Iniesta, hay vida más allá de Messi

Contra la creencia de que el Barça empieza y acaba en Messi, una larga lista de jugadores de primerísima clase demuestran en cada partido que al equipo catalán lo sostienen todos ellos, eso sí, con despuntes de una brillantez casi inigualable como los que expresan el argentino u otro de los genios de este grupo, Andrés Iniesta.

Si Messi es insuperable, Iniesta es inigualable. El argentino es la punta de lanza, el estilete, el goleador, el jugador que siempre pide la pelota, que nunca se esconde y que busca el bien común. Al lado, muchos de sus compañeros están casi al mismo nivel, pero hay uno que expresa como nadie el alma del conjunto: Andrés Iniesta.

El jugador manchego completó, una vez más, un partido soberbio que le ha valido el reconocimiento unánime en todos los foros y plataformas futbolísticas, donde se preguntan muchos cómo es posible que tanto talento no tenga la recompensa de un ‘Balón de Oro’, aunque el barcelonista ya se llevó el año pasado la distinción al mejor jugador de la Eurocopa.

Pero a la hora de la verdad, Messi volvió a reunir la mayoría de votos en la gala de la Fifa e Iniesta debió apartarse para que su compañero recogiese por cuarto año consecutivo el título de mejor jugador del planeta.

En el Barcelona, en el vestuario, en el graderío y en la familia culé no hay ninguna duda de quién es quién en el equipo, y Messi sigue reuniendo las preferencias casi unánimes, pero con la boca chica todos le otorgan también a Xavi e Iniesta ese premio, ese reconocimiento que costará que alcancen mientras el argentino continúe brillando como lo está haciendo.

Es raro ver un partido de Iniesta por debajo notable, y empieza a ser una constante presenciar sobresalientes encuentros del manchego, como el de ayer al mediodía en el Camp Nou frente al Getafe (6-1), contra el que cuajó una actuación prodigiosa, pero que caerá en el olvido, justo el tiempo que tarde en firmar otra de igual o mayor calibre.

Los partidos estelares de Iniesta empiezan a amontonarse. Sucede que al lado de la hornada de estrellas en que se encuentra en el Barcelona, muchas de sus actuaciones y acciones individuales sólo tengan vida en el momento en que se producen y no vayan más allá.

Reservado y consciente del papel que juega y el que le toca desarrollar en el Barcelona, este prodigio del fútbol que llegó a la Masia en 1996 sigue siendo una fuente inagotable de sensaciones extraordinarias para sus aficionados, que lo idolatran con locura y que esperan que pronto la directiva aborde su renovación, ya que finaliza contrato el 30 de junio del 2015.

Liquidadas las renovaciones de Messi, Puyol y Xavi, estos dos últimos dos de los cuatro capitales del equipo, la junta debería llamar ahora a Iniesta, después de fracaso en las aproximaciones con Víctor Valdés, los otros dos capitales.

Iniesta, uno de los símbolos del actual Barcelona, pronto deberá tomar el testigo que poco a poco irán cediendo Puyol y Xavi por ser los más veteranos, y erigirse en el dueño absoluto del centro del campo, escenario minado cuando arrancó su carrera profesional porque pocos técnicos fueron capaces de asentarlo como un fijo, al observar en él tantas posibilidades que lo llevaron a reinventarse en la banda, incluso como extremo.

El jugador manchego, poco llamado a la queja, lo ha encajado todo hasta que ha visto cómo su fútbol y sus facultades no pueden verse obstaculizadas por barreras tácticas. En el centro del campo, donde se manifiesta el mejor Iniesta, su fútbol puede ser espléndido, como lo fue ayer contra el Getafe, y que tanto sigue dando que hablar al día siguiente.