El libertario, el anticastrista, el impulsivo, el absolutista, el gobernador de hierro, el último de la dinastía Bush… Y Hillary Clinton.
Hillary Clinton ha levantado el vuelo hacia la Casa Blanca impulsada por su experiencia como primera dama, senadora de Nueva York y jefa de la diplomacia. Con el esperado apoyo de su partido y un apellido de fama internacional, ha sellado la agenda política norteamericana hasta 2016. Dieciocho meses de confeti, debates, trapos sucios y recaudaciones galácticas para colocar a un nuevo inquilino en el despacho oval. Pero ¿quiénes son, hasta el momento, los candidatos a correr la carrera presidencial?
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Hillary Clinton, ¿presidenta inevitable?
Han pasado dos años desde que Hillary Clinton dejase atrás una Secretaría de Estado respetada pero sin grandes hazañas. Dos años en los que ha sido abuela y ha tenido tiempo de pensar en la que seguramente será la campaña electoral más cara de la historia de Estados Unidos.
La sexta mujer más influyente del mundo, según Forbes, parece haber dado un giro a su estrategia electoral. Ha mudado su cuartel general de los aledaños de Washington a Brooklyn, barrio cambiante de una de las ciudades más progresistas del país. Clinton ya no se presenta como la reina triunfalista de 2008, sino como candidata de la gente común, preocupada por la clase media, la economía del hogar y la igualdad de género. Un estilo grassroots (de base) similar a la campaña de Barack Obama, que le arrebató la nominación hace siete años.
Sus detractores la acusan de ser más de lo mismo, una “criatura de Washington” centrada en las encuestas, tocada por su gestión de la crisis de Libia y el hecho de haber usado su cuenta personal de email para trabajar.
Si gana, Hillary Clinton sería presidenta con 69 años. El barco demócrata parece amarrado para ella, pero quedan algunos “cañones sueltos”.
Los posibles candidatos demócratas
El exgobernador de Maryland, Martin O’Malley, un católico-irlandés de 52 años y mirada clara, dijo estar “considerando seriamente” postularse y este lunes reveló un vídeo con evidente olor a campaña. O’Malley ha contratado aBill Hyers, el estratega que llevó a Bill de Blasio a la alcaldía de Nueva York, y tiene una página web sospechosamente presidencial.
El exsenador de Virgina, Jim Webb, de 69 años, es uno de los potenciales candidatos más versátiles. Ha sido periodista, cineasta y escritor y tieneamplia experiencia en el departamento de Defensa. Fue el primero en formar un “comité de exploración presidencial” el pasado noviembre. Tanto Webb como Martin O’Malley han visitado recientemente el estado clave de Iowa, donde Hillary Clinton comienza hoy su campaña.
El exgobernador de Rhode Island, Lincoln Chafee, único republicano que votó contra la invasión de Iraq en 2003 y ahora demócrata, también dice considerar la opción. El referente del ala izquierda del partido, la senadora de Massachusetts, Elizabeth Warren, descartó su candidatura.
La gran sorpresa la daría el actual vicepresidente de los Estados Unidos, Joe Biden, de 72 años, que ha reconocido, “honestamente ante Dios”, no haber tomado una decisión todavía. Joe Biden fue rápidamente derrotado en las primarias de 2008; desde entonces ha sido el Sancho Panza de Obama.
Si Clinton logra unificar los apoyos demócratas, unificará también los ataques republicanos.
Marco Rubio, ‘el Anticastrista’
El senador de Florida, Marco Rubio, de 43 años, es la opción más joven del partido republicano. El candidato, que tradicionalmente buscaría su momento agazapado en la sombra, espera a que el favorito, posiblemente Jeb Bush, patine en campaña. Según The New York Times, es el “mejor comunicador” del partido, pero está “mal posicionado”: una figura cuya fama no se traduciría en votos.
Por un lado, su gradual viraje hacia el establishment en cuestiones como inmigración habría menguado el entusiasmo del Tea Party, su plataforma de 2010. Por otro, Jeb Bush se llevaría la parte del león electoral en su Florida natal.
Rubio anunció su candidatura en la Torre de la Libertad de Miami, baluarte local donde decenas de miles de cubanos tramitan su llegada a Estados Unidos desde los años noventa. Descendiente de refugiados del castrismo, Rubio es la voz que más se opone al deshielo entre Washington y La Habana, que ha calificado de “ridículo”. Para él, Barack Obama es el “peor negociador” desde Jimmy Carter.
Marco Rubio adora el fútbol americano, está casado con una antigua cheerleader y canta de memoria temas de Tupac Shakur, Eminem o Jay-Z.
Rand Paul, conservador y libertario
El senador de Kentucky, oftalmólogo e hijo del excongresista republicano Ron Paul, encarna lo más parecido a la opción antisistema en el bando conservador. Un cruzado antigobierno con tirón entre los jóvenes y voz elástica de actor cómico, un “conservador libertario” en pie de guerra, dice su campaña, contra “la maquinaria de Washington”.
Como conservador, Paul se considera parte del Tea Party, se opone al matrimonio homosexual y al aborto y es enemigo acérrimo del déficit. Se dio a conocer defendiendo a Apple frente al Congreso, cuando la compañía estaba siendo cuestionada por sus maniobras fiscales. El precandidato ha visitado varias veces Silicon Valley, el “nuevo Wall Street” o granero de financiación electoral. Es el primer político norteamericano que acepta donaciones en bitcoins, la moneda virtual sin Estado.
Pero el punto más original de Rand Paul quizás sea su postura en política exterior, de tendencia aislacionista. Cuestiona las guerras en Oriente Medio, aboga por recortar la financiación a países que cantan “muerte a América” e incluso ha pedido el boicot a Arabia Saudí, principal aliado de Washington en la región después de Israel, por el maltrato sistemático a la mujer.
Ted Cruz, ‘el Absolutista’
“La bendición de Dios ha estado con América desde el principio”, dijo Ted Cruz el pasado marzo. “Es el momento de la verdad, el momento de la libertad, el momento de reclamar la Constitución de los Estados Unidos”. Abría así la precampaña de 2016 en la Liberty University de Lynchburg, centro del pensamiento fundamentalista cristiano internacional.
Ted Cruz se ha presentado como el líder natural de las masas cristianas en EEUU, un ariete del Tea Party que ha sido descrito como la antítesis del presidente Barack Obama. Hijo de un predicador de origen cubano, el tejano Cruz rechaza el cambio climático, la reforma migratoria y el matrimonio entre personas del mismo sexo. Quiere establecer una tasa única para todos los contribuyentes, independientemente de su nivel de ingresos, tan sencilla que lleve a abolir Hacienda.
Pero su objetivo número uno es borrar “cada bendita palabra” de la reforma sanitaria, a la que en 2013 dedicó un discurso de 21 horas y 19 minutos. Su conducta férrea, entre otros factores, facilitó el cierre temporal del Gobierno por falta de acuerdo presupuestario. Su campaña le ganó la reprimenda de vacas sagradas republicanas como el senador John McCain y la fama de ser “el hombre más detestado del Senado”. Fue su salto a la primera fila.
El pasado verano, The New Yorker le hizo un retrato casi medieval, posando con aire de poder en un sillón de cuero con dos lámparas situadas, como antorchas, a los lados. El artículo se titulaba El absolutista.
Los que quedan
Entre los republicanos, la fila de posibles abarca una decena de candidatos. Por encima de todos destaca un nombre: Jeb Bush, hijo y hermano de presidentes, exgobernador de Florida que “explora activamente” la posibilidad de concurrir a las elecciones. Si Jeb Bush, de 62 años, llega a ser front runner contra Hillary Clinton, las elecciones se convertirían en una carrera dinástica.
El gobernador de Wisconsin, Scott Walker, ya tiene comité de recaudación y oficina de campaña en Iowa. Después de Jeb Bush, sería el candidato con más posibilidades. Otro posible es Jay Christie, el impulsivo gobernador de Nueva Jersey, y tres precandidatos de 2008: el exgobernador de Arkansas, Mick Huckabee; Rick Santorum, exsenador de Pensilvania, y Rick Perry, que fue gobernador de Texas. Les siguen Bobby Jindal, gobernador de Luisiana; Carly Fiona, ejecutiva, y Ben Carson: neurocirujano retirado.
Y un independiente: Bernard Sanders, de 73 años, miembro del comité presupuestario del Senado.