¿Invertir en España?

Pasados los fastos del mundial de fútbol que nos permitieron escapar a otra dimensión de la realidad, estamos de regreso y reaparecen los temas de preocupación diaria en los círculos del mundo económico. Por ejemplo, una pregunta cada vez más recurrente es si están dadas las condiciones para que sea bueno invertir en España. Columna de opinión de Jaime Polanco, empresario y Presidente de Confidencial Colombia.

La inversión extranjera en España el último año ha sido de más de 15.000 millones de euros, cifra sumamente importante que indica el interés y la confianza del sistema financiero mundial en la pronta recuperación de la economía ibérica.

Inversiones en sectores como las finanzas, manufacturas, inmobiliario y construcción devuelven la sonrisa a miles de pequeñas y medianas empresas que, habiendo hecho bien la tarea, se vieron obligadas a ralentizar sus actividades por falta de financiación bancaria.

Afortunadamente las cosas están cambiando, según los últimos datos del FMI la economía española crecerá el 1.2% en 2014 y el 1.6% en año siguiente. El desempleo bajara del 26% actual a cifras todavía altas pero esperanzadoras en los próximos años. El boom del turismo ayudará a mejorar la balanza de pagos y a reciclar un sector que recibe este año algo más de 60 millones de visitantes.

Ha vuelto la confianza en el consumo, quizás haya un poco más de liquidez en el sistema bancario después del traumático plan de ajuste de la banca española y el Estado y las instituciones han ido reduciendo su particular estructura y adecuándose a las necesidades reales de la sociedad.

Durante esta larga crisis económica que ha durado más de ocho años, la admirada sociedad española ha pasado por todo tipo de calamidades y ha sufrido en sus propias carnes las críticas más feroces y mordaces que se recuerdan sobre una economía occidental. Del paraíso a la miseria decían algunos medios sobre el vuelco a la situación económica y política de España.

La crisis global de finales de la década pasada cogió a el país ibérico con el pie cambiado. Crecimiento económico engañoso muy por encima de la media europea, nivel de gasto y endeudamiento como si el mundo no tuviera fin. Desarrollo de la denominada economía del ladrillo como si pensaran que en España cabía toda Europa, y tantos desmanes cometidos en nombre del desarrollo que al final alguien tuvo que pagar la ronda de tragos por que todos desaparecieron cuando la factura llego.

Esa crisis sin precedentes dejó más de 400.000 empresas cerradas, un desempleo galopante de casi el treinta por ciento, un recorte en la financiación por parte del sistema bancario total y absoluto para pequeñas y medianas empresas y familias endeudadas por el boom inmobiliario. Una economía muy dependiente del turismo y muy poco desarrollada a nivel industrial y unos sucesivos gobiernos débiles que miraban al cielo con la esperanza del mensaje divino para resolver la mayor crisis de la sociedad española de los últimos siglos.

Todo esto no ha hecho si no reafirmar la capacidad de aprender y mejorar de un país todavía joven en sus instituciones democráticas y con una clara vocación de ser una potencia económica a nivel mundial.

El éxodo de empresas españolas buscando otros mercados para desarrollar sus activos técnicos y explotar sus capacidades profesionales ha llevado a las compañías a invertir algo mas de 17.000 millones de euros en el exterior, principalmente en Europa y con un especial énfasis en las economías latinoamericanas donde destaca la inversión en Colombia por cerca de 800 millones de dólares. Estas empresas están aportando experiencia, mano de obra cualificada, capacidad para resolver e implantar soluciones en empresas en vías de desarrollo y una gran vocación de construir futuro junto a las empresas locales.

Pero no todo esta hecho en el camino a la recuperación. Falta principalmente hacer una reforma laboral acorde a los tempos de las empresas, recuperar cosa que no será fácil, el poder adquisitivo de los salarios, aumentar la liquidez en el sistema financiero para que empresas y familias puedan solventar los niveles de endeudamiento y salir de la crisis con el menor lastre posible. Liberar algunos mercados para hacerlos más competitivos, diseñar una hoja de ruta capaz de cambiar el sistema productivo del país para salir de los clásicos sectores que han llevado la economía a la situación actual. Mejorar el consumo y la confianza por que no basta con el sector exterior para recuperar rápidamente la economía. Invertir en investigación y desarrollo para que la innovación de las nuevas empresas sea competitiva a nivel internacional.

Todos estos apuntes ayudaran a que empresarios de otros países y especialmente de Latinoamérica, puedan ver en la economía española una oportunidad de inversión y desarrollo de sus ya sofisticadas compañías quienes tienen después de muchos años de crisis una gran vocación de ser realmente multinacionales. El tratado de libre comercio de algunos países de la región con la Unión Europea servirá para que España sirva de puente una vez más entre el nuevo mundo y el viejo continente pero esta vez en dirección opuesta.

A la pregunta de si España es un país donde invertir y obtener rendimientos empresariales y financieros, la respuesta es afirmativa. Ahora es el momento de hacer alianzas y ayudar a recuperar una economía de gran potencial que sin duda traerá buenos dividendos a quienes apuesten por ella.