Dislabeth Mejía casi nació en el chavismo, tiene tiene 22 años, acaba de llegar a Bogotá procedente de Bucaramanga, donde estuvo dos meses ‘buscándose’ la vida tras salir de Venezuela “Casi con lo puesto”. Vive con un primo y cuatro amigos más en un pequeño apartamento, y subsiste mientras pasa la vida vendiendo llaveros en el parque de la 93, en el norte de la ciudad, a 3.000 pesos unidad. Dislabeth nunca pensó que llegaría a eso cuando hace 5 años comenzó a estudiar Economía en una universidad de Caracas. Ahora, graduada, ve imposible ver recuperar la economía de su país en, al menos, una generación.
Contar con cifras oficiales que expliquen la razón de la crisis económica en Venezuela es complicado debido a que el Gobierno del país sudamericano dejó de publicar los datos de algunos indicadores económicos fundamentales desde 2015.
Datos del PIB, la inflación, la balanza fiscal y el desempleo son indicadores que son difíciles de conocer con exactitud ante la ausencia de información por parte de las autoridades venezolanas.
Sin embargo, datos privados revelan la situación económica del país. El prestigioso economista español Juan Rallo, ha hecho público un estudio en el que queda destrozada el planteamiento económico del chavismo en los 20 años que llevan en el gobierno. Rallo se refiere entre otras variables a la hiperinflación, renta per cápita, desigualdad (gini), índice de pobreza y % de éxodo del país. Estos son los datos:
Hiperinflación. El bolívar ha perdido desde 1998 el 99,999997% de su valor. Es decir, es una moneda completamente muerta.
Hundimiento de la renta per cápita venezolana: un 46% desde 2013. Más que durante la Guerra Civil Española o la Gran Depresión de los Estados Unidos en el siglo pasado. Casi el doble que en Grecia durante el “austericidio”. Y el colapso sigue en aumento…
La desigualdad se ha disparado en Venezuela a los niveles más altos de toda América Latina. El índice Gini llega a 0,68.
La tasa de pobreza en Venezuela abarca al 86% de toda la población (frente al 44% de cuando Chávez llegó al poder). El 60% de la población ni siquiera cuenta con renta para adquirir 2.200 calorías diarias de comida.
Como consecuencia de este empobrecimiento masivo provocado por el socialismo chavista, Venezuela ha experimentad ya el mayor éxodo de la historia de América Latina. Casi 3,5 millones de personas han abandonado el país desde 2015.
Entre los problemas que el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) contemplan para la economía venezolana en 2019 están los riesgos geopolíticos y la crisis política que afectan las estimaciones de crecimiento de la nación.
“La economía venezolana se contraerá por quinto año consecutivo impulsada por la caída de la producción del petróleo y la inestabilidad política y social”, se lee en el documento Desafíos para el crecimiento constante del BM.
Además, de 2012 a 2013, la inflación aumentó en casi 20 puntos porcentuales, un año después en 16 puntos y de 2014 a 2015 en casi un 50 por ciento, de acuerdo con el último registro oficial.
Según los datos privados, en 2017 la inflación rondó poco más del 600 por ciento y durante 2018 llegó a 1.37 millones por ciento.
El pronóstico del FMI para 2019 es que los precios aumenten hasta en 10 millones por ciento, un dato sin precedentes a nivel mundial.
El exceso y emisión artificial de la masa monetaria por medio de aumentos periódicos al salario mínimo, un mercado interno débil y políticas públicas que distorsionan la economía a través de subsidios por cualquier motivo, son algunas de las causas que tienen a los venezolanos viviendo en una hiperinflación desmedida.
Los indicadores de desempleo son otros datos que reflejan preocupación; después de los niveles oficiales de desempleo que rondaban el 7%, la tasa de desempleo se disparó en los últimos dos años a niveles de 26,4% en 2017, y de 34,3% en 2018.
Con estas cifras no es difícil entender que al menos 3,5 millones de venezolanos de toda clase social como Dislabeth Mejía hayan salido del país en busca de mejor vida. Esa que el chavismo no le pudo dar.