Unas 20.000 personas salieron a las calles de Dublín para protestar contra la política de austeridad del Gobierno irlandés y advertir de que, después de varios años de duros ajustes, la ciudadanía está “harta” y lista “para pelear”.
Esto no lo dice algún aguerrido miembro del sindicato de estibadores. Son palabras de Kay Wilson, una anciana de frágil apariencia que, junto a otras compañeras de la “Asociación de Viudas de Irlanda”, marcha tras una pancarta y grita contra los recortes.
“Estamos aquí porque el Gobierno quiere rebajar las pensiones y eliminar beneficios, como la gratuidad del transporte, y no nos lo podemos permitir. Queremos que se recorte a los que más tienen y que se deje en paz a los más vulnerables. Si quieren pelea, la tendrán”, aseguró esta viuda de 76 años con experiencia en campañas de resistencia.
Su organización ya participó en otra protesta este año contra una propuesta del Ejecutivo encaminada a retirar la tarjeta sanitaria a los mayores de 70 años que superasen ciertos ingresos, iniciativa que fue paralizada bajo la presión de este colectivo.
Este caso es un ejemplo de la manera en que se manifiestan los irlandeses, poco dados a “tirarse a la calle”, pero muy activos en pequeñas campañas para protestar sobre asuntos muy concretos, según explicó Tina McVeight, de la “Campaña Contra los Impuestos de la Vivienda y el Agua” (CAH&WT), uno de los grupos organizadores de la marcha de hoy.
No obstante, esta manifestación podría servir “para canalizar toda la rabia acumulada” y “enviar un claro mensaje” al Gobierno de coalición entre conservadores y laboristas, que presentará el próximo 5 de diciembre unos presupuestos generales de 2013 que traerán “más recortes y medidas de ajuste”, aseguró la activista.
Junto a la CAH&WT, la marcha fue convocada por los grupos ciudadanos “Muestra de Desafío y Esperanza” (SDH), “Comunidades Contra los Recortes” (CAC) y el “Consejo de Dublín de Sindicatos” (DCTU), a los que se unieron también diversas asociaciones cívicas venidas de diferentes puntos del país con reivindicaciones de distinta índole.
Aunque la presencia policial fue numerosa, la manifestación transcurrió pacíficamente durante un par de horas por el centro de la ciudad, hasta acabar frente a la Oficina General de Correos, uno de los edificios más emblemáticos de la revolución irlandesa de 1916 contra la ocupación británica.
Allí, el presidente del DCTU, Michael O’Reilly, recalcó que la sociedad irlandesa ha dado un primer paso para “obligar al Gobierno a revertir su política de austeridad”, la cual calificó de “fracaso económico” y “catástrofe social”.
Desde que Irlanda solicitó en noviembre de 2010 a la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional un rescate cuantificado en 85.000 millones de euros, su ciudadanía ha confiado, en mayor o menor grado, en el rumbo marcado en este programa de ayuda al Gobierno.
De hecho, las inspecciones internacionales han certificado cada trimestre los progresos de Dublín para alcanzar todos los objetivos fijados en el rescate, lo que ha convertido a este país en un ejemplo para los socios comunitarios que, como Alemania, aseguran que las políticas de austeridad funcionan.
Según O’Reilly, la realidad es que es “imposible salir de la recesión a base de austeridad”, porque “con cada recorte del gasto público y con cada euro que quitamos del bolsillo del trabajador estamos cavando nuestra propia tumba”.
“Ni nosotros ni la economía pueden permitirse otro presupuesto general austero”, insistió el sindicalista en referencia a unas cuentas para 2013 con las que el Estado prevé ahorrar 3.500 millones de euros a través de un recorte del gasto público de 2.250 millones y de la introducción de medidas fiscales con las que espera ingresar 1.250 millones de euros.
Su intervención fue aplaudida por Tom Healy, director del Instituto de Investigaciones Económicas Nevin (NERI), quien desfiló con otros colegas de profesión tras una pancarta que decía: “Economistas Contra los Recortes”.
“Cada vez hay más analistas que piensan que es imposible combinar las políticas de austeridad con las de crecimiento. Con los recortes, secamos la economía, los negocios cierran y aumenta el paro. Nuestros ingresos fiscales caen y la factura de la seguridad social crece”, señaló Healy.
En su opinión, el Gobierno debería centrar sus esfuerzos en “invertir dinero en proyectos de creación de empleo, en ayudar al pequeño empresario y subir los impuestos a los más ricos”.