Colombia afronta una semana clave en el incipiente proceso de paz abierto en el país tras el anuncio, el pasado lunes, del presidente Juan Manuel Santos de que su Gobierno y las Farc han llevado a cabo “conversaciones exploratorias”.
En los próximos días se espera un pronunciamiento de las Farc acerca de su disposición a negociar con el Gobierno. El inicio formal del proceso de paz tendría lugar en Oslo a partir del 5 de octubre para luego continuar las negociaciones en La Habana.
Así, se espera que tanto el Ejecutivo como las Farc den a conocer esta semana más detalles y ahonden en lo que podrían ser los temas a tratar en Oslo, donde las partes tendrán el acompañamiento de los Gobiernos de Chile y Venezuela, mientras que los de Cuba y Noruega oficiarán de garantes.
Hasta el momento, este incipiente proceso ha sido muy bien recibido por organismos internacionales como la ONU y la Organización de Estados Americanos (OEA), y por varios Gobiernos, entre ellos los de Estados Unidos, la Unión Europea, Ecuador y Nicaragua, además de los acompañantes y garantes.
Los puntos que están sobre la mesa son los de “política de desarrollo integral”, “participación política”, “fin del conflicto”, “solución al problema de las drogas ilícitas”, “víctimas y verdad” e “implementación, verificación y refrendación” de un eventual acuerdo de paz.
Uno de los asuntos clave será el referido al “fin del conflicto”, pues es la primera vez que la guerrilla admite que podría acabar con la lucha armada como causa ideológica y podría reincorporarse a la legalidad.
Al momento de confirmar los acercamientos, el presidente Santos manifestó además que los diálogos se cimentarán en tres principios rectores.
El primero es que “cualquier proceso tiene que llevar al fin del conflicto y no a su prolongación”, además, matizó, se debe aprender “de los errores del pasado para no repetirlos” y las fuerzas de seguridad del Estado “mantendrán las operaciones y la presencia militar sobre cada centímetro del territorio nacional”.
Aunque las partes no han indicado oficialmente quiénes serán sus interlocutores, se ha podido conocer que por parte de las FARC estarían su jefe militar, Wilson Valderrama Cano, alias “Mauricio” o “El Médico”, educado en Cuba; el llamado canciller de la guerrilla “Rodrigo Granda”, además de “Marcos Calarcá” y “Andrés París”, éstos últimos antiguos negociadores.
Y por el lado del Gobierno participarían el actual consejero para la Seguridad, Sergio Jaramillo; el ministro del Medio Ambiente y excomisionado de Paz, Frank Pearl; Enrique Santos Calderón, periodista y hermano del presidente Santos, y el consejero para la Reintegración, Alejandro Éder.
El consejero es nieto de Harold Éder, el primer secuestrado que fue asesinado por las FARC en 1965, en el departamento del Valle del Cauca, cuya capital es Cali.
Desde 1982, el Estado y los insurgentes han buscado en tres ocasiones una salida política al conflicto armado que vive Colombia desde hace casi 50 años.
La última se convirtió en un largo y tortuoso proceso llevado a cabo en San Vicente del Caguán, eje de una zona de distensión de 43.000 kilómetros cuadrados que las Farc dominaron durante casi cuatro años, entre 1998 y 2002, en el Gobierno de Andrés Pastrana.
A esas conversaciones exploratorias que han tenido el Gobierno y las FARC se podría sumar ahora la segunda guerrilla que opera en Colombia, el ELN, ya que así lo anunció esta semana.
Organismos del Estado consideran que actualmente las Farc tienen en torno a 8.500 hombres armados y el ELN unos 1.500.
El ELN también ha conversado con Gobiernos anteriores, en Cuba principalmente, pero sin resultados. El último intento que fracasó fue en 2007.
Ante el inminente arranque de las esperadas conversaciones de paz, indígenas, afrocolombianos, partidos políticos y Organizaciones No Gubernamentales han pedido espacio en la mesa de diálogo, pero hasta el momento ninguno ha recibido el visto bueno del Gobierno ni de las FARC.