La Asociación de la Industria Móvil de Colombia (Asomovil) advirtió que el desconocimiento y los mitos urbanos se constituyen en la principal amenaza para la operación de la tecnología 4-G por la preocupante carencia de infraestructura.
El presidente de Asomovil, Rodrigo Lara Restrepo dijo en Confidencial Colombia que los gurús de la tecnología móvil han demostrado que las estaciones base instaladas en los cascos urbanos no producen cáncer ni cualquier otra patología. Afirmó que lamentablemente Colombia no escucha las recomendaciones internacionales, permitiendo que cada funcionario municipal o Concejal, decida promover normas al amparo del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) sobre la base del principio de precaución y que suelen ser maximalistas. “Con eso se hace imposible desplegar antenas e infraestructura”.
Aseguró que si a las empresas no les permiten extender infraestructura, no se les puede pedir calidad porque si no hay antenas, falla el servicio y se caen las llamadas. Indicó que si no hay suficientes estaciones base no hay velocidad en la Internet móvil.
“Esto es una amenaza potencial muy grave porque en muy poco tiempo Colombia entrará en la era del 4-G, pero para poder tener un eficiente 4-G que es una Internet ultra veloz en el teléfono móvil, el usuario necesita un celular, pero de igual manera un buen número de antenas. Hoy la gente está comprando en buen número celulares, pero los municipios no están dejando instalar antenas”, comentó el dirigente gremial en desarrollo del Congreso GSMA Latin América.
Así las cosas, aseveró, es muy probable que muchas ciudades del país terminen condenadas al fracaso.
Las mayores talanqueras para la instalación de antenas se presentan en Barranquilla, Ibagué, Montería, Cali, Cartagena y Bucaramanga en donde la situación es crítica. El caso de Bogotá, comenta, deja ver un panorama muy triste porque el POT en la capital de la república establece en este momento que el 40 por ciento de la ciudad tendrá restricciones para desplegar infraestructura, básicamente en zonas residenciales y de conservación lo cual se traduce en que los usuarios de esos sectores tendrán una pésima calidad o eventualmente a no tener 4-G, situación que es responsabilidad de las normas municipales ciegas y no de la industria móvil.
“La ciudad que se gana un cinco aclamado y que debe ser modelo para el resto del país es Medellín porque tiene normas para la extensión de infraestructura de alto nivel las cuales son comparables con Londres o Nueva York e donde no establecen distancias arbitrarias ni restricciones del suelo para instalar antenas. Por esa y otras razones es la ciudad más innovadora del mundo, lo triste es que mientras Medellín avanza las demás ciudades se atrasan en despliegue de infraestructura”, dijo el señor, Lara Restrepo.
El vocero de la telefonía móvil explicó que Cartagena y el barrio La Candelaria en Bogotá son un verdadero dolor de cabeza porque no permiten la instalación de torres por criterios estrictamente urbanísticos y de preservación de las zonas históricas. “Está bien que se defienda el compendio histórico de cada ciudad, pero eso no pasa en ciudades como Venecia, Florencia o París en donde es permitido desplegar infraestructura de manera mimetizada, pero sin restricciones”.
Lara dijo que en los países más serios y competitivos del mundo y en los más exigentes en salud pública como Alemania y los escandinavos, coinciden desde la óptica de sus autoridades que las estaciones base no hace daño, no afectan la salud y no son las culpables del cáncer. Por tal motivo establecen normas que facilitan la instalación de antenas.
Las ondas no producen cáncer
El físico italiano, Paolo Vecchia desmintió los argumentos que dan cuenta que las ondas de las antenas de telefonía móvil celular, de radio o televisión afecten la salud de los seres humanos.
Aclaró que las ondas de radio hacen parte de la vida cotidiana al ser emitidas por emisores naturales como el sol, la tierra y la atmosfera así como por fuentes artificiales como las ya citada.
“Lo único cierto es que hay un mito urbano porque lo que podría ser peligroso no son los teléfonos ni las antenas como tal sino los campos electromagnéticos en general. Hoy tenemos miles de estudios que comprueban que no hay riesgos en la salud, tan solo hay sugerencias aisladas, pero al ver los datos de manera global, estos son muy tranquilizantes”, anoto el experto.
Puntualmente hay 16.000 estudios sobre el posible impacto de las ondas de radio en la salud humana, pero el balance de las evidencias son muy alentadoras. Dijo que pese a su tamaño, las estaciones base suelen ser fuentes débiles porque están muy por debajo de las ondas del teléfono celular cuando se utiliza cerca de la cabeza. “Lo anterior tampoco dice que el celular sea un riesgo para la salud”.
Para el científico, el problema no es exclusivo d Colombia sino de otros países que ven las antenas con reserva sin conocer la verdad de las ondas.