanos a la extrema derecha como “Primavera Francesa”, plataforma que el Ministerio del Interior estudia disolver.
Queda por determinar si los detractores seguirán insistiendo y, en caso de hacerlo, si será a través de manifestaciones o si intentarán constituirse como partido político.
Aunque los manifestantes insisten en que ejercen un derecho constitucional y que pretenden seguir haciéndolo, un sondeo publicado hoy muestra que el 78 por ciento de los franceses creen que las manifestaciones deberían terminar, una vez promulgada la ley.
Entre tanto, el primer matrimonio homosexual ya se celebró el pasado 22 de mayo en Cayeux-sur-Mer (norte), en forma de validación oficial del contraído previamente en Bélgica por dos hombres, aunque se espera para el próximo miércoles el anunciado como primera ceremonia oficial, prevista en Montpellier (sureste).
Con EFE