Historia de las calles Parisinas en imágenes

La paciencia con la que el fotógrafo francés Robert Doisneau esperaba en las calles parisinas hasta realizar una instantánea se palpa en la retrospectiva de su obra que desde hoy le dedica el Museo neerlandés de la Fotografía de Rotterdam.

Se trata, además, de la primera muestra de este influyente documentalista en Holanda desde los años ochenta, en la que se muestran 140 fotos y documentos que reflejan un París atravesado por la dureza de las décadas de los años treinta y cuarenta, así como de la posguerra.

Ubicado estratégicamente, Doisneau (1912-1994) se comparaba con un pescador expectante que observaba con paciencia las calles de París a la espera de la escena que esperaba inmortalizar para la retina de su público.

Su mirada esperanzadora le permitía ver en un entorno de dureza posbélica algunos momentos de espectacularidad cotidiana que siempre arrancaban la sonrisa.

También momentos de una libertad impropia de la época, como el que captó en una instantánea donde una pareja joven se besa en la calle parisina con el Hotel de Ville algo difuminado, al fondo de la escena.

Según el conservador de la muestra, Frits Gierstberg, esta imagen “es una de las fotografías más conocidas del mundo, reproducida innumerables veces en láminas, libros y pósters”.

“La foto, realizada en 1950 para un reportaje de la prestigiosa revista norteamericana Live, se ha convertido en el símbolo de París como la ciudad del amor y es también el punto álgido de esta muestra”, explicó a Efe Giertstberg.

Esa foto fue también la que colocó en medio de la polémica al documentalista, cuando se supo que no fue un momento inmortalizado al azar, sino que Doisneau, tras ver a la pareja besarse, les solicitó que repitieran su gesto, a la vez que les pedía permiso para fotografiarlos.

La exposición muestra a través de más de 140 fotografías y documentos “la historia de las calles de París, desde los difíciles años de crisis en la década de los 30 hasta los grandes cambios vividos al final de la destructora Segunda Guerra Mundial”, según el experto.

Para Giertstberg, la exhibición “ofrece a las nuevas generaciones la posibilidad de conocer de cerca a este fotógrafo”.

“Junto a las fotografías, cedidas por el taller Robert Doisneau de París, se pueden ver otros documentos como libros o películas sobre el fotógrafo”, que dan una completa retrospectiva de su obra, indicó el conservador, quien califica la muestra como “bonita, importante en el mundo de la fotografía”.

También es “única”, porque enseña trabajos del fotógrafo realizados antes de la Segunda Guerra Mundial, explicó Giertsberg, quien resaltó además los retratos que Doisneau realizó con su cámara a artistas como Pablo Picasso (la famosa fotografía en la que dos “croissants” semejan sus manos) o escritores como Jacques Prévert.

En la fotografía “La Señorita Anita”(1951), se puede ver que Doisneau dejaba también que la imperfección asomase en sus trabajos. En esa instantánea sobresale la sensualidad y frescura de una joven de pelo moreno y rizado que se despojó por propia iniciativa de su chaqueta para posar con hombros descubiertos para la cámara de Doisneau.

La belleza de la imagen contrasta con un detalle que llama la atención: una de las manos de la mujer está doblada y parece que el brazo acaba en un muñón, un detalle que el mismo fotógrafo comentó en la revista Contacts como un reflejo de que la “perfección no es de este mundo”.

Doisneau empezó como fotógrafo en el mundo de la publicidad y de la moda. A pesar de que es conocido por sus reportajes sobre la vida callejera parisina que le encargaban revistas de la talla de Vogue, también fue fotógrafo para empresas como Renault y cultivó el fotoperiodismo para la agencia Alliance Photo.