El secretario general de Naciones Unidas Ban Ki-Moon, afirmó que por un año permanecerá la comisión enviada a Siria para supervisar la destrucción del potencial químico de Bashar al Asasad, lo que supone una tarea que “jamás se ha emprendido antes”.
Bajo autorización de las autoridades sirias y a petición de las demandas de la comunidad internacional, el armamento químico utilizado en contra de la población de Damasco, además de los cientos de reservas del régimen de al Asasad, será supervisado y destruido por cerca de 100 inspectores de la ONU. Según un informe presentado por Ki-Moon al Consejo de Seguridad del organismo bilateral, la misión “buscará conducir una operación que por sus características, para decirlo simplemente, nunca ha sido emprendida antes”.
La odisea de localizar, supervisar y erradicar el arsenal químico ha sido punto de debate entre las partes involucradas debido al alto grado de tensión en que se encuentran Estados Unidos y Siria, luego de la congelada intervención militar que estuvo a punto de estallar semanas atrás. No obstante, el panorama vislumbra un camino positivo.
Desde una reunión entre representantes de Estados Unidos y Rusia en Indonesia, el secretario de Estado de norteamericano John Kerry, destacó que el proceso de desarme químico se empezó en “tiempo record” gracias al consentimiento de Siria de habilitar una intervención internacional diplomática.
“Estamos agradecidos a Rusia por su cooperación y, por supuesto, a Siria por su consentimiento”, señaló el Secretario.
Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores ruso Sergei Lavrov, convocó junto a su homólogo norteamericano a una conferencia internacional sobre la paz en Siria, instalada en el marco de Ginebra II, para continuar en la resolución del conflicto por vías diplomáticas,
“Nos pronunciamos a favor de la convocatoria de la conferencia internacional a mediados de noviembre”, precisó Lavrov.
Durante los dos años en que la guerra en Siria ha tenido puntos más prominentes, más 100 mil personas han muerto, incluyendo los 1.400 fallecidos en el atentado del 21 de agosto en un suburbio de Damasco bajo los efectos del gas sarín.